Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
21 Dic 09
Lucas 1, 39-45
«La Visitación».
Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo, y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!. «Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»
En este texto se nos muestra una escena familiar, que a los ojos de cualquiera podría verse como algo simple, pero leyendo con un poco más de detenimiento nos damos cuenta de que no es así. Aquí se relata un hecho extraordinario de humildad y amor al prójimo: la Virgen, ya encinta del Mesías y a sabiendas que había sido elegida entre todas las mujeres para ser la madre del Salvador, humildemente se mantiene fiel a la tradición de su pueblo. Tradición de la que en numerosas ocasiones fui testigo, durante los largos años de mi vida en el Medio Oriente: el apoyo entre familiares, donde el que puede, sin pensarlo demasiado, sin ningún miramiento, va en busca del necesitado y lo ayuda.
La Virgen supo que su prima estaba a punto de dar luz y necesitaba apoyo y fue a dárselo. ¡Cuán importante, necesario y diferente es este mensaje de lo que vivimos hoy, la familia se ha reducido, en cuanto a obligaciones se refiere; uno supone que si una persona necesita ayuda, los que deben ayudarle son sus padres o sus hermanos, el cónyuge, o finalmente un extraño, al que se le paga para que lo haga. Pero que una prima haga un viaje para ayudar a otra es casi impensado.
El segundo hecho extraordinario, mas allá del mensaje respecto del apoyo desinteresado que nos debemos unos a otros, es la forma como el niño que llevaba en su vientre Isabel, da saltos de alegría, ¿Porqué un no nato comprende que se encuentra ante la presencia de su Salvador? ¿No es extraordinario?, aquí se muestra una vez mas que no es necesario ver para creer. Sintió a Jesús y lo embargó una gran alegría, sin haberlo visto. Otro gran ejemplo del poder de la fe, cuando hoy estamos tratando por todos los medios de buscar y comprobar científicamente qué palabra, qué escena, qué personaje de la Biblia existió realmente, buscando explicaciones racionales que ayuden a los creyentes a tener fe, a aceptar que en los Evangelios hay verdad, ¿será porque somos hombres de muy poca fe?.
Y finalmente el saludo de Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, a María, en el que reconoce que María es bendita entre todas las mujeres así como el fruto de su vientre y que ella no merece su visita. Otra gran muestra de humildad, al final vuelve el tema de la fe, del creer sin ver, porque la Virgen, sí, creyó que las promesas de muchos siglos, de Dios, se cumplirían, que sí vendría a nosotros el Salvador, y su prima también creyó que ella llevaba en su vientre al Hijo de Dios.
Me pongo a reflexionar en este escenario. ¿Tendrían, hoy, muchas personas la capacidad de aceptar una verdad tan grande?, que cambiará el destino de la humanidad para siempre, o la rechazarían, negándose a creer en una profecía de muchos siglos atrás.
Hoy ¿tenemos esa fe inquebrantable en la palabra y las promesas del Señor? Hace un par de semanas, un sacerdote me preguntó ¿tienes fe?, yo le respondí, por supuesto padre, yo tengo mucha fe y mirándome a los ojos me dijo, lo siento no es así, porque si verdaderamente tuvieras fe le dirías a esa montaña que tenemos frente que venga a ti y la montaña vendría a ti, así de poderosa es la fe verdadera. Me dejó muda y pensando si yo realmente creo sin tratar de buscar explicación racional alguna a los evangelios. Y me temo que en muchos casos la respuesta es no.
Esta relexión de me ha llegado en lo profundo de mi corazón y me ha abierto la permanente disputa entre la razón y los sentimientos. Tema que da para una larga reflexión. La fe es un salto al vacío pero con una plena esperanza de ser salvado.
Escritor y sacerdote francés, Ex-asesor de movimientos de Acción Católica Independiente (ACI)Michel Quoist escribió sobre nuestra Fe:“El hombre moderno, cuando reflexiona, se inquieta, hasta se angustia frente al Mundo. Si bien, cada vez lo comprende más, lo domina y lo domestica con brío, sigue siendo incapaz de darle un sentido. Con la Fe, el cristiano penetra el misterio del Mundo. Sin embargo, demasiados creyentes reducen la Fe a una fe humana: para el intelectual, es un conjunto de buenos principios; para el virtuoso, un código de vida moral; para el piadoso, el cumplimiento de ritos religiosos; pero ¿para cuántos la Fe es esa Luz que ilumina toda la vida y la orienta en los menores detalles?”