Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
14 Mar 15
JUAN 4, 43-54
“Anda tu hijo está curado”
Jesús volvió a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real en Cafarnaún que tenía un hijo enfermo. Al saber que Jesús había vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para pedirle que fuera a sanar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le dio esta respuesta: «Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.» El funcionario le dijo: «Señor, ten la bondad de venir antes de que muera mi hijo.» Jesús le contestó: «Puedes volver, tu hijo está vivo.» El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Al llegar a la bajada de los cerros, se topó con sus sirvientes que venían a decirle que su hijo estaba sano. Les preguntó a qué hora se había mejorado el niño, y le contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.» El padre comprobó que a esa misma hora Jesús le había dicho: «Tu hijo está vivo.» Y creyó él y toda su familia. Esta es la segunda señal milagrosa que hizo Jesús. Acababa de volver de Judea a Galilea.
He elegido esta lectura para poder reflexionar sobre los milagros, pues es algo que desde pequeño me ha costado comprender. Es un misterio. Quizás a usted también le ha pasado lo mismo. ¿Por qué Jesús sanaba solo a algunos y no lo hacía con todos? Mal que mal, era el hijo de Dios y se nos enseña que Dios, Hijo e Espíritu Santo forman un todo. ¿Por qué sanar a un ciego en la muchedumbre si en ella posiblemente podía haber uno o más ciegos? ¿Por qué sanar a un niño a la distancia, solo porque el padre del niño se lo pide con fe a Jesús? ¿No habría tantos otros niños enfermos y más de alguno huérfano o que no tuviese quien intermediase por el él ante Jesús? Como pueden deducir, soy muy racionalista y lo he sido desde pequeño.
¿Qué piensa usted amigo lector? Dese un tiempo para reflexionar. Yo me di varios años y no encontraba explicación satisfactoria para mi razón. Busqué por muchos senderos y caminos. Recurrí a sacerdotes y siempre la respuesta estaba relacionada con la aceptación “a ciegas” de que estamos ante un misterio sobre el cual no podemos encontrar razones, ya que es la voluntad de Dios -el que siendo plenitud del amor y la misericordia- debemos aceptar por fe, confiando que es su voluntad y lo mejor para cada uno. Pero volvamos, al milagro del hijo del funcionario real en Galilea. El mismo Jesús lo explica directamente: los hombres “no creen si no ven señales y prodigios”. Es decir, Jesús en su misión para anunciar la buena nueva del Dios-Padre que nos ama a todos sin exclusión y convocar a los hombres a ser coparticipes de la construcción del Reino, debe recurrir a milagros para reforzar su labor y lo hace con todo a quien se lo pide, pero siempre que demuestre tener fe, aunque débil, de quien es Él.
Los milagros de Jesús pueden comprenderse y justificarse como una forma efectiva para confirmar ante los hombres qué Él es la palabra de Dios. Debemos recordar que el evangelio de Cristo era algo nuevo (buena nueva) de liberación espiritual y no del sometimiento al imperio romano contrario a lo que los judíos esperaban. Jesús y sus apóstoles necesitaban -entonces- convencer al pueblo de la época que Jesús era el mesías de Dios tan anunciado, esperado y que estaba en Él, y que todo lo que predicaba era la verdad, como también los que estaban y le seguirían a Él (Hechos 1, 5-8).
Nuestra historia cristiana está llena de milagros, unos famosos y otros no tanto, a los que nuestra Iglesia se ha dado el tiempo para investigar y comprobar que han sido obra de una fuerza inexplicable científicamente, pero que gracias a la fe en el Señor y a su promesa, es aceptado como testimonio ejemplar de su poder infinito y plenitud de amor hacia quienes confían en Él. Es por este lado, en donde me he sentido más cómodo, es decir, ante hechos inexplicables de sanación, pero en que efectivamente ha habido una sanación sin intervención del hombre y de sus recursos. Mi fe se ha fortalecido. Aunque se trata de algo personal, deseo contarles que seis meses atrás tuve un gravísimo colapso vinculado a una enfermedad crónica que me acorta inexorablemente la vida y de la cual no hay medicamento de sanación aún; fui hospitalizado en urgencia en la Unidad de Cuidado Intensivo (UTI) con un pronóstico de vida no mayor de 12 horas. Mi familia y amigos, creyentes todos, se unieron en oración. No pedí por mí, sino que aceptando la voluntad del Padre, le pedí su apoyo a mi familia. Sin mediar acción ni explicación alguna y antes de ser sometido a una operación al corazón, reviví. ¿Qué sucedió? No lo sé, no lo sabemos. No lo he investigado, pero creo que alguna razón tendría el Señor para dejarme un tiempo más y así, hoy me tiene escribiendo esta reflexión, sin buscar la razón de la sinrazón. Y lo haré confiado en Él hasta que lo decida.
