Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
12 Oct 13
Lucas 11, 47-54
«Se pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías»
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán»; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!» Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Cuesta creer que este Jesús que habla tan duramente a los fariseos y doctores de la ley sea el mismo que atiende a los niños que en su cultura eran considerados no-personas, o a mujeres marginadas por “pecadoras” o impuras; el Jesús que se hace invitar por Zaqueo, el cobrador de impuestos despreciado por el populacho; el Jesús que mira con tristeza alejarse al joven rico incapaz de desprenderse de sus privilegios o el que escoge a Mateo, el publicano “colaboracionista” con Roma y detestado por los fariseos, para que forme parte de sus círculo íntimo de discípulos.
¿Quiénes eran estos fariseos a quienes Jesús dedica tan duras palabras? “Fariseo” significa, textualmente, “los separados, los separatistas”, definición que da a entender la naturaleza fundamental de sus creencias. Constituían la más influyente de todas las sectas religiosas judaicas de la época de Jesús. Eran los más estrictos legalistas de la época, se comprometían a observar y obedecer toda la infinidad de reglas restrictivas, las tradiciones y leyes ceremoniales del judaísmo ortodoxo. Se consideraban a sí mismos los únicos seguidores auténticos de las leyes divinas, por lo que se creían mucho mejores y más santos que cualquier otra persona. De ahí que se separaban no sólo de los no judíos, a quienes trataban con perfecto desdén, sino que se ponían por encima y aparte de sus propios hermanos judíos.
Jesús no los atacó por ser quienes eran – acogió al fariseo Nicodemo que llegó a verlo, en mitad de la noche para no ser reprobado por el resto, y mantuvo un respetuoso intercambio de ideas con él – sino por su falta de coherencia, por no haber puesto como centro de su accionar la palabra de Dios, sino su propia sabiduría.
Las palabras de Jesús pueden aplicarse hoy a muchas instituciones cristianas, sacerdotes, religiosos, y a nosotros laicos, que también somos iglesia y nos consideramos “buenos católicos” sin reparar en cuáles mentalidades, cuáles actitudes, (“lo que tengo lo merezco, porque trabajé duro para conseguirlo”) pueden tener semejanza con las de los maestros de la ley.
No hace falta esforzarse demasiado para encontrar a los fariseos de nuestro tiempo: en esta cultura donde impera la meritocracia, donde el lucro desmedido y las desigualdades estructurales en materia de educación, de salud, de oportunidades, son aceptadas como normales: todos, en mayor o menor medida, caemos en el fariseísmo. No solamente cuando participar en campañas caritativas nos hace sentirnos buenos mientras todo sigue igual, sino también en diferentes circunstancias, intercambios, situaciones cuando, tal vez sin proponérnoslo, nos sentirnos dueños de la verdad.
Querida María Marta, estupendo tu comentario. Sólo quisiera agregar algo que dejó muchas huellas en mi generación,la muerte, persecusión,tortura y silencio obligario de tantos profetas, para nombrar algunos de Brasil: D.Helder Câmara, Raúl Amaro Nin Ferreira (mi amigo y compañero de universidad), Margarida Alves, Sonia (cuyo apellido me olvidé), Fr.Tito OP.
No olvidemos los castigados por la Congregación por la Doctrina de la fe, más recentemente, Fr. Leonardo Boff, Fr. Gustavo Gutiérrez OP, P. Hans Kung, P. Bernard Haering anciano y con cáncer en la garganta…
Abrazos de cariño y admiración
Davina
Gracias por tu aporte, imprescindible. De hecho omití casi deliberadamente, por falta de espacio, referirme al fariseismo en nuestra jerarquía católica, un tema que va más allá de los abusos recientes. El fariseismo ha estado presente desde los primeros siglos, a partir del momento en que el papado se asoció al poder. Hasta que llegó el Papa Francisco…