Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
30 Sep 17
Juan 1, 47 -51
Veréis los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
“Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Este Evangelio de Juan conmueve pues nos muestra en forma clara el conocimiento y elección que hace Jesús de cada uno de nosotros (en la figura de Natanael), para llamarnos a trabajar por las tareas del Reino de Dios. ¿Quién era este discípulo escogido? De los antecedentes que se tienen, se piensa que era originario de Caná de Galilea, amigo de Felipe quien lo invitó a formar parte del grupo de los 12 que acompañaban a Jesús. Solo el Evangelio de Juan lo menciona como Natanael, en tanto que los otros evangelistas Sinópticos lo llaman Bartolomé. Al ser invitado por Felipe, inicialmente tiene dudas y expresa un prejuicio lapidario sobre Jesús al decir “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Luego cuando conoció a Jesús quedó inmensamente conmovido y lo reconoció tempranamente como el Mesías proclamándolo: “Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.” Cuenta la tradición que Natanael/Bartolomé, luego de la Muerte y Resurrección del Señor, siguió su tarea sin descanso, con un compromiso admirable con la causa de Dios hasta entregar su vida en el martirio. Viajó a India y Armenia evangelizando grandes territorios convirtiendo al cristianismo a muchos pueblos de la región.
Por este gran trabajo evangelizador se le considera patrono de la Iglesia Apostólica de Armenia y de Malta. Dice la leyenda que convirtió al cristianismo a Astiages rey de Armenia, quien luego se arrepintió por influencia de sus sacerdotes, esto le valió la enemistad del rey que le exigió que renegara de la fe cristiana. Por esta negativa, Bartolomé fue martirizado siendo desollado vivo proclamando a Dios.
Como nota adicional sobre historia del arte, es interesante mencionar que Miguel Ángel en su célebre pintura del Juicio final que se encuentra en la capilla Sixtina, pintó a San Bartolomé sosteniendo su piel en sus manos. En el colgajo de piel se pueden distinguir con nitidez las facciones del pintor. Se piensa que Miguel Ángel pintó su cara en la piel despellejada del mártir como signo de que él creía no merecer el Cielo, pues estaba atormentado.
La relación de Natanael/ Bartolomé con Jesús nos llama a reflexionar sobre distintos aspectos de nuestra propia vida: Jesús ya conoce al discípulo antes de que se presente él , porque lo vio a la distancia “cuando estaba bajo la higuera” que representa una instancia de dedicación a la oración y el estudio de las escrituras. Sabe que es un hombre de bien y lo califica como “un israelita de verdad en el cual no hay engaño”. En esta perspectiva debemos reconocer que el Señor sabe todo lo de nuestra vida, y que nos observa mientras estamos bajo “nuestras propias higueras”. Natanael dudó al inicio diciéndole a Felipe que no pensaba que nada bueno pudiera surgir de Galilea. ¿Cómo estamos por nuestra parte? ¿Cuánto dudamos de la presencia de Jesucristo en el mundo de hoy, lo que nos impide tomar decisiones valientes y decididas por el trabajo del Reino en la sociedad contemporánea? Y por último que “poca cosa” nos sentimos frente al testimonio y sacrificio del apóstol que no renegó a Dios sufriendo el más doloroso de los martirios, al ser despojado de su piel y dejado morir en carne viva ante el desprecio de una sociedad sin Dios. ¿Cómo estamos por casa? ¿Cuánto huimos del dolor y del sacrificio y nos acomodamos en silencio a esta estructura de sociedad agnóstica que persigue y ataca los valores del evangelio por lo cual se entregó nuestro Señor Jesucristo? … que el testimonio de Natanael nos invite a la reflexión personal y nos dé un poco de coraje y unidad en la tarea del Reino que tenemos que defender como cristianos en la hora actual.
Dificíl tarea en un mundo que tiene al dinero, al poder y al ego como Dios.
Las conversaciones diarias siempre prevalece el Yo, estar sobre los demás, olvidando por completo que somos un templo donde vive Jesús.
No pierdo la esperanza que despertemos, el gran Dios nos habrá dado tanto como compartamos.