Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
20 May 17
Juan 16, 20/23
Nadie os quitará vuestra alegría
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
Aquí nos encontramos con algo que resulta muy recurrente en nuestra vida y es que muchas veces, la tristeza se transforma en alegría y para graficarlo mejor, se ocupa en este caso; una de las situaciones más humanas a la que se podría recurrir, esta es el parto. Se dice que ese dolor es uno de los de los más intensos que puede soportar una mujer. Pero ese dolor trae consigo, como resultado una de las mayores y más significativas alegrías que puede experimentar un ser humano, que es nacimiento de un nuevo ser, la llegada de una nueva criatura al mundo.
Así también esta lectura nos cuenta de la tristeza que experimentaron los discípulos al cerciorarse que Jesús les va a dejar. Pero luego, esa tristeza va a transformarse en una exultante alegría con la venida del Espíritu Santo y posteriormente, la segunda venida de Jesús, en gloria y majestad.
Sabemos y se nos ha dicho en repetidas ocasiones que Jesús esta siempre con nosotros. Ocurre que, a veces nos parece que lo sentimos lejano, otras no tanto y, en ocasiones hasta creemos sentirlo tan próximo que nos parece sentimos su aliento. También nos ocurre que pensamos, o más bien imaginamos que se habría alejado de nosotros, pero, sabemos que siempre nos está acompañando.
Se dice que llegara el día en que ya no habrá que hacer más preguntas, pues todo nos parecerá mucho más claro. Porque, lo que pidan en su nombre les será concedido. Resulta que, ciertamente para que se cumpla todo esto es necesario que aumentemos nuestra fe pues, sin ella todo esto nos parece tan lejano y difícil comprender e imaginar.
Deja una respuesta