Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
21 Mar 15
Juan 8, 1-11
El que está sin pecado, que tire la primera piedra
Pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?
Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?
—Nadie, Señor.
—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.
¿Cuál es el propósito de este relato? Una gran mayoría dirá que este pasaje nos enseña que nadie está capacitado para juzgar a otro porque todos somos pecadores. Sin embargo, la intención del autor es mostrarnos la trampa que los fariseos le tienden a Jesús y la sabiduría del Señor para librarse de ella.
Nos llama la atención que la mujer se encuentra sola ante sus acusadores, siendo que la ley judía prescribía la pena de muerte para hombre y mujer encontrados en adulterio (Lev 20, 10)… Por otro lado, durante el juicio de Jesús, se nos dice que los romanos habían prohibido a los judíos aplicar la pena de muerte (Jn 18, 21). Por tanto, si Jesús decía que la mujer debía ser lapidada, estaba en contra de la ley civil de los romanos y si negase esta pena, se ponía en contra de la ley de Moisés. Se trata de una encerrona, semejante al dilema sobre el impuesto a César
El interés principal de los fariseos no es el castigo de la mujer o el hecho de pagar o no el impuesto. El propósito de los fariseos es hacer caer a Jesús en una trasgresión de la ley. Pero el Maestro responde con una sabiduría tal que no hay forma de acusarle a Él de ningún delito. Jesús no entra a discutir la ley ni la condena, tan sólo les pide a los asistentes que se interroguen sobre su propio pecado. Quizá sea por eso que los más viejos se dan cuenta antes que los jóvenes; ellos han tenido una vida más larga… Sea como sea, acaban marchándose todos, hasta el último.
Al preguntar a la mujer si sus acusadores no la han condenado, Jesús deja en claro que Él tampoco está interesado en apedrearla sino en que ella tenga la oportunidad de abandonar el pecado y restaurar su vida. Jesús no vino para condenar sino que para salvar.
El texto ilustra una vez más uno de los mensajes centrales del evangelio: Dios es un Dios de misericordia y no de condenación. Él condena el pecado, más no a las personas. Valoriza la ley (pide a la mujer que no peque más) pero tiene compasión ante la debilidad humana.
¿Cuantas veces juzgamos a las personas con dureza, con una mentalidad legalista y no mostramos compasión, como la de un Dios que es rico en misericordia? En este tiempo de cuaresma, seamos manifestación del Dios verdadero, misericordioso y compasivo a ejemplo de Jesús, que sabe distinguir bien entre el pecado y el pecador.
Corina
¡Qué a propósito tu lectura a propósito de lo que estamos viviendo en Chile. Ante tantas acusaciones y condenas, es cierto que he tenido el impulso de condenar sin miramientos a los transgresiones, a las faltas contra la ética en nuestro sistema económico y político. Anoche un panelista en un progama de TV partió diciendo que él no acusa a nadie, sólo se acusa a si mismo, porque no hace tantas años él mismo actuó en esa forma sin conciencia de que no era lo correcto, parecía ser una práctica normal. Si miramos el lado positivo de lo que está sucediendo, pareciera que nuestra sociedad ha tomado conciencia sobre lo que pudo ser normal pero nunca lícito y por eso se vuelve implacable. No porque «todos lo hacían» se puede hacer la vista gorda. Además, cuantos fariseos de hoy caen en la hipocresía de acusar injustamente. Bueno, hasta aqui lo que me hizo pensar tu excelente comentario final.
Corina (corrijo primer párrafo)
¡Qué a propósito tu lectura si vemos de lo que estamos viviendo en Chile. Ante tantas acusaciones y condenas, es cierto que he tenido el impulso de condenar sin miramientos a los transgresiones, a las faltas contra la ética en nuestro sistema económico y político. Anoche un panelista en un progama de TV partió diciendo que él no acusa a nadie, sólo se acusa a si mismo, porque no hace tantas años él mismo actuó en esa forma sin conciencia de que no era lo correcto, parecía ser una práctica normal. Si miramos el lado positivo de lo que está sucediendo, pareciera que nuestra sociedad ha tomado conciencia sobre lo que pudo ser normal pero nunca lícito y por eso se vuelve implacable. No porque «todos lo hacían» se puede hacer la vista gorda. Además, cuantos fariseos de hoy caen en la hipocresía de acusar injustamente. Bueno, hasta aqui lo que me hizo pensar tu excelente comentario final.
A propósito de ser misericordioso, he pensado que los musulmanes que hablan de Ala como el Dios de misericordia, no es tan distinto al nuestro, pero la interpretación malintencionada que hacen los mas extremistas los convierte en asesinos como fueron los nuestros en tiempos de la inquisición. El inspirador de ideas siniestras en los dos casos es el mismo
El mismo que nos hace pecar, es el mismo con sus secuaces que nos hace avergonzarnos al extremo de creer que El Señor no nos perdonará y nos inspira rehuir a rechazar o excusarnos de practicar el sacramento de la reconciliación y damos un paso atrás
Este sacramento lo pide la Santa Madre de Dios y Reina de nuestros corazones en Medjugorge desde hace 33 años, juntos con otras practicas de piedad llamadas las 5 piedritas. Lo mismo quiere el Papa, para que reine el Señor en nuestras vidas y sus dones de misericordia, sus bondades se manifiesten en nosotros instrumentos de su gracia.