Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
17 May 10
Juan 16,29-33
«Tened valor: yo he vencido al mundo»
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.» Les contestó Jesús: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»
¿Ustedes dicen que creen? ¡Qué pregunta tan vigente y directa nos hace Jesús! Estamos inmersos en un mundo de “incredulidad”. Las relaciones humanas hoy parten de la desconfianza. Lo vivo a diario en mi profesión médica. Antes la relación médico paciente partía por la certeza de que el vínculo enfermo y doctor era de confianza absoluta. Hoy todo ha cambiado, la judicialización de la medicina ha transformado esta relación en una transacción comercial: cliente – prestador con todas las clausulas frías de una empresa comercial. ¿Y cómo estamos con nuestra relación con Dios? Lamentablemente no veo mucha diferencia en esta vinculación. Dios está presente en la medida que me sirve, de lo contrario se borra de la vida cotidiana. Chile, como el resto del mundo, ha sido probado profundamente en la fe de sus ciudadanos en los últimos meses. Comenzamos el año con terremoto catalogado como “cataclismo” que destruyó implacablemente poblados enteros dejando muertos y muchos damnificados que hasta hoy no recuperan la mínima condición para vivir con dignidad. Hemos tenido un cambio de Gobierno que ha debido modificar radicalmente su programa por la emergencia y no veo una actitud de la gente con un objetivo de bien común, sino que han aflorado protagonismos y egos perversos de todo el espectro político, que no apuntan a la dirección de ayuda al prójimo. Para coronar esta confusión, hemos sufrido la avalancha de investigaciones que confirman hechos de pedofilia en la Iglesia Católica en el mundo y en nuestra propia casa, lo cual nos ha agobiado el espíritu.
En medio de este desolador panorama, el Señor me dio una señal extraordinaria: una ahijada de 19 años que había tenido muchos cuestionamientos y dudas de fe, me llamó por teléfono en la semana para anunciarme: “¡los invito a mi Confirmación!”. Fue así como llegamos a un templo repleto de fieles cantando animosamente donde un gran número de jóvenes y algunos adultos se confirmaron diciendo ¡AQUÍ ESTOY SEÑOR!…esto fue un milagro para mí, una manifestación de que a pesar de todo, de nuestra humana imperfección, el Señor nos llama porque Él cree primero en nosotros. Lo dijo muy bien Pablo a los Hebreos: “la fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven”(Hb 11,1).
De este modo me ha vuelto la alegría y la esperanza, sobre todo al meditar lo que nos dice Jesús en este Evangelio: ““Ustedes encontrarán persecuciones en el mundo, pero ¡sean valientes! Yo he vencido al mundo”. Los invito amigos a meditar este versículo y a unirnos esta semana en relación a lo que podamos descubrir.
Dice Jesús: “ya ha llegado (el momento), en que os disperséis cada cual por su lado”, y en otro evangelio más adelante, agrega: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.»
La reflexión que Luis Lira nos ofrece esta semana nos orienta en esa dirección misionera, la que cada vez se nos hace más difícil, poco comprendida. Ante el fracaso, nos domina el abandono, el desaliento, buscamos más excusas que pedirle a nuestro Padre e Hijo Jesús su ayuda para no ver la mitad del vaso vacio, sino la otra mitad llena. Necesitamos volver a Jesús, hacer de él nuestro pastor, a sentir cómo su espíritu penetra en nuestros corazones para impregnarnos de la alegría y pasión lo que debe ser como nuestro signo común de los cristianos gracias a la fe y esperanza que recibimos de Jesús.
Abramos nuestros corazones y anunciemos la Buena Nueva, recordando que Jesús nos dice: “Mi yugo es suave y mi carga liviana».
Gracias Luis, por esa aplicación del Evangelio a nuestra vida. Verdaderamente que en este pasaje Jesús les deja ver claro a sus discípulos, su verdadera Identidad. Ellos dicen: Tu lo sabes todo, ya no hay mas preguntas que hacer. El Apostol Pedro le dice en Juan 21:17 “Señor tu lo sabes todo.” Y la mujer samaritana junto al pozo, dice a sus vecinos, en Juan 4:29 “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.” Solamente Dios sabe todo lo de nuestras vidas y por eso debemos confiar plenamente en El. Es cierto lo que dice Luis, tenemos a Dios para que nos sirva cuando lo necesitamos, pero no queremos servirle a El. Obedecemos al mundo y somos esclavos, mas Cristo venció al mundo y por El venimos a ser libres. El pecado nos ata mientras lo ocultamos, mas al confesarlo ya no tiene poder sobre nosotros. Es hermoso ver como Dios ha manifestado a Luis, su presencia y su vigencia en cada día, cuando lo hizo ver a estos jóvenes cantar gozosos y comprometer sus vidas al Señor. Dios los bendiga a todos.
