Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
04 May 09
Juan 10, 22-30
Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí
Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la dedicación al templo. Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón, cuando los judíos le rodearon y le dijeron; “Hasta cuando nos tienes en suspenso? Si eres el Cristo, dilo claramente”. Jesús les respondió: “Ya se los he dicho. Pero Uds. no quieren creer. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre declaran quien soy yo. Pero Uds. no creen porque no son de mis ovejas. Mis ovejas conocen mi voz yo las conozco a ellas. Ellas me siguen y yo les doy vida eterna. Nunca morirán y nadie me las puede quitar, porque mi Padre, que me las ha dado, es mayor que todos y nadie se las puede quitar a Él. Yo y mi Padre somos uno mismo.”
De qué manera nos permite esta lectura descubrir y proponer a Dios? Jesús nos dice aquí claramente: son las vidas de las personas las que importan, porque creemos que en esas vidas se da la presencia de Dios. “Por qué Uds. no creen, por que no son de mis ovejas”. Estamos aturdidos con tantos ruidos exteriores y enviciados con evadirnos también con ruidos interiores… nuestra baja tolerancia a la frustración, a los miedos, angustias, sufrimientos, nos dificultan participar de la gratuidad de Su amor.
Cada persona en su ser mas intimo, en lo trascendente que todos tenemos, llevamos la impronta del Creador, tenemos la posibilidad de escuchar, de atender, de profundizar en silencio interior, a ese Ser que está dentro de cada uno/a, y que no tenemos que buscar o distraernos con las cosas de afuera. Esta dentro… es la “iluminación interior” que traspasa nuestra percepción… que otros ven… de diferentes modos…
Tan solo “hacernos de tiempo”, mis ovejas conocen mi voz y yo las conozco”…. En las distintas etapas del desarrollo de la persona, ellas van alcanzando niveles avanzados de madurez espiritual, empiezan a florecer la capacidad de amar, vitalidad, personalidad, conciencia personal, intuición, percepción, el “reconocer que existen”, ya nos permite “vivir conscientemente esta dimensión del Ser”, que no es otra cosa que vernos desde los ojos del Espíritu, de nuestro Ser. Nuestro destino último es conectarnos con el Espíritu, no perder de vista nuestra realidad extraordinaria, divina, y vivenciar esto momento a momento.
“Las obras que yo hago en mi nombre”… nuestros actos, actitudes, en que gastamos nuestro tiempo… Lo que ven en nosotros/as las personas que nos rodean, hablan a las claras de mis opciones y mi entrega en la vida. Muchas veces en este tiempo post -moderno que vivimos, hasta es necesario explicitar con palabras, gestos y sentimientos. Ser creativos, para encontrar modelos nuevos de comunicar mi alegría y con-fianza puesta al servicio del otro/a, de la comunicación interpersonal, rescatar ese tu a tu, esa entrega de pequeños momentos: “Marta por que te afliges? María me ha dado lo mejor… deja de lado lo que no es importante…te espero! En fin, aquello que comunique lo que queremos trasmitir, cambiar, interpelar a este mundo en crisis!
“Ellas me siguen”… de qué forma? Hasta donde? ¿Con qué condiciones? Descubrir los caminos que Dios nos “pide prestados” para encontrar-nos y encontrar a los hombres de hoy y los caminos que los hombres encuentran para descubrirlo, es todo un desafío, pero no imposible.
“Mis ovejas me conocen y yo las conozco a ellas…y nadie me las puede quitar”! Que tierna y hermosa declaración… en tiempos en que es difícil encontrar desinteresadamente quien se ocupe de mi, hacerme cargo del otro/a, de sentir la cercanía de mi hermano/a, que bueno es contar con la certeza de que el Ser interior que vive en mi…es mi roca y mi seguridad!
¡Mi Padre y yo somos uno! Aquí esta para mi humilde experiencia el núcleo de este pasaje evangélico: mi Padre y yo somos uno! Podemos tratar de experimentar esta dimensión de amor, pura gratuidad! Somos uno…! Y como en toda relación se necesitan dos, El y mi Ser… para establecer ese encuentro, diario, sencillo, voluntario, buscado.
¿Cómo? buscando cada día ese lenguaje interior del silencio, de la escucha, para que entren la gracia y el amor! ¿Quién podrá contra mí? Si de verdad me entrego y me fío de Él, como decía Santa Teresa de Ávila; nada te turbe, nada te espante… sólo Dios basta!
Desde Piura-Peru, como Catòlica y Miembro de
MIAMSI, reciban mis felicitaciones y que Dios los bendiga por sus excelentes comentarios.
Soy asidua lectora, desde que llegaron a mi correo. GRACIAS