Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
31 May 20
Juan 17, 1b-19
Que sean uno como nosotros
Jesús dijo: «Yo ya no estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura. Pero ahora que voy a tí, y estando todavía en el mundo, digo estas cosas para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría. Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu Palabra es verdad».
El texto que tenemos hoy para reflexionar, corresponde a la tercera parte del Evangelio de Juan, mencionado como el libro de la Gloria. Aquí Jesús frente a la despedida, se prepara para demostrar el amor profundo por sus amigos. Les ha prometido que no estarán solos, que vendrá el Espíritu Consolador para hacerles compañía en el caminar evangelizador que deberán emprender. Ante la proximidad de su pasión, vemos a Jesús en la intimidad profunda con su Padre Dios en el Huerto de los olivos, abriendo su corazón, suplicándole por sus discípulos (amigos) que son los continuadores de su misión. Jesús ora, para pedir su protección y que los mantenga unidos, que les conserve un espíritu alegre, a pesar de todas las pruebas difíciles que tendrán que vivir. Pide que los proteja del maligno e invita a nuevos hermanos para incorporarse como sus discípulos. Jesús se mantiene firme en su convicción de amor a los hermanos/as, es la razón de su venida a la tierra. Es conmovedora la manifestación de tanto cariño a sus discípulos de aquel tiempo y por nosotros, invitados a seguir su tarea; todos estamos incorporados en sus súplicas hacia su Padre, dando un nuevo sentido a la existencia. Es maravilloso el tono de realidad del Señor, que conoce todos los peligros a los que estamos sometidos al “estar” en el mundo, sin “ser” del mundo, y como nos pide protección frente a “la maldad, que siempre nos acecha”.
En lo personal me emociona el sentirme reconocido como “amigo” por Jesús, siendo tan indigno en mi humanidad limitada. “Ya no os llamo siervos… a vosotros os llamo amigos” (Jn 15, 13-15). Que regalo más excelso que el de la amistad. Se dice que los amigos son los hermanos por elección. Recordemos a nuestros grandes amigos, con los que nos hemos acompañado y cuidado en la vida. Muchas veces el amigo/a es aquel que ha compartido nuestra vida desde la infancia o juventud, conociendo nuestras fortalezas y debilidades, nuestros miedos y fracasos y que siempre ha estado allí para darnos la mano y poner el hombro para cargarnos, en forma incondicional, sin preguntar razones.
La amistad es una de las realidades que los hombres de todos los tiempos valoramos más. Tener un amigo/a es tener un tesoro. El amigo/a está presente cuando nadie lo está, sin ser llamado, porque ve la necesidad de estar junto al otro… simplemente para decirle sin palabras: Amigo/a, estoy aquí, contigo. “La Amistad es como la sangre, que acude a la herida sin ser llamada” (Francisco de Quevedo).
En relación de nuestra amistad con el Señor, Santa Teresa de Jesús (de Ávila) nos da una pista en torno a la oración: «No es otra cosa oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama».
¿Cómo debemos entender esta amistad con Jesús? la repuesta la tiene el Apóstol Juan cuando señala: “Él dijo a sus discípulos que serán sus «amigos» si obedecen sus mandamientos” (Jn 14,14) “Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre” (Jn 15, 15)
Debemos valorar la amistad como una virtud en cuanto refleja el amor de Jesús por todas las personas, sin distinción: en efecto, en Mateo (11,19) y en Lucas (7,34) se denomina a Jesús “amigo de publicanos y pecadores”. Lo mismo vale para los casos en los que Jesús se dirige a los discípulos, llamándoles “amigos” (Lc 12, 4; Jn 15, 14)
Lo más sorprendente de esta relación de amistad que debe ser incondicional de nuestra parte, es tener la certeza de que, a pesar de todos nuestros pecados y limitaciones, nuestro amado Señor hace una elección por nosotros: “no sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido y destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure” (Jn 15,16). Esta noticia es la mayor felicidad que nos debe acompañar en cada paso en nuestro proceso de conversión.
Que maravillosa coneccion entre la palabra del evangelio y la amistad, jamas las habria asociado. La definicion de amistad en todos sus ambitos…. Dios y sus discipulos, Dios y nosotros y amistad entre nosotros mismos, simplemente inspiradora. No deja ninguna duda que la amistad es un sentimiento inspirado por Dios.
Gracias miles Luis por tu explicacion del evangelio este domingo