Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
02 Jun 19
Juan 16, 16-20
Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría
«Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver.»
Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: «Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver» y «Me voy al Padre»?»
Y decían: «¿Qué es ese «poco»? No sabemos lo que quiere decir.»
Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: «Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?»
«En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
Jesús nos lo advierte, no le veremos, a pesar de que podremos sentirlo; lo importante será perseverar en los caminos trazados por él.
¿Cuáles, sino el amor, la verdad y la justicia son los caminos del Nazareno?
Lo que fue escrito hace dos milenios, hoy resulta profético, tal vez percibimos la figura del Amor Infinito, pero no logramos verle del todo, pues vive postergada por el poder del odio, gestado por la avaricia y la ambición, que dominan nuestro mundo por estos días.
La verdad y la justicia, tras la hazaña propagandística que reina y gobierna sobre la pobreza e ignorancia, están dominadas por engaños y negociaciones políticas, que afectan de una u otra forma a los países y comunidades más vulnerables; además, tras el alegórico fantasma del desarrollo tecnológico, que bienvenido sea, pero que sus beneficios no alcanzan para todos y son muchos los relegados de esta, que pagan con hambre y desolación.
Las miserias humanas se despliegan como un manto de turbulencia sobre la virtud.
Dios, el Amor mismo, es la fuerza creadora de la bondad, es la energía del bien, de la paz, de la misericordia, de la generosidad y en general de la buena voluntad de los hombres, para con su entorno y entre ellos. Preguntarse ¿Dónde vemos hoy a Dios? acaso ¿En las guerras? las que no son más que maquinación de sistemas poderosos, para obtener algún beneficio, sin pudor para con la muerte de tantos niños y personas inocentes; ¿En la destrucción de los ecosistemas? por arrancar desde el corazón de la tierra la veta aurífera, los diamantes o metales que la Pachamama guarda celosamente en sus entrañas, ¿O en la denigración de tantos seres humanos? permitiendo los trabajos de niños y mujeres en condiciones prácticamente de esclavitud, en que multinacionales ganando millones pagan mano de obra excesivamente barata, o ¿En la negación de los derechos de la mitad de la humanidad, que somos las mujeres? ¿Acaso no somos dos partes de una misma humanidad, con distintas características, pero con los mismos derechos y deberes?; ¿O en la propia Iglesia Universal? cuyo “record institucional mundial” ha dado mucho que hablar estos últimos años, por las continuas denuncias de abusos sexuales en su interior, que se han cometido tal vez por siglos, pero que sólo ahora han sido denunciados.
Entonces ¿DÓNDE ESTÁ ÉL? Él vive latente en nuestros tiempos y se nos muestra en la bondad de personas, en algunos hechos, en milagros…y sobre todo en la Esperanza. Esperanza en el Amor que podrá cambiar el mundo; no existe otra arma así de poderosa. El Amor “real” no transa ante el poder nefasto del dinero, porque sí lo hace, deja de serlo.
Hace algunos días, quedé un tanto perpleja ante lo siguiente: en un programa televisivo, en el que participaban un grupo de personalidades conocidas a nivel nacional, preguntaron: ¿Sí tu hijo conduciendo bajo la influencia del alcohol, tiene un accidente con consecuencia de muerte para otra persona, pero que logra escapar sin testigos y tú como padre/madre, eres el único que conoces la verdad, ¿qué harías? La totalidad de los participantes dijo que no lo denunciarían por su calidad de “hijo”, pero ¡la verdad no es transable!; creo que el deber moral es denunciar, porque cada ser humano debe asumir la consecuencia de sus actos. El que murió también es hijo, padre o hermano… La verdad es “el brazo de la moral” y es condición primordial para amar.
Dicen por ahí… la Justicia tarda, pero llega; la verdad tarde o temprano se sabe…Dios, es decir el “Amor Infinito”, sobrevivirá en el corazón de los hombres, a pesar de que hoy en nuestra sociedad, no le vemos …
Deja una respuesta