Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Oct 19
Lucas 11, 5-13
Pidan y se les dará
«Les dijo también: «Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle». Y el otro le responde a usted desde adentro: «No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos». Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo, si usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta, se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que lo pidan?»
Jesús dice: “pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a una puerta y se les abrirá”
Él, nos muestra de esta manera la disposición de un padre bueno a las necesidades de un hijo; y sí nos consideramos hijos de Dios, unidos a él por el lazo perpetuo del amor infinito, pensaremos que nos otorgará lo que la mayoría de los seres humanos pedimos para nuestro diario vivir y para nuestros cercanos.
El hombre, independientemente al lugar y tiempo de la historia de la humanidad en la que le ha tocado vivir, ha tenido una búsqueda frenética por la felicidad, poco definida, ya que está directamente relacionada con la supleción de sus propias necesidades. Por ejemplo, hay quienes necesitan justicia para sentirse felices; otros, suplir sus necesidades básicas de sobrevivencia y otros simplemente, ser amados. Pero esta felicidad buscada no nos será dada, si no entendemos que el ser humano es un ser integral y que esta felicidad sólo la encontraremos, en nuestra propia capacidad de Amar, y esta no, es más, que Dios mismo dentro de cada uno de nosotros. Esta capacidad se desarrolla y va engrandeciendo los corazones humanos, al punto que, increíblemente a través de él, vamos encontrando las repuestas a nuestras súplicas y ruegos, a nuestras peticiones de justicia, de sobrevivencia y de ser amados.
Otra continua suplica a Dios es la paz; la que se ve tantas veces alterada en el mundo, en toda sociedad, en toda comunidad e incluso en toda familia, digamos mejor, que en toda relación humana; la paz entre los hombres es algo compleja y esto altera en toda medida y circunstancia a cualquier ser humano, nadie es feliz sin paz.
Esta paz es un clamor también en la Iglesia Católica, por lo que ella la pide siempre; pero como toda comunidad humana, a veces cae como uno de los propios infractores a unos de los deseos más profundos de Jesús. Porque sí la paz es un regalo de Dios, lo es para el espíritu de cada persona y se consigue también del amor. Cuando éste es profundo va generando más y más a su alrededor, haciendo pletóricos los corazones, y en esta instancia, es imposible que se genere odio, sino que se vela por la justicia, la solidaridad, la generosidad y la bondad.
Entonces podríamos decir, que Dios nos otorga la fortaleza para “amar sin medida”, en el amplio espectro de la palabra.
Debe parecer un poco ilusoria, esta manera de pedir y recibir, sobre todo cuando la contingencia, diariamente, nos abruma de sobremanera; sin embargo, lo agresivo que pueden parecer cada uno de nuestros días, es responsabilidad de nosotros mismos, de nuestra especie, la que ha equivocado una vez más el rumbo de sus ruegos y peticiones a la energía que gobierna el universo, que es el Amor Infinito.
Entonces, Pidamos al “Amor”: amor, ¡amando!; de seguro, nos será dado y cambiará nuestra perspectiva de todo, haciéndole un regalo a nuestro espíritu y por ende a nuestra integridad humana.
A continuación un par de pensamientos de un librito espiritual:
Grande es el poder de toda humilde oración. No hay caso de que no se haya cumplido, aunque no siempre es la forma en que la gente lo quiere, pero es aún mejor.
El Señor reemplaza una solicitud humana incumplida con Sus dones, que son la bendición más importante y más necesaria para el hombre. Porque solo el Señor Uno sabe lo que es importante y lo que todos necesitan.
Una persona en sus peticiones a veces se compara con un niño que pide ver una enorme llama de una vela muy pequña.
***
Una de las señales de amor es no molestarse. La ira, el odio, el orgullo, la crueldad y la injusticia son la base del temperamento y la irritabilidad.
¡Qué autocontrol se necesita, qué sobriedad y precaución!
Hay una gran manera en el alma del hombre para vencer el orgullo, el temperamento y la irritabilidad. Es no perder la fe y recordar que: «El Señor está cerca».