Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
19 May 18
Juan 21,20-25
Este es el discípulo que ha escrito todo esto y su testimonio es verdadero
En aquel tiempo, volviéndose Pedro vio que le seguía aquel discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?». Jesús le respondió: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme. Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga».
Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.
El evangelio de hoy empieza con una pregunta de Pedro sobre el destino del discípulo amado, Señor, y éste, ¿qué? La respuesta misteriosa de Jesús es: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué te importa?
En la pregunta de Pedro hay un matiz de rivalidad, o de curiosidad celosa. Por esto me llama poderosamente la atención la actitud de Pedro en este pasaje. Se parece mucho a nuestra vida, cuando sentimos que por más acongojados que estemos o más necesitamos su atención, Jesús está ausente y nuestra vida se nubla en el sin sentido, en la penumbra…
¿Será que, creamos o no en la historia de Caín y Abel, la humanidad desde siempre está marcada con este sino? Es decir, ¿que nunca podremos superar este sentimiento de rivalidad, deseando ser el centro de la atención?
La conversación que Pedro tuvo con Jesús y que Juan narra en este pasaje es muy humana, muy nuestra. Todos caemos en la tentación de compararnos con los demás. De andar viendo lo que hacen los otros, o lo que los demás obtienen, para según esto calcular el “grado de bienestar” que tenemos. Si comparativamente es similar o mejor que el de los demás, sobre todo de los que nos rodean, quedamos tranquilos. Pero si no, nos sentimos incómodos, y hasta menos preciados. Eso es lo que ocurre en la escena descrita. Pedro se pone un poco celoso o saltón –como decimos nosotros- por la cercanía de Juan. Esto se nota inmediatamente con la pregunta: y éste, ¿qué? Faltaba agregar ¿quién se ha creído? ¿qué le pasa? ¿qué tiene? Pero la respuesta de Jesús no se hace esperar. Prácticamente le dice: A ti qué te importa. ¡Fíjate en tus cosas; fíjate en lo tuyo! No andes mirando la paja que tienen en el ojo los demás y fíjate en la viga que tienes en el tuyo.
La escena es muy precisa y didáctica. Es así como el Señor nos enseña con el ejemplo. A Pedro no solo le dice que no debía estarse fijando en tonterías, que no debía dejar que aniden en su corazón ideas absurdas y mezquinas, sino que debía fijar su mente en el único propósito que realmente vale la pena: Tú, sígueme. ¿Cuántas veces nos sentimos justificados por lo que otros hacen? Como él no lo hace yo tampoco. O buscamos obtener la misma recompensa que los demás. Es cierto, se podrá decir que es muy humano, pero Jesús es muy claro, nos está diciendo “déjate de majaderías, de engreimientos y concéntrate en lo que tenemos que hacer. Si te parece que aquel otro no se esfuerza demasiado y sin embargo recibe todo el reconocimiento con el que nosotros soñamos, bien por él, pero no dejes que ello nos desaliente. Lo importante es aprender a descartar los celos y las envidias.
En este evangelio, San Juan, nos deja claro cómo Jesús ama a cada persona en particular. Nada de generalizaciones apresuradas. Nada de razas o clases sociales. Nada de familias o linajes ancestrales, y mucho menos, nada de colores. Todo esto está detrás del reproche que Jesús le hace a Pedro, cuando le pregunta por la suerte del discípulo amado.
A ti y a mí nos dice hoy Jesús: Tú sígueme, no te compares con los demás. Tu camino es singular, yo estoy contigo, adiós al miedo…”
Parece como si Jesús quisiera borrar la curiosidad de Pedro. Tal vez la respuesta de Jesús sea una alerta para estar muy atentos a la interpretación de las palabras de Jesús y no basarse en cualquier rumor o nueva ideología. Así, como cada uno de nosotros tiene su propia historia, así cada uno tiene su manera de seguir a Jesús. Pienso que cada uno debe ser creativo en seguir a Jesús.
Isabel Margarita Garcés de Wallis
Me suena a si otros caen……no te preocupes….tu sígueme yo me preocupo de eso……….. tu ocúpate de seguirme, de serme fiel…..tu hace tu vida sencilla de todos los días y confía en mí……repite Marino Restrepo en sus catequesis acerca de la vida del Cristiano…..tu sigueme y se en Mí…. Yo te lo digo (Yhave =Yo Soy) …..
Que nos de la gracia de vivir, al menos, este día en su gracia y ser testigo sencillo de su vida amorosa entre nosotros