Jesús nos pide confiar el Él, tener fe, no caer en desesperanza, no siendo necesario que constantemente le pidamos prueba. El Filósofo, científico y religioso francés Blaise Pascal (Siglo XVII) escribió al respecto: «Si hay un Dios, es infinitamente incomprensible, puesto que no teniendo ni partes ni límites, no tiene proporción ninguna con nosotros; somos, pues, incapaces de conocer ni lo que es, ni si es». Debemos pues, tratar de no ser como uno de aquellos como describió Jesús: «Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.»Demos un salto, no al vacío, sino a los brazos de nuestro Dios-Padre que Jesús nos vino a presentar, dando su vida por nosotros.
Agradezco esta magnífica labor que ustedes hacen como laicos semanalmente tratando de motivar la lectura del Evangelio al menos una vez a la semana y con palabras sencillas mostrarnos que el Evangelio contiene un mensaje que está vigente en la vida de hoy. Las reflexiones de ustedes son muy enriquecedoras para las que no somos expertas, salen de las repetidas y tradicionales explicaciones demasiadas elevadas o muy teológicas.
Como siempre, la reflexión de hoy de Patricio Gómez sobre los milagros me ha conmovido por su enfoque testimonial y a la vez me ha sido motivadora para reflexionar sobre mi fe. Felicitaciones.
Patricio muy buena tu reflexión y a la vez cuestionadora .Existen muchas acepciones del significado de «milagros», suceso sorprendente, maravilloso o fuera de lo común, yo me quedo con suceso maravilloso el cuál ocurre a diario y no apreciamos el amor de JESÜS en pequeñas cosas cotidianas, como despertar, tener un techo para vivir, una naturaleza maravillosa, una paz incalculabre.
Patricio sin ir mas lejos hace mucho tiempo atrás los médicos te daban poco tiempo y hoy gracias al gran amor de CRISTO, » milagro» el medicamento te dá la gran oportunidad de vida, eso para mi es un gran suceso «milagro» gracias al amor de DIOS que puso en tu camino a un médico que supo hacer las cosas bien.
Suceso maravilloso para mi «milagro» que nuestros hijos sepan enfrentar con altura de miras las dificultades que la vida les ha puesto, saber que DIOS te ha regalado esos seres pequeñitos – nuestros nietos que llegan en el ocaso de nuestras vidas a decirte te amo nona o abuela o tata, que reemplazan a tus hijos porque ya tienen su vida propia. Todo esto es un gran milagro gracias al amor del PADRE CELESTIAL, los milagros que sucedieron siempre para mi serán un misterio, creo firmemente en la vida y en cada suceso por pequeño que sea es un milagro,tener la dicha infinita de estar acompañada todavía por mi mi viejo eso es otro milagro y por eso gracias
Siempre leo con mucho interés las reflexiones semanales que me remite vustra Comunidad de laicos. Les agradezco y felicito por esta gran labor.
Pero esta vez, me impresionó sobremanera las meditaciones de don Patricio Gómez que hace respecto del tema de los milagros. El Sr. Gómez tiene razón en haberse cuestionado por muchos años a ese respecto, ya que es muy lógico que siendo nosotros seres esencialmente pensantes, queramos entenderlo todo a la luz de la razón.
Yo también me he planteado la misma interrogante y llegué, después de muchísimos años, a la conclusión de que sencillamente es imposible, con la pequeñez de nuestra mente, pretender comprender la inmensidad infinita del misterio, entre la que los milagros ocupan un lugar preferente. Simplemente debemos tomar conciencia que ni siquiera podemos asir el concepto de Dios y que sólo mediante su gracia podemos resignarnos con humildad a aceptarlo y creer en Él.
