Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Sep 16
Juan 3. 13 -17
“Nadie ha subido al cielo sino que el que bajó del cielo”
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.”
Cuando era pequeño recibí de mi familia una espiritualidad en que la imagen del Tata Dios era presentado como una enorme figura de un señor anciano, de barba larga y cana, que estaba sentado en un trono en el cielo, desde donde nos cuidaba y observaba día y noche como un permanente vigilante. Debíamos portarnos bien para que el estuviese contento. Teníamos el deber de ser siempre “buenos”, porque si se enojaba nos castigaría….” El castigo de Dios” era tremendo. Si peleábamos con mis hermanos, si decíamos una mala palabra, si no comíamos toda la comida etc. Me desvelaba en las noches pensando cómo sería estar en el purgatorio y peor aun en el infierno, que imaginaba con esa tremenda capacidad inventiva de niño, asociada a la observación de los impactantes grabados de Gustave Doré de la Biblia ilustrada y la Divina Comedia que teníamos en nuestra biblioteca. ¡Qué pena que fuese así! Esa imagen de Dios Juez Supremo dictatorial me acompañó durante muchos años hasta que descubrí a Dios que nos ama por sobre todo, como lo expresa este Evangelio de Juan. Los teólogos han concluido que el Apóstol Juan escribió sus textos para invitarnos a la meditación, es por ello que es muy místico. El pasaje que estamos comentando, está enmarcado dentro de lo que se suele llamar el Evangelio de los Signos (contiene signos y señales realizadas por Jesús para que creyeran en el). A propósito de esto el Papa Bendicto XVI nos dice en una meditación de Noviembre 2011: “Dios se ha mostrado verdaderamente, se ha hecho accesible, ha amado tanto al mundo que -nos ha dado a su hijo Unigénito, para que quien cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna-, y en el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la ha vencido, ha resucitado y nos ha abierto también a nosotros las puertas de la eternidad.”
Nadie ha visto nunca a Dios, no estamos preparados por ahora para ello, hasta el gran encuentro con Él. La única manera de comunicarse con Dios es por medio de Jesucristo que fue enviado a este mundo como sacrificio para el perdón de nuestros pecados para nuestra salvación por medio de Él.
Juan nos señala dos grandes revelaciones: en primer término nos dice que Dios nos amó primero (I Juan 4, 19) por sobre todo, y lo ha demostrado mas allá de las palabras. El hizo entrega de su Hijo Unigénito en sacrificio por nuestros pecados, para que vivamos en Él (I Juan 4,9). En segundo lugar lo impresionante de todo, es que nuestro destino depende de la decisión que tomemos respecto a Jesucristo que fue entregado por nosotros. Por una parte Dios ha tomado la iniciativa de encontrarse con nosotros, pero a la vez, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia responsabilidad de aceptar o rechazar la oferta de Dios haciendo uso de nuestra libertad. Los invito a preguntarse con sinceridad a uds. mismos: ¿ Cómo respondemos a esta dualidad?
Viviendo en el mundo de hoy, con sus luces y sombras, con sus guerras inhumanas y grandes injusticias, tuvimos la fortuna de conocer a una mujer ejemplar que hizo vida el Evangelio de Juan y que nos ha dejado un gran legado, que nos debe alentar en nuestro propio camino : ella es Teresa de Calcuta que nos dice: “Orar a Cristo es amarlo y amarlo significa cumplir sus palabras. La oración significa para mí la posibilidad de unirme a Cristo las 24 horas del día para vivir con Él, en Él y para Él. Si oramos, creemos. Si creemos, amaremos. Si amamos, serviremos”.
Este ha sido un año en que he podido comprobar la fuerza de la oración, es estar en permanencia en DIOS y con DIOS.Al despertar le doy gracias a DIOS y ofrezco mi nuevo día, lo cuento porque es un testimonio de vida.Por medio de la comunicación con DIOS uno toma fuerzas para vivir lo que le toca vivir.Desde saber aceptar las piedras que aparecen en nuestro caminar.Teresa de Calcuta un ejemplo magnífico pero difícil de imitar maravillosa
El evangelio de Juan es una reflexión teológica en el cual nos presenta el gran amor que Dios nos tiene, amor que salva, que libera, que nos regala la vida eterna a todos los que creemos en Jesús. Ahora podemos también disfrutar de ese cielo que hasta antes de Jesús ningún humano lo había hecho. Esta es la revelación progresiva de la Biblia. Esto nos regala Jesús.
Tus argumentos son muy buenos, pero hay un problema, hay muchos que no creen que ni siquiera se lo preguntan, indiferentes totales, mi pensamiento en estos días es que para que nos crean nosotros debemos ser Cristos, dejar que se apodere de nosotros y actúe en nosotros de modo que no nos damos cuenta, pues actúa El. Que dejemos una huella no por nuestros méritos, si no porque en unión a su misericordia Cristifiquemos el mundo (que suena bonito) pero hay luchar al mismo tiempo identificar nuestros pecados y los siete que nos acechan esperando el momento oportuno (practicar ayuno de pan y agua que intento pero me sale mal)