Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
16 Abr 16
Juan 12, 44-50
“El que cree en mi…”
Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.»
Que cierto resulta lo que nos dice Juan en su lectura » el que cree en mí, en realidad no cree en mí sino que en aquel que me envió” Con esto sencillamente, Jesús nos está recalcando respecto al misterio de la trinidad. Si creemos en El, creemos realmente en el Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Lo que, tal vez ocurre es que, desde siempre, nos ha resultado más cercano a nosotros Jesús, el Cristo. En todo caso con creer en Cristo se cree también en la trinidad.
En nuestras oraciones generalmente recurrimos a Jesús que nos es más cercano que Dios Padre que, parece estar más distante. Desde niños siempre, cuando se hablaba de Dios Padre se nos mostraba a un señor lejano y muy serio, sentado entre nubes nos miraba con cara muy severa, que hasta nos dada miedo mirarlo, por su circunspección. A Jesús, en cambio, lo conocimos desde chiquitito, desde su nacimiento en Belén y luego su niñez y hasta travesuras creímos ver en su carita de niño.
Jesús vino al mundo como luz, y realmente lo fue, ya que iluminó al mundo. Así también nosotros estamos llamados a ser luz, primero para iluminar nuestro camino hacia Jesús y a la vez hacerlo senda a seguir de los que nos acompañan. Tal vez no nos damos realmente cuenta de la responsabilidad que tenemos. Desde hace ya un tiempo, no luchamos solos, hay un grupo de personas que nos sigue, tal vez no como individuo, pero sí a nuestros ideales que felizmente también son suyos. Nos corresponde responder por ellos ¿Nos hemos dado cuenta de la responsabilidad que tenemos?
Al haber aceptado ser seguidores de Cristo, tomamos la responsabilidad de llevar con nosotros a nuestros hermanos y todos aquellos que con los mismos ideales luchamos por una vida mejor tanto aquí, en la tierra, como en el futuro. Ojalá que la gente al vernos digan de nosotros «¡Mira cómo se aman!».
He oído decir que el Espíritu Santo ilumina a los miembros del cónclave para que elijan a quien corresponde dirigir la iglesia, de eso no hay duda, ya que tenemos en Francisco a una persona brillante que está llevando a la iglesia por el camino que corresponde y está interviniendo en el Vaticano, limpiando todo aquello que resultaba dañino para la iglesia. Sus encíclicas y todas sus intervenciones nos muestran a una persona no solo preparada y de gran inteligencia, sino también de grandes principios.
Percy:
Saludos,
Gracias por compartir lo que el Espíritu Santo te revela,..porque la palabra nos cuestiona en otro versículo que seremos juzgados en el Amor, que no es otro que Dios mismo.
Que sea motivador para seguir orando por nuestros hermanos ecuatorianos y japoneses ante los desastres naturales enfrentados
Felicidades,
David(Lima, Perú)
Hay quien visitó el infierno y llamó su atención la oscuridad reinante y decía «nuestros ojos estan echos para ver» y la luz es fundamental, verdaderamente la creación está hecha con luz para que apreciemos su belleza su perfección, la luz viene de Dios, la luz es Cristo como también lo es el aire porque lo hizo Dios y Cristo es Dios, hizo mis células y órganos, mis sentidos y todo lo que hacemos es su obra, nos dirige nos pastorea con maestría, con cariño de Dios, excepto en la maldad. Tenemos ojos pero somos ciegos
¡Señor ponte en nosotros para que abremos los ojos, el entendimiento y el corazónr !
Cuan esperanzador es la promesa de no estar en las tinieblas, sobre todo las del día a día que alejan del camino del Señor, pero con la fuerza de la oración es posible sentirse amado y salvado por Jesús.