Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
19 Dic 15
Lucas 1, 39-45
María visita a su prima Isabel
Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»
Lucas es el tercer Evangelio y lo escribió alrededor del año 70. Pablo lo nombra como su «médico amado y fiel”. Le acompañó en uno de sus viajes. Generalmente visitaban las primeras Comunidades fuera de Jerusalén. Lucas era griego. Todo indica que su acercamiento a Jesús fue paulatino. Se dice que perteneció «al grupo de los 72 «, acompañaban a Jesús y los Doce en sus diversos desplazamientos. Se propone «escribirlo ordenadamente después de haber investigado diligentemente todas las cosas, desde su origen y tal como nos lo enseñaron los que vieron a Jesús con sus propios ojos y fueron Ministros de la Palabra» Prueba de su rigor y capacidad de ordenamiento son su relato de la infancia de Jesús y el espacio que le dedica a su Familia y sus primeros años (cap. 1 y 2)
Como era griego, explica lo que es parte de la cultura judía que aparece extraña a un lector no iniciado. Agrupa en un solo capítulo el Mensaje central de Compasión y Misericordia de Jesús (cap. 15) y, entre otros ejemplos, el testimonio de los discípulos de Emaús que regresan de Jerusalén desesperanzados ante el aparente » fracaso de Jesús que muere en la Cruz» (cap. 24)
«Dichosa Tu, porque has creído que se cumplirán las cosas que el Señor te ha dicho» Este es el más fino y mayor elogio que ha recibido una persona por su Fe, su audacia y tenacidad. Creer en una promesa. Creer que las cosas van a ser así. Seguir creyendo a pesar que pasan cosas que confunden, sin coherencia ni sentido. Creer que las cosas, a pesar de todo…»van a ir mejor». «Nunca estamos sin salida, y en todo lo que nos ocurre, salimos victoriosos», dirá Pablo. Un poeta dice…»lo que más me impresiona de la gente es la Esperanza, porque creer y seguir viviendo, a pesar de todo lo que uno ve de miseria real y moral… me impresiona la Esperanza, que moviliza a la gente a ponerse de pie y reemprender la marcha«. Creer que es verdad. «Que no dormita ni cabecea el Guardián de Israel» «Que aunque te desvíes a la derecha o a la izquierda, oirás su Voz a tus espaldas que te dice… este es el Camino, camina por el» (Isaías 30.) …»No dormita ni cabecea el Guardián de Israel porque el Señor está en medio de tí…como un Guerrero que salva.»
De allí el homenaje que le hacemos a María, la primera creyente. Más allá de sus títulos, advocaciones y formas devocionales que la historia acredita, María creyó en El, le hizo caso, fiel hasta su muerte. No debe extrañar la delicada y a veces infantil devoción y cariño que suscita. No es otra cosa que el «toque humano «que la gente espera de sus divinidades, sus creencias y sus ministros. El relato de Lucas trae esa impronta de humanidad y cercanía con lo cotidiano.
Volviendo al texto, el relato de la actitud de María, es «redondo y total». Cree que son verdad y se cumplirán las cosas que le fueron dichas, y sin detenerse, parte de prisa a un pueblo en la montaña donde su prima que está encinta.
La Fe y el Servicio. Pablo dirá en Romanos1: el Don y la Misión. Inseparables. María, sin darle vueltas, entiende que lo que recibió es para compartirlo en gestos de humanidad. Discípula Misionera…»Pues en Cristo Jesús no tiene importancia haber recibido o no la circuncisión. Lo que sí vale, es tener la Fe que actúa por el Amor» Gál. 5,6. No hay dicotomía entre la Fe y el actuar del creyente. «Pues hermanos, que provecho tiene decir tengo fe si no lo demuestra en su actuar? Así pasa con la fe si…no se demuestra por la manera de actuar: está completamente muerta» (Stgo. 2,14). En María su creencia se funde y se hace una sola cosa con su prisa en subir a la montaña y servir.
La actualidad del relato, la disposición y coherencia de la Fe de María nos traen a nosotros a la iglesia y al mundo un exigente y urgente llamado a la coherencia entre el decir, creer y el hacer…con humanidad. No basta creer y hacer, tiene que ser con humanidad. Es una tríade: Creer, Hacer y Humanidad…inseparables.
María permaneció tres meses con su prima Isabel
justo el tiempo que faltaba para que diera a luz. Eso se llama coherencia y compromiso.
El relato de la visitación le ha sido revelado a Maria Valvorta a Katherine Emerich es una maraviila apreciar que María con el salvador en su vientre va a cuidar a su prima Isabel de avanzada edad que ansiaba su presencia angelical, le acompaña y protege en los últimos meses hasta que nace Juanín, como la Santa Madre llamaba al precursor. Todo en ella es amor protector,cariño de madre a pesar de su niñez, portadora del Dios inocente y bello. Por su bondad elegida para que venga a nuestro corazón el Dios pequeño y sencillo como un trocito de pan