Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Abr 15
Juan 3, 1-8
“El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios”
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.» Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?» Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»
Nicodemo era un fariseo muy conocedor de la legislación vigente en los tiempos de Jesús y, naturalmente, lejos de comprender eso de que ”era necesario nacer de nuevo”, no entendió lo que Jesús quería expresar. También nosotros, ahora en pleno año 2015 parece que aún no entendemos aquello. Seguramente por nuestra falta de fe no percibimos que nacer de nuevo es en el espíritu, es limpiarnos de todo aquello que nos aleja de Dios. En otras palabras, es dejarnos llevar por la fe. Todo esto parece que se dijo hace muchos siglos atrás, tanto que todo esto parece historia, pero no es así, es actual.
Resulta que en estos precisos momentos hay muchos que tendrían que reflexionar y hacer un esfuerzo, por el bien del país y de sus connacionales, como al igual, que en los otros países de nuestra región en que la deshonestidad y la corrupción no solo han llegado para quedarse sino para enraizarse con gravísima profundidad. Debieran nacer de nuevo, ahora más límpidos, sin las impurezas que parece les ha traído el poder y comenzar a legislar en bien de todos, recordando que si fueron electos fue por los votos que les dieron sus electores y decididamente dedicarse a trabajar en bien de la comunidad y no el propio de ellos y/o de los intereses de grupos de poder que los manejan. Resulta escandaloso el cerciorarse que personas que creíamos honestas y, que nos imaginábamos estaban trabajando arduamente por el bien de la comunidad, era solo una farsa encubierta en la hipocresía que impera en nuestro mundo actual en que hay un abismo entre lo que se dice creer y en cómo se aplica en la realidad. Creencia, fe e ideología de vida van por caminos separados. Estamos inmersos en un mundo en que nada es blanco o negro, sino un nebuloso gris lleno de lunares.
Volviendo a la cita del evangelio, debo señalar que se dice que Nicodemo visitaba a Jesús a escondidas, de noche, casi en secreto, posiblemente por temor a que sus compañeros fariseos descubrieran que se juntaba con Jesús y sus seguidores. Resulta que también ahora hay mucha gente que prefieren no ser vistos acercándose a los templos y /o religiosos, pues parece que para muchos resulta incómodo el mostrarse cristianos ante los demás y, en consecuencia, personas coherentes con los valores de Jesús: verdad, justicia, solidaridad. “Todo cuanto queráis que los hombres os hagan a vosotros, hacedlo asimismo vosotros a ellos» (Mt. 7,12).
A mi entender no solo debemos estar orgullosos de nuestra fe sino de llevarla a la práctica. En momentos difíciles como los actuales, en que la indiferencia y la irresponsable complacencia del silencio y auto ceguera nos facilita quedarnos estáticos como meros espectadores del acontecer social, debemos ser los laicos -que somos el pueblo de la Iglesia de Dios- demostrar a los demás que somos verdaderos católicos, discípulos de Jesús, y obrar de acuerdo a nuestros principios, llevando siempre la cruz delante como estandarte, como pendón que nos alienta a seguir a Cristo en todas las circunstancias.
El Papa Francisco, el 1° de abril del año pasado en su homilía de la misa matutina, hizo estas oportunas reflexiones: “Pienso en tantos cristianos, que son católicos, pero sin entusiasmo y están amargados. Van a misa todos los domingos, pero después piensan que no deben implicarse. Que tienen su fe, pero no deben darla a conocer a los demás. Cada uno en su casa y así piensan y se quedan todos tranquilos. … es la enfermedad de la pereza de los cristianos que hace de ellos personas paradas, que no se preocupan por dar el anuncio del Evangelio y que se convierten en personas anestesiadas … Cristianos hipócritas, como estos, que sólo les interesan las formalidades … «¡Tenemos tantos en la Iglesia, tenemos tantos!»
Percy muy buena tu reflexión, nos cuesta nacer de nuevo porque ello implica un cambio drástico de vivir. Estamos en una sociedad competitiva y no comunitaria,el YO primero es lo que estamos enzeñando a nuestros niños, sin darnos cuenta el daño que ocacionamos. Que decir de nuestro amado CHILE, mientras unos cuantos se llenan los bolsillos con el trabajo de otros , nuestros hermanos en el Norte padecen hambre, sed y tantas otras cosas que a nosotros los CRISTIANOS nos sobran, pero nuestra ceguera no nos permite nacer y ayudar, amigos hay que HACER Y REPARTIR, eso es lo que que ños enzeña JESÜS
Me encantó tu comentario Percy, sencillo y directo. Al vez porque de alguna manera me he idetificado con Nicodemo, hombre con curiosidad, con sincero deseo de crecer, como hombre y como creyente, pero sin osadía, tratando de no llamar la atención, de no alejarse demasiado de su gente, preocupado por no ofender a los demás. Cuánto camino y cuántos años se necesitan para atreverse a ir contra la corriente, a dar testimonio, a dar razón de su fe en Jesús!
Entonces el llamado es no ser como Nicomedo¡¡¡¡ Debemos sentir que es Jesús el que nos habla cuando habla a Nicodemo, a nacer de nuevo¡¡¡ Lo veo como un hermoso desafio y oportunidad, saber que PODEMOS nacer de nuevo, cuando cuantas veces decimos no me gusta mi vida o quisiera haber hecho tal cosa. Hoy podemos¡¡¡ a nacer en el Espiritu eso es el llamado. Gracias Percy por situarnos en el hoy con las palabras siempre vigentes de Nuestro Señor