Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
09 Abr 16
Juan 6, 35-40
«Yo soy el pan de vida…»
Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
En esta corta lectura del evangelio de Juan, podemos observar algunas aseveraciones categóricas de Jesús con respecto a Él, sus promesas, enseñanzas, revelaciones, la voluntad del Padre y el cumplimiento de todo esto en todo aquél que escucha, cree y vive con amor y fe.
Estamos en el Año Santo de la Misericordia, nuevo llamado a recordar el Amor infinito del Padre, Su voluntad de salvarnos como hijos que creemos en el Pan de Vida que es Jesús y que nos acercamos para alimentarnos en la Eucaristía y que lo buscamos al vivir las Obras de Misericordia con nuestro prójimo.
En este tiempo podríamos preguntarnos a nosotros mismos sobre nuestro compromiso de conocer, buscar y cumplir la voluntad del Padre en el lugar y el momento que estamos viviendo.
Tal vez nos toca ser más veraces con nuestros actos y más fieles al amor de Dios que nos invita a resucitar con Jesús, para ser discípulos que propagan y viven Su Palabra.
Estemos atentos a los signos de los tiempos para descubrir cuál es realmente nuestra tarea en el Reino del Señor donde todos podamos vivir en paz y con justicia para saciar nuestra hambre y nuestra sed, no sólo corporal sino también espiritual, alcanzando la tan ansiada plenitud que nos permita trascender y ser felices.
Jesús nos dice que estamos bajo su cuidado pero al mismo tiempo nos llama a creer en Él.
¿Qué significa creer en Jesús?…
Hagamos un alto y preguntémonos en este momento de nuestra vida, ¿cómo están nuestra fe y nuestras obras?, ¿cómo está nuestro alimento del Pan de Vida?, ¿acaso estamos claros en lo que nos pide nuestro Padre de acuerdo a todo lo recibido?…
Dejémonos interpelar por su Palabra cada día y actuemos en consecuencia.
Oremos para dar gracias por la inmensa paciencia de nuestro Creador que nos da muestras de Su Amor siempre a pesar de nuestras necedades y pidamos fortaleza, perseverancia y amor para que desde donde estemos, trabajemos por la justicia, paz y equidad para todos, empezando por cuidar nuestro maravilloso planeta.
Me pregunto ¿Porqué habiendo tantos católicos, tan pocos nos vemos en Misa? excepto en las grandes fiestas. Ciertamente hay muchos que creen a medias, otros tantos indiferentes o ateos y nosotros débiles pecaodres que confiamos en la vida nueva que trae el Señor al mundo. Yo creo que fallamos los supuestos creyentes, porque tenemos una vida de oración poco intensa, de este modo no reflejamos al Señor en la vida diaria y no somos testigos creíbles de su bondad. Los Santos que con tan poco, hicieron una magnífica obra testimonial nos dan ejemplo de preciosa unidad
Me tocó este domingo compartir con dos sacerdotes de Don Bosco (uno confesaba) el otro desde el púlpito llamaba insistentemente a los fieles (cuando el Padre de atrás estaba desocupado) unos cuantos chiquititos recibían una bendición individual de manos del sacerdote, luego de las comunión de los adultos, el Rosario abreviado antes de la Misa. Impresionaba ver la comunidad de gente humilde participativa en los cantos obediente para confesarse. Ciertamente la Madre Auxiliadora y Su Hijo Amado hacían su obra de misericordia ese domingo, por medio de dos hijos fieles de Don Bosco. ¡¡Que bonito pertenecer a esta Iglesia obediente!!