Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
16 Abr 08
Juan 12, 44-50
Yo he venido al mundo como luz
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
Juan es el discípulo amado por Jesús. Algo de aquello refleja la traducción al hebreo de su nombre. «Dios es Misericordioso». Todo su Evangelio y sus Cartas transmiten la Misericordia del Señor hacia los hombres y sobre el mundo. Lo dice Juan 3,15 «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga Vida Eterna».
Juan escribió su Evangelio alrededor del año 90. Fue uno de los primeros discípulos en responder al llamado de Jesús, mientras remendaba sus redes a la orilla del Lago de Galilea. Fue un testigo de primera mano de sus enseñanzas, milagros y los diversos signos reveladores de su Divinidad. Desde ése momento, hasta su muerte al pie de la Cruz junto a María y otras mujeres.
Juan no escribe muchos discursos o milagros del Señor, más bien le interesa destacar el significado de ellos: «conocer al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo» Juan 17
Con mayor insistencia que otros evangelistas, acentúa la oposición entre Jesús: Camino, Verdad y Vida y aquellos que se niegan a creerle… los que caminan en tinieblas.
El texto de hoy apunta a ésa disyuntiva. Permanecer en las tinieblas o abrirse a la Luz. «El que no cree en Jesús ya está condenado, mientras el que cree en El, ha pasado de la muerte a la Vida, de la oscuridad a la Luz… y tiene Vida Eterna. Yo que soy la Luz, he venido al mundo para que los creen en Mí no permanezcan en la oscuridad.»
La misma idea repite al inicio de la primera de sus cartas: «Este es el Mensaje que Jesús nos enseñó y les anunciamos a Ustedes: Que Dios es Luz y no hay nada de oscuridad en El… si vivimos en la Luz, como Dios está en la Luz, entonces estamos unidos los unos con los otros y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.»
Las imágenes de luz y tinieblas son sugerentes, expresan lo que espera el Señor de nosotros, los hijos de la Luz: Claridad, transparencia, no doble standard en nuestros sentimientos individuales y profundos, como también en las relaciones con otros.
San Pablo dice por ahí » dejen de lado la mentira, que cada uno hable con verdad a su prójimo, porque todos pertenecemos a un mismo cuerpo» Efesios 4.
Claridad, transparencia, sin doblez… no es fácil, en todo orden de cosas… en la familia, en las relaciones laborales, en los negocios, al interior de las empresas… en el accionar político… hasta en las Iglesias. Las aplicaciones son muchas, sin embargo, el encargo es uno solo:
«Brille vuestra Luz ante los hombres, para que viendo vuestra manera de actuar, glorifiquen al Padre» Mateo 5.
Todo lo dicho nos lleva a preguntarnos
1. ¿Qué necesidades de la Luz de Cristo tiene el mundo que nos rodea? Transparencia, honestidad, justicia, paz, amistad, tolerancia, atención, cuidado a los excluídos y perdedores…
2. ¿Cuál será la Misión que me corresponde llevar a cabo?… con otras palabras, la pregunta del Padre Hurtado: ¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?
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