Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
24 Ene 15
Lucas 10, 1-7
La mies es mucha y los obreros pocos”
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
Cuando era pequeña, mi mamá nos instruía en los quehaceres del hogar y luego nos designaba algunas tareas, porque éramos muchos y debíamos dividirnos el trabajo. Por supuesto siempre había alguno que se distraía en otros quehaceres, o los evitaba. Esto resultaba en un mayor trabajo para mi madre o para los más hacendosos. A veces se castigaba a quien no hacia su tarea o lo dejaba pasar esperando que al día siguiente lo hiciéramos, pero generalmente lo hacia ella, amorosa, porque nos amaba y permitía estos pequeños deslices.
He hecho este recuerdo de infancia debido a la innegable analogía que existe entre lo que mi madre hacía con sus hijos, a lo que Dios -Nuestro Padre- hace con nosotros; ella con las tareas del hogar, Él con las tareas del Reino. Por cierto estoy segura que el amor de Dios hacia nosotros es aún mayor que el de una madre a su hijo, lo que ya es de por si un enorme amor.
¿Cuantos de nosotros hemos escuchado las instrucciones de Nuestro Señor? ¿Cuantos de nosotros hacemos lo que el Señor nos está mandando día a día hacer? Es notable como en este pasaje del Evangelio, en el cual Jesús nos instruye para llevar la Buena Nueva, da tantas respuestas a tantas disculpas que hoy podemos plantearnos:
• Decimos “No tengo los conocimientos” y Él nos habla de obreros, es decir, según el diccionario de la RAE, aquel que trabaja, aquel que hace algo. Como vemos, no especifica conocimientos, solo acción. Y no es trivial que el Señor haya denominado así a quienes saldrán al mundo. No necesitamos tantos conocimientos filosóficos, matemáticos, ser eruditos en cada materia, ni perfectos en alguna especialidad, solo se necesitan las ganas de trabajar por el Señor.
• Decimos “Tengo miedo o me da timidez decir algo” y Jesús nos dice “Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos”. No nos cuenta mentiras, nos dice que tal vez no la pasaremos bien, que estaremos expuestos, pero nos dice “Id” y debemos confiar en Él, porque ¿enviaríamos a nuestros hijos a riesgos innecesarios?
• Nos disculpamos con un “No tengo recursos” (y podemos entender como recursos en este mundo moderno que tenemos conceptos tales como dinero, bienes, tiempo). Y Jesús nos vuelve a instruir: “No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino”. ¡No necesitamos nada extra para caminar por Él y para Él!, ya que nos lo dará todo. Debemos creer en eso y hacerlo nuestro, para cumplir lo que nos manda.
• Quizás decimos cabizbajos “Es tan poco lo que puedo hacer yo solo o sola”. Tampoco esta usual excusa queda sin respuesta en la Enseñanza, ya que nos dice “No vayáis de casa en casa”, “permaneced en la misma casa”, es decir no debemos hacer tanto, debemos dedicarnos según nuestras capacidades. Cada gota de agua, cada minuto de los tiempos de todos, harán los océanos de amor para quienes los necesiten.
No tenemos excusas, por tanto, para los que nos manda el Señor, quien nos llama y debemos obedecer por nuestro amor, en lo poco o en lo mucho, en nuestra simpleza o en nuestra sapiencia, dedicándole la vida o solo unos minutos al mes.
Como dijo la Madre Teresa: “Lo que cuenta no es lo que hacemos, ni la cantidad de lo que hacemos, sino el amor que ponemos en nuestros actos, porque esos actos son nuestro amor a Dios en acción”.
Porque el trabajo es mucho, debemos actuar… no mirar para otro lado… ¿Has dicho u oído la expresión: ”yo soy buena persona, no le hago mal a nadie”? Pues, ¿Es eso suficiente para cumplir con el Señor. La respuesta la leemos en las cartas apostólicas de Santiago: “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, está en pecado” (St. 4,17).
Estoy de acuerdo con Elizabeth, con lo que somos y tenemos debemos entregar la BUENA NUEVA, comenzando por nuestro hogar y ´por nosotros mismos. Aplicar la sencillez, la humildad, el amor, la comprensión y comenzar por nosotros primero, muchas veces pensamos que debemos evangelizar a los otros primero, pero yo pienso que debemos comenzar por nosotros mismos, tenemos que dejar de amar , el poder , el dinero la arrogancia, debemos imitar a JESÜS, siempre austero, entregado solidario, es una tarea permanente