Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
13 Abr 09
Juan 20, 11-18
He visto al Señor
María se quedó fuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó a mirar dentro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les dijo: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Apenas dicho esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, aunque no sabía que fuera él. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, para que yo vaya a buscarlo.» Jesús entonces le dijo: «¡María!» Ella se volvió y le respondió en hebreo: «¡Rabuni! (que quiere decir «Maestro»).» Jesús le dijo: «Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.» Entonces fue María Magdalena y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también lo que él le había dicho.
Algún tiempo atrás me llamaron la atención las palabras de un sacerdote “todos tenemos alguna vez en la vida una experiencia de Dios”. A mi no me resulta fácil experimentarlo pero, como puedo, lo voy tratando de lograr. Me pregunto ¿cómo reaccionaría si Jesús me llamara por mi nombre? Probablemente mi cabeza me diría qué es lo que tengo que hacer, pero los sentimientos son otra cosa… estoy convencida de que me largaría a llorar… como la María Magdalena que nos muestra el texto de hoy.
La muerte de su gran amigo lleva a María Magdalena a perder el sentido de su vida. Pero ella no se queda tranquila, lo busca, va al sepulcro para encontrar a quien la muerte le había arrebatado. Hay momentos en la vida en los que todo se nos desmorona, que todo parece terminado. Una traición, una enfermedad, la muerte, o una decepción son cosas que nos pueden llevar a la depresión o a sentir que pisamos en tierra blanda. Pero, el reencuentro con una persona amiga, la lectura de un buen libro, o simplemente un correo electrónico nos muestran otros horizontes. En el texto que comentamos vemos cómo María Magdalena vive todas las etapas de su dolor hasta el reencuentro de la Pascua. Estas son también las etapas por las que pasamos todos nosotros, a lo largo de la vida.
Jesús, para demostrar que ha resucitado, se aparece a María Magdalena y no a Pedro. Si Jesús había escogido a Pedro para ser el fundador de la Iglesia, ¿por qué no se le aparece a él?. Lo hace a María Magdalena, a una mujer, objeto de desprecio de aquella época, para encargarle la misión de un apóstol. Jesús no discrimina a la mujer en su proyecto, dándole responsabilidades. ¿Qué nos pasó para que hoy, y desde hace mucho tiempo, ella aparezca sólo en segundo plano en la Iglesia? ¿No será tiempo ya de revindicarle el lugar que Jesús le quiso dar al aparecerse a María Magdalena?
¿Pero, quién era María Magdalena antes de conocer a Jesús? Para muchos era una pecadora pública, una prostituta. Así lo corrobora la tradición cristiana. Sin embargo, si nos apoyamos en los Evangelios nos podemos llevar una sorpresa. Después del Concilio Vaticano II, la Iglesia hace la distinción entre María Magdalena, María la hermana de Lázaro y Marta, y la pecadora que unge los pies a Jesús. Es muy importante destacar, que ella fue una distinguida discípula de Jesús. En varias escenas evangélicas ocupa el primer lugar entre las mujeres que lo acompañan. Lo atendió proporcionándole casa y alimentación, no sólo a él, sino que también a sus discípulos, lo escucho, le llegó al corazón y el mismo Jesús se enterneció con Maria Magdalena. Fue testigo en la crucifixión y según este Evangelio es la única mujer que se acercó a la tumba donde sepultaron a Jesús. Luego ella fue la primera en conocer la noticia de la resurrección, y recibió de Jesús resucitado el encargo para anunciar a los apóstoles su resurrección.
¿Sería Jesús un feminista? No lo creo, puesto que el término «feminista» se relaciona con culturas modernas, que no existían en tiempo de Jesús. Imposible pensar que Jesús pudiera tener preocupaciones propias de la sociedad actual. Lo novedoso en Él no responde a ideologías ni a la política, sino a su compromiso real por la liberación humana. Sus actitudes eran un desafío al puritanismo obtuso de la ortodoxia judía. ¿Cómo tenía la osadía de incluir a mujeres en su círculo íntimo? El escándalo que ello podía causar respondía más a razones sociales que a connotaciones sexuales. No olvidemos que la sexualidad como tabú es más propia de nuestra época que de la época de Jesús.
Jesús va rompiendo esquemas por donde pasa para liberar a las personas de ataduras convencionales absurdas. Siempre aflora en Jesús un ser profundamente humano que se deja querer por quien, aun siendo mujer, busca su cercanía. Tal actitud tuvo (y tiene) que resultar provocadora para una sociedad cuajada de prejuicios
Isabel Margarita Garcés de Wallis
¡¡FELICITACIONES!! Isabel Margarita. Me encantó tu airada y justa protesta. Pienso que es un tema que debiera ser considerado en la agenda de la Misión continental derivada de Aparecida. ¿No será hora de que RENOVACIÓN CRISTIANA CHILE presente una propuesta a la instancia representativa del laicado chileno?
Saludos repletos de cariño
Estimada Isabel: Respecto al feminismo de Jesús, hace más de 25 años escuché a una teóloga alemana la siguiente cita de un historiador inglés , estudioso del tema de la mujer en la antiguedad, que dice:»Si se es fiel a la tradición de los Evangelios, es cierto que Jesús tenía una postura feminista, que ni sus discípulos ni sus seguidores han logrado».
Aunque el término feminismo es relativamente nuevo, existe desde el momento que las mujeres toman concincia de su situación de subordinación. Espero haber hecho una pequeña contribución.
Gracias por el envío de los comentarios del Evangelio de Isabel Margarita. Me encantan.
Es curioso: el Papa o un obispo expresan opinión, un concepto que alguna simple monja, algún laico obrero o un humilde párroco en una iglesia con más acierto, profundidad y credibilidad.
Los primeros aparecen en los medios de comunicación alrededor de la tierra. Los de los segundos quedan generalmente desapercibidos para el gran público.
A qué se debe: Es que los primeros han llegado (Dios sabe cómo) a investirse con títulos altisonantes, (excelencia, eminencia, Su Santidad) pontifican desde catedrales ornados con largas capas y altas mitras; fungen de Padres (Papas), de jefes y maestros entre sus hermanos etc. Es como si Jesús hubiera sido unos de estos.
Sin embargo: El reino de Dios se parece al fermento, actúa discretamente, desde la base, desde dentro …
“Todo examinen, y aténganse a lo que consideran acertado” (Pablo)
Con un saludo pascual
Feliz Pascua de Resurrección!!! si,como mujeres tenemos una doble responsabilidad, la de dar vida y ser portadora de ella, y además, la que nos da Jesús en cada resurreción, creo que estamos preparadas aunque nos de miedo, seguimos adelante….
Un abrazo grande,
Isabel Margarita, si, me parece que tu comentario es una réplica de lo acontecido en aquella epoca, y no tiene ninguna LUZ(el comentario). Me parece importante aquí, ver como de alguna manera se desarrollan algunas preguntas y que nos pueden hacer reflexionar(que es lo importante). Por Ejemplo, y me gustaria que se refiriera a esto, ¿porqué Maria Magdalena que llevaba tanto tiempo al lado de Jesus, NO lo reconocio? (Juan 20:11-15), ¿qué tenía Jesús que su Compañera de tanto tiempo no supo que era El?. No fue sino hasta que Jesüs la Llamo «Maria»(Juan 20:16). Sé que se pueden sacar muchas interpretaciones, pero mi intención va especificamente a esto, ¿porque NO lo reconocio?
GRACIAS, QUE DIOS TE SIGA BENDICIENDO.