Como complemento a mi anterior comentario, les acompaño un pequeño poema que incluiré, Dios mediante, en mi próximo poemario titulado «Más allá de la palabra…», que inicié cuando estuve trabajando en Chile de 1985 a 2002. Ese pequeño poema y los que figurarán en la edición impresa giran en torno a la temática de la fe que, como dice la Biblia, mueve montañas.
TRINO Y UNO
Tres que son Uno
y Uno que no es tres.
Aurora que no es día,
penumbra que no es alba,
claridad, alba y penumbra
que son la misma Luz.
Padre que engendra al Hijo
en el amor del Espíritu:
el triángulo perfecto.
Tres círculos de luz
de un solo rayo,
distintos pero idénticos.
He ahí el misterio
más allá de toda comprensión.
Ante ese desbordamiento de la razón
sólo la humildad, sólo la fe:
Creo.
Recibo y leo semanalmente sus cartillas del evangelio. Me sirven mucho. Dios quiera puedan seguir haciéndolo y aumente su difusión, lectura y reflexión.
La reflexión de esta semana de Patricio me ha interpretado totalmente. Su vivencia y experiencia es fuertísima. El misterio que plantea Patricio, muy difícil de comprender con la razón, lo comparto plenamente con su conclusión final. Solo nos queda la fe y a ella me afirmo fielmente.
Maravilloso testimonio. La comunidad orante hace el milagro de que el Señor actúe de tocando e corazón en este caso en Patricio, no lo conozco personalmente, pero soy leal seguidor de las cartillas de la comunidad de ustedes. Muy necesarias en los tiempos actuales.
Tiempo atrás, en mi comunidad sucedió algo parecido. Una señora fue atropellada al bajarse de un vehículo. Quedó gravemente herida, en verdad casi sin posibilidad de vida. Temiéndose «lo peor» , nuestra comunidad oró por ella en la esperanza de ser escuchados. La fe de ella y el apoyo nuestro, la sacó adelante. Hoy, está integrada a la vida e incluso ha vuelto a manejar. Ella, lo dice cada día y lo entrega como testimonio del poder de la oración y la fe. “La Virgen me salvó”.
En el caso de nuestro país, si oremos con el corazón encendido, hará que la ley no se permita el aborto en nuestro país. Hay que convertir los corazones de modo de proteger la vida y apoyar en forma efectiva a las madres en dificultad. No bastan las intenciones, se hace necesario que toda la sociedad se comprometa a ayudar sin límite, hasta que duela, como decía el Padre Alberto Hurtado.
El tema de los milagros y la fe es algo que en lo personal me he interrogado muchas veces. ¿Por qué a uno sí y a otro no? Mi experiencia de vida cristiana, aunque sea a medias, me ha puesto en la disyuntiva de reflexionar y creer sobre los milagros, concluyendo que es asuntos de fe.
Mi fe se sustenta en que los milagros se dan, existen, hay evidencias, no son imaginarios, y por sobre todo, hay muchos, no es algo excepcional. Si somos humildes y repasamos nuestras vidas y la de amigos y conocidos, vemos y experimentamos a menudo algunos
«milagros».
Los invito a repasar sus vidas y hacer un pequeño esfuerzo. No tengo duda que algún hecho o experiencia vivida en algún momento, tiene características de milagro. Hay que buscar y ver con el corazón.
Yo me pregunto entonces, cuando se me ha presentado esa situación, ¿quién está detrás
de ésto? No es coincidencia ni el juego del destino. No tengo duda. Tengo a alguien que me quiere y ayuda. Eso ha ido sustentando a mi fe.
Creo que los milagros se pueden experimentar y corroborar muy a menudo. Hay que estar abiertos. Por eso creo que la experiencia que ha vivido quien nos ha regalado esta semana una gran reflexión testimonial no ha sido producto del azar. Las oraciones nuestras y los deseos de nuestro Dios-Padre han resuelto que esta semana esté con nosotros y dándonos una luz de esperanza de la fuerza de la fe. Pienso que el asunto se circunscribe a la FE, la que es capaz de mover montañas.