Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
21 Dic 10
Lucas, 1, 26-38
Anunciación
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba que significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.”
María entonces dijo al ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?” Contestó el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.”
Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mi tal como has dicho.” Después la dejó el ángel.
La presencia de María en los evangelios y el cristianismo nos hace sentir más seguros de estar en una religión no solamente divina sino también muy humana. Por ello, en donde hay cristianos hay devoción a María, de una forma u otra y, la mayoría de las veces la honramos bajo diferentes formas. En nuestro hogar, como en muchos en América Latina, tenemos una hermosa representación y honramos a la Virgen de Guadalupe. Nos ha gustado visitarla en su santuario y conocer mejor toda la historia de su aparición en México y sorprendernos que, en México todos son “guadalupanos” incluyendo a comunistas y capitalistas, izquierdistas y derechistas. Es la Virgen de la Unidad, unidad que tanto nos hace falta. También nos gusta hablarle como a una madre que nos ayuda en momentos difíciles: María Auxiliadora a quien Don Bosco recurría siempre.
Siendo así como no querer conocer mejor los momentos centrales de su vida. Hoy recordamos un momento clave de su existencia, cuando un ángel le pide ser madre del Señor. María era muy joven, quizás unos 16 años, la edad en que se comprometían las mujeres en aquel entonces. Pero al mismo tiempo era una persona muy madura, muy consciente de lo que hacía y muy cerca de Dios.
Tratemos de figurarnos la escena: primero, una gran sorpresa: la visita de un ángel… después un saludo sorprendente. “María quedó muy conmovida…” Entonces el ángel le dice lo que Dios espera de ella. Nos imaginamos un largo momento de silencio y meditación de parte de María. Lo que le pedía el ángel tenía muchas implicaciones para ella.
Pero María, confiando en Dios, se atrevió a decir “SI”, un SI que cambió la historia del mundo.
Reflexionemos unos instantes sobre María en la Anunciación y lo que María nos enseña en aquella situación:
– Confianza en Dios. La fe de María es total, confía en Dios pero tiene dudas y las manifiesta.
– Disponibilidad total de María. Ella está plenamente abierta, receptiva a Dios y acepta una misión que, a ojos humanos, parecía imposible realizar.
– Arriesgarse por Dios. María se arriesga, y fuertemente. Mediante el ángel Gabriel, Dios le pedía nada menos que aceptar ser “madre soltera” con todo lo que eso implicaba frente a José y frente a toda su comunidad, con el riesgo de ser repudiada:“José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto” (Mt 1,19).De nuevo tuvo que intervenir un ángel para decirle a José de quedarse con María (Mt. 1-20).
– Madurez de María que, a pesar de ser muy joven, toma una decisión trascendental que afectará profundamente su vida, la nuestra y la de toda la humanidad.
Para nosotros ¿que nos inspira María en este evento? Primero confianza en el Señor, pero al mismo tiempo no tener miedo de manifestarle nuestras dudas y preocupaciones. En segundo lugar disponibilidad para hacer lo que Dios nos pide. No siempre escuchamos (o no queremos escuchar) la voz de Dios, aun si Él siempre nos habla. Puede ser que nos pida algo diferente e imprevisto. Entonces, nos toca arriesgarnos como lo hizo María, aun si esto estuviera considerado “fuera de normas” por las estructuras religiosas o sociales de nuestro medio. Debemos comprometernos con madurez en la Iglesia, no aceptar que nos traten como a menores, comunicar nuestras opiniones con altura y actuar como adultos en la fe y el Amor.
Estimado y admirado Diego,
muchas gracias por tu hermosa y profunda reflexión.
Me llegó muy hondo al corazón «arriesgarse por Dios». Ojalá fuera capaz de ello por lo menos una vez.
«Creo, Señor, pero aumenta mi fe». Creo, María, aumenta mi esperanza y caridad, aumenta mi osadía en la misión de anunciar a tu hijo y al Reino, aunque no sea digna de ti, acógeme en tus brazos de madre y cúbreme con tu manto para que pueda decir ¡cuánto amo lo vivido y por vivir!
Un abrazo de Felices Pascuas de Navidad
Davina