Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
06 Ene 09
Marcos 6, 34-44
Jesús se revela como profeta
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.» Él les replicó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.» Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Este evangelio es también conocido como “la multiplicación de los panes”.
Si tomamos esta narración como un cuento sacado de la Biblia nos resultara muy bonito y, tal vez, algo fantástico. Eso que Cristo, al ver a todo ese inmenso gentío que le seguía, se compadeciera de ellos. Juntó a sus discípulos y luego de recolectar lo que tenían para comer, solo cinco panes y dos pescados, procedió a hacer el fabuloso milagro de la multiplicación de los panes.
Se dice que comieron más de cinco mil personas y les sobró, tanto que llenaron siete canastos. Hasta aquí, todo muy bien como historia pero, ¿nos hemos dado cuenta que aún hoy, 06 de Enero del 2009 este mismo prodigio sigue produciéndose?
En cada instante, en el mundo entero, en cada lugar donde se celebra misa, el celebrante luego de Consagrar el pan y el vino lo reparte o entrega a quienes se acercan a recibirlo.
Al repartir el pan no solo se está entregando el cuerpo y la sangre de Cristo sino que junto con ello se está entregando un poco de fuerza, paz y amor, no solo para el que lo recibe, sino que éste, a su vez, lo debe entregar en forma de amor y paz a sus semejantes.
Así la multiplicación de los panes seguirá ocurriendo hasta el fin de los tiempos. Está en nosotros hacer que más gente se acerque a recibir a Jesús. Debemos demostrar con hechos que vale la pena, no nos encerremos en nosotros mismos.
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