Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
30 Sep 13
Lucas 10, 1-12
Jesús envía a los setenta y dos discípulos
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios». Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.» Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
La misión de los 72 es la nuestra: el tiempo de la cosecha del grano del mundo ha llegado, sin embargo los obreros somos insuficientes. En este evangelio, Jesús nos enseña cómo hacer apostolado; necesita de nuestra ayuda y de nuestra vocación cristiana.
| A primera vista la imagen del cordero nos puede resultar un poco lejana a nuestra realidad pero es fuertemente simbólica. En el Antiguo Testamento cada familia judía ofrecía a Dios un cordero en el Templo. Jesús nos llama “ovejas”, porque debemos ser como ellas: mansos, sumisos y capaces de perseverar en el sufrimiento de la ruta, y Él es nuestro Buen Pastor: “El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma” Salmo 23. Jesús se entregó, como “Cordero de Dios” por nosotros en la Cruz.
Nuestro envío es cada vez más difícil ya que los lobos de hoy asechan con dientes afilados. Tenemos que ser muy valientes para proclamar la Palabra. Vivimos tiempos como si no existiera Dios “Sabed que os envío como corderos en medio de lobos” Lc 10,4. El mismo Osservatore Romano describió a Benedicto XVI como “un pastor rodeado por lobos “en relación a su decisión de abdicar a comienzos de año, poniendo un ejemplo de lo que ha sucedido en el seno de nuestra propia Iglesia. Si echamos una mirada a nuestro alrededor y al mundo, veremos que el peligro acecha pues “las fieras andan sueltas”. Son muchas las naciones que en otros tiempos fueron comunidades de fe viva y fuentes de inspiración para la humanidad y que hoy rinden culto al consumismo y a los parámetros económicos, negando la presencia de Dios volcándose al secularismo y al ateísmo que las hace más solas e insensibles a la miseria y a la pobreza que coexiste ante sus propios ojos. Los lobos de la guerra y de la industria armamentista, del terrorismo, del narcotráfico, de las posturas intransigentes, allí están aullando.
Tenemos urgencia de nuevas formas de apostolado para re evangelizar al mundo. Hay lugares en los que no se puede sembrar por falta de operarios, y mieses que se pierden porque no hay quien las recoja. ¿Y nosotros que estamos haciendo? ¿Somos espectadores o protagonistas de este desafío? ¿Hemos sido contagiados por el virus del inmovilismo y la indiferencia frente a todo lo que está fuera de nuestro radio personal?
El Papa Francisco nos ha dicho: “La Iglesia ha de salir de sí misma a la periferia, a dar testimonio del Evangelio y a encontrarse con los demás”. “Salgamos de nosotros mismos para encontrarnos con la pobreza”. “¿Estamos decididos a recorrer caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheraremos en estructuras caducas que han perdido la capacidad de respuesta?
Meditemos estas ideas, para volver a situarnos en el camino correcto, con la fuerza y la esperanza de las palabras del Señor: “tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. Mt 28,20.
Te felicito amigo, hermano del alma mía. Como dices, el mundo nos necesita y Jesús que, como el Siervo Sufriente, cargó con él nuestras faltas, para que todos entremos en el Reino de Dios.
Sólo no estoy totalmente de acuerdo que seamos sumisos, mansos sí, pero la rebeldía en la Iglesia es muchas veces necesaria para la fidelidad al Cristo y al Santo Espíritu.
abrazos