Jose, Nueva York, USA
Jesús siempre nos ha dicho y nos recalca a menudo que tendremos un mundo hostil donde hay seres que se endiosan y se sienten dueños de la verdad, donde hay otros que sufren las inclemencias de la naturaleza y la desgracia de haber nacido en un hogar pobre, pero que yo siento y he podido palpar en mi vida, que ese hogar pobre en lo material, es un lugar donde se vive el evangelio, donde se ayuda al prójimo, donde se sufre por el que sufre, donde el cura humilde y con vocación llega a acompañarlos, donde estar acompañando es sentir verdaderamente que se vive con Jesús, donde la alegría del alma se siente, donde lo poco que hay para comer se comparte.
Estamos insertos en un mundo egoísta, donde tanto el gobierno, como los medios de comunicación y las autoridades políticas y sociales están buscando como demostrar que las cifras de lo que están haciendo los hacen ganadores de prestigio popular, donde el bien común, el trabajo cooperativo por ser buenos ciudadanos y chilenos de corazón amoroso no existe, solo el aparentar estar sobre otro es lo que los mueve.
Parece que criticando con una mejor falta de respeto somos mejor autoridad…..uuufff….como cambiarle el corazón y llenárselos de Jesús para sentir que estamos sufriendo con el dolor ajeno y corremos a hacer las cosas en equipo, agradeciendo lo que hace mi contrario, agradeciendo lo que han hecho otros antes que nosotros, agradeciendo la oportunidad que tenemos de colaborar y dejar de perder el tiempo en ocuparlo en destruir la imagen de los que ha actuado antes o opinan ahora, sino mantener las energías en lo que hago para hacerlo cada día mejor.
Jesús jamás nos ha invitado a competir con otro, jamás nos ha invitado a criticar a otro, jamás nos ha invitado a destruir a nadie, solo nos invita a amarnos los unos con los otros dando lo mejor que tenemos para el bien de todos.
En nuestro país es difícil poder estar presente donde uno quiere cooperar para construir una sociedad mas fraterna, con más alegría, con más capacidad de resiliencia, especialmente si uno tiene muchos años de vida. Hay que tener pitutos, hay que estar bajo un paraguas definido, hay que ser de algún grupo, por ser sencilla, por respetar a cada ser, por tener mi opinión propia, por no pertenecer a un grupo determinado, por ser cristiana de alma transparente he sufrido la marginación a todo nivel, como docente universitaria en una universidad que se dice católica, en el diario vivir, etc. ¿por que somos así como país? No estoy de acuerdo y me siento feliz de seguir siendo… así… un poco independiente pero clara en mis planteamientos y siempre iluminada por Jesús.
Gracias Luís por tu comentario que contiene tanto, yo me quedaré en la frase de Jesús:
“Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo.” Y todo esto en relación a lo que tu mencionas como: una avalancha en nuestra propia casa y que nos agobia el espíritu. En Juan 16, 1-3 Jesús advierte a sus discípulos: “Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios”. Luego anuncia que después de su partida vendrá el Paráclito. ¿A dónde voy con esto? ¿cómo lo entiendo? Me parece que se encienden rápidos deseos de alejarse de nuestra casa en atención a la verdadera “avalancha” que menciona Luís, es una especie de deseo homicida en contra de nuestros pastores, “el que os mate piense que da culto a Dios”. Más adelante Luís nos anima a seguir confiando, mantener la tranquilidad en la avalancha a través de la fe de su ahijada, “aquí estoy señor”, que aparece en medio del comentario de Luís como la presencia verdadera y consoladora del Paráclito. Termino diciendo que todo el comentario de Luís que a primera vista aparece como pesimista, a mi me deja la profunda impresión de un hombre de gran fe, acaso ¿otra manifestación cotidiana del Espíritu Santo?
Manuel Muñoz