Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.29 May 21 Marcos 12, 13-17
Dar al César lo que es del César
Querían pillar a Jesús en algo que dijera. Con ese fin le enviaron algunos fariseos junto con partidarios de Herodes. Y dijeron a Jesús: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te inquietas por los que te escuchan, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios. Dinos, ¿es contrario a la Ley pagar el impuesto al César? ¿Tenemos que pagarlo o no?» Pero Jesús vio su hipocresía y les dijo: «¿Por qué me ponen trampas? Tráiganme una moneda, que yo la vea.» Le mostraron un denario, y Jesús les preguntó: «¿De quién es esta cara y lo que está escrito?» Ellos le respondieron: «Del César.» Entonces Jesús les dijo: «Devuelvan al César las cosas del César, y a Dios lo que corresponde a Dios.» Jesús, pues, los dejó muy sorprendidos.»
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con seres humanos que quieren poner en duda nuestra fe? Porque hoy en día es difícil ser creyente, seguidor o seguidora de Cristo, sobre todo con los diferentes mensajes que nuestra sociedad nos da.
Se cuestiona en todo lugar el cómo creemos en un Dios que nadie ha visto, en un hombre que existió hace dos mil años (si es que creen que existió). Incluso se nos pide ser “modelos morales” y están atentos a nuestras debilidades. ¿Quién no es o tiene aquel personaje que reclama al creyente porque no es más empático o amorosa o incluso más generosa con sus bienes?
También se nos encasilla en ciertas corrientes políticas y por eso se nos condena si somos más liberales o apoyamos movimientos que parecieran no condecirse con la fe, como manifestaciones en favor del feminismo o los derechos de los trabajadores.
Esto es sumamente importante en momentos tan significativos que se viven en estos momentos, en especial en America Latina, donde vemos estallidos sociales o movimientos de reivindicación tan potentes.
Todo creyente o seguidor de Cristo debe ser libre para adherirse a las causas y a la política que considere más afín a sus pensamientos, pero por supuesto sin olvidar lo que es de Dios.
Personalmente me declaro feminista, porque busco la igualdad entre hombres y mujeres, a nivel de oportunidades, educación, seguridad y participación ciudadana (entre otros muchos aspectos sociales). Y lo soy basada especialmente en lo que nuestro Maestro Jesús nos dice en los evangelios, el cómo se dirige a las mujeres para anunciarse, para declararse Verdad y Vida, para sanarlas de marcas que sabemos todas llevamos en nuestras pieles: la que esta encorvada por el cansancio de ser jefes de hogar y madres solas; la que sufre enfermedades de mujer que aún en el siglo XXI no son curadas porque la investigación médica se preocupa más de las enfermedades masculinas; las que están en su lecho de muerte (real o psicológica) por haber sido abusadas y vejadas; las que se han debido prostituir para mantenerse, perdonándolas y amándolas; de las que se han pretendido apedrear por como viste, actúa o vive. En cada una demuestra como amó y consideró como iguales a toda mujer.
Jesus no rechazó la participación que cada persona tiene dentro de la sociedad, sino que recalca que debemos tener esa actividad, sin olvidar nuestra “otra actividad”, la de estar cerca de Dios. Probablemente de esa manera ambos mundos puedan mejorarse, porque ¿Quién no estaría de acuerdo con mejorar las condiciones de trabajo de tanto asalariado en rangos de esclavitud? ¿Quién no estaría de acuerdo en dar salud de calidad a nuestros pobres y ancianos? ¿Quién no dejaría de luchar por los abusos económicos que mantienen a tantos y tantas viviendo sin esperanza? ¿Quién no puede dejar de escandalizarse con la acumulación excesiva de bienes?
Participar en la sociedad es parte del juego que significa vivir en ella. La iglesia lo ha considerado en la extensa bibliografía sobre doctrina social. No se contrapone con el ser creyente y por supuesto no se trata de alzarnos como modelos morales por sobre otros que piensan diferentes. Lo importante es siempre considerar que habría hecho Jesús en mi lugar dentro de la sociedad. Y los que vean actuar con esa coherencia a los seguidores de Cristo quedaran sorprendidos…