Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
25 Jul 20
Juan 20-1.11-18
¡JESÚS HA RESUCITADO! El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. |
María se quedó fuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó a mirar dentro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: –Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: –Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Apenas dicho esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, aunque no sabía que fuera él. Jesús le preguntó: –Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: –Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, para que yo vaya a buscarlo. Jesús entonces le dijo: –¡María! Ella se volvió y le respondió en hebreo: –¡Rabuni! (que quiere decir “Maestro”). Jesús le dijo: –Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios. Entonces fue María Magdalena y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también lo que él le había dicho. |
A las afueras de Jerusalén de Palestina, en el año 33 después del nacimiento de Cristo, una joven mujer judía de nombre María Magdalena llora en la entrada del sepulcro por un hombre que hace una semana el pueblo vitoreaba “¡Hosanna! (viva)” y unos días después gritaba “¡Crucifíquenlo!”.
“Mujer”, en aquellos años la mujer judía era vista casi menos que un niño y sin derechos para expresar su fe y voz; es SIGNO de los pequeños ante los hombres y los grandes ante Dios; hoy día en medio de la pandemia nosotros con quienes son convivimos y compartimos la fe surge en nosotros como fue en el ser de la joven mujer judía, la sencillez en la experiencia, la fidelidad al Maestro y la esperanza a los que vendrá.
Nosotros asumamos el reto como cristiana o cristiano, porque en principio fue una gran amenaza, ahora es una oportunidad, más aún para nosotros como creyentes, finalmente una fortaleza. Seamos SIGNO vivo de actitudes de sencillez y Esperanza como la joven judía frente al sepulcro del Maestro.
“¿Por qué lloras? …” Es el momento en la soledad al pie de una cueva fría y sólida en medio de la noche para la mujer que es cuestionada por una de sus últimas palabras: “Todo está cumplido”, reflexiona en sí misma, ¿será la verdad? ¿todo terminó?, la fe estará dormida o invernando en medio del liberalismo e indiferencia. Reconoce mujer sencilla lo que sientes para ofrecerlo al Señor que pronto sin saberlo estará tan cerca tuyo.
Nosotros, en que momentos no nos hemos sentimos contrariados, inseguros y sin esperanza en un extenso tiempo jamás pensado, enfrentado temores en nuestros hogares o en uno mismo sobre la fe, sin poder ir al templo y descubriendo que el templo está en nuestra Iglesia doméstica, la familia, que se te ha confiado. Entonces si sentir tristeza por varios hermanos que ya partieron o están en un proceso de lucha por su vida, pero también el sentir la verdadera añoranza en la fe, ya está cerca el Señor, la roca es una circunstancia en el camino de Redención y crecimiento personal y comunitario.
“¿A quién buscas? …” Sin reconocer quien le pregunta la sencilla mujer judía, desde la gran tristeza que siente en su vida y lo que vendrá, busca una mirada en el Maestro que transmitía Paz y Amor, pero El ya no está. En el sepulcro con la gran piedra, para su lógica ha terminado todo. Quien será ahora el Mesías, el líder con quien sus corazones vibraban ante las parábolas o el sermón del monte, y el amigo sencillo que con mano fraterna recordaba que el Reino está entre los que buscan al Padre que está en los Cielos.
Nosotros, hacia quienes han ido nuestras esperanzas, sentimientos e ilusiones en las sociedades y familias…Vendrá a nuestros pensamientos las palabras del Rabboni (Maestro) “¿Señor a dónde iremos?” como repregunta a “¿A quién buscas?, es el alma de cada uno que anhela al Maestro y a veces podemos correr el riesgo de buscarlo en falsas o incompletas versiones de Él. Y no será tan sencillo como los discípulos de Emaús lo descubrieron tanto en la Fracción del Pan como en las Escrituras explicadas. Aquí y ahora querida hermana y querido hermano sabremos en la fe y en realidad a quien buscamos.
Hoy, estamos como en la entrada del sepulcro consternados en la Espera de Él, del Maestro, olvidándonos que ya está aquí en medio de nosotros, de nuestras familias, nuestros países, en medio de ti y de mí. Lo esperamos “sirviendo sin hacer ruido, pasando la vida haciendo el bien”, es nuestro momento de ver la Fortaleza en medio quizás de las vicisitudes y dudas como María de Magdala esperaba en el sepulcro.
Para mi es el tiempo de abrir el sepulcro, buscar a Dios en el hermano, expresar la Esperanza, reactivarnos como cristianos y preguntarnos a quien buscamos, cuando Él siempre está Aquí y ahora, Bendiciones a todos
Deja una respuesta