Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Abr 11
Juan 7, 12; 10, 25-30
«Trataban de capturar a Jesús, pero aún no había llegado su hora».
Después de algún tiempo, Jesús andaba por Galilea. Evitaba estar en Judea, porque los judíos buscaban la ocasión para matarlo. Ya estaba cerca la fiesta judía de las tiendas de campaña.
Más tarde, cuando sus parientes subieron a la fiesta, subió también Jesús, pero en privado, no públicamente. Ante esto, algunos de los que vivían en Jerusalén se preguntaban:
«¿No es éste el hombre al que quieren matar? Resulta que está hablando en público y nadie le dice ni una palabra. ¿Es que habrán reconocido nuestros jefes que es en realidad el Mesías? Pero, por otra parte, cuando aparezca el Mesías, nadie sabrá de dónde viene; y éste sabemos de dónde es».
Al oír estos comentarios, Jesús, que estaba enseñando en el templo, levantó la voz y afirmó:
«¿De manera que me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no he venido por mi propia cuenta, sino que he sido enviado por el que dice la verdad, y a quien ustedes no conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él quien me envió».
Intentaron entonces detenerlo, pero nadie se atrevió a hacerlo, porque todavía no había llegado su hora.
El pueblo judío rodea a Jesús el Nazareno, los fariseos traman su captura por envidia y los apóstoles escuchan las sabias parábolas y discursos religiosos. Vaya ambiente que prepara la muestra total del Misterio Pascual del Mesías, reflejando su “caída en el mundo”, pero su triunfo en la “VIDA”, y para la Vida Eterna.
Los comentarios abundan en el entorno de Jesús, dando cabida a calificativos como “bueno, engañador,…”. Nosotros como ellos tomamos postura y El explica con firmeza pero no aspereza: “… (las obras realizadas) dan testimonio de mi…” Ciertamente porque aún no había llegado su hora, porque aún el Padre Sabio y Creador no expresaba su santa Voluntad.
Pero hermanas y hermanos en la fe ¿cuándo será nuestra hora para creer en conciencia con Jesús? y tomar la actitud de fe, la cual nos permite descubrir SU VOZ, la única voz que nos seduce, nos acerca, nos enamora, nos adhiere a El porque somos sencillamente sus ovejas, sus fieles seguidores y hasta sus apóstoles.
El sabe cómo cambian las cosas o se da nuestra hora. Hace unas semanas a dos compañeros de trabajo se les presentaron mejores oportunidades laborales y en mejores condiciones para la familia. Uno de ellos dudaba que si lo organizado al inicio del año valía la pena cambiar, si era verdaderamente “su hora” de dejar y emprender nuevo vuelo y confiar en lo que Dios quiere de él y su familia.
Ahora relaciono aquella situación con lo vivido por Jesús antes de su captura, el cambio y el abandono a lo que Dios nos pide, la presión indirecta o directa de los que nos rodean, y finalmente la seguridad de lo que hemos hecho aquí o allá.
Con el grupo de los alumnos más pequeños, con quienes aprendo ha aprender en el Colegio donde laboro, siempre les digo: “Dios nos ha dado dos orejitas y un boca, ¿para qué?” Ellos reflexionan y dicen: “Profe, porque primero debemos escuchar para luego hablar”.
Les invito a comprometernos a abrir nuestros oídos, no sólo los labios, para discernir ESE MOMENTO, ESA HORA CLAVE donde como fieles creyentes digamos en conciencia “escuchamos tu voz; la reconocimos y la seguimos”. Ahora somos UNO con CRISTO.
Fraternalmente en Jesús, María y Marcelino Champagnat
Por primera vez me encuentro con un comentario demasiado críptico, al menos para mí. No pretendo descalificarlo, sino lo más probable es que por mis propias limitaciones me quedé «out».
Fraternalmente
Rubén
Saludos,
y gracias Ruben por cada una de tus palabras.
Sumar una serie de percepciones y emociones con el misterio del Mesías es bravo, el quien es sencillo, da con firmeza la realidad, nuestra realidad.
Fraternalmente,
DAvid