Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
14 May 16
Lucas 12, 22-31
“Hombres de poca fe”
Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis: porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido; fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida? Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás? Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe! Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso. Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.
Hace poco más de un mes tuvimos la desdicha de perder a nuestro amado nieto Emiliano, de tan solo 1 año y once meses de vida. Se fue en el sueño al encuentro del Señor, de forma pacífica y sin prepararnos para su partida.
Luego del impacto de este profundo dolor, han pasado muchas cosas por mi corazón, he reflexionado tanto de la vida, de lo que uno hace y lo que deja de hacer y obviamente de la cercanía y la fe en Nuestro Señor. Y esta lectura en particular ha llegado profundamente a confirmar lo que mi alma en oración había descubierto tras la tristeza: el cuanto nos afanamos los seres humanos en tareas vanas, en acumular riquezas, en seguir lo que los medios te presionan a hacer, comprar, consumir, aparentar, competir, lucir, etc. ¿Y que nos queda? ¿Vale más la pena un auto que una hora al día para acariciar a los que amas? ¿Vale más la pena trabajar incluso sábados y domingos en vez de mirar la cara llena de risa de tus hijos o tus nietos cuando le cuentas un cuento o lo llevas a jugar en el parque?
Muchas personas se acercan a Dios cuando están en problemas, sufren una enfermedad o experimentan una pérdida y obviamente se tratan de aferrar a Él. Y generalmente encuentran alivio y consuelo. Pero el resto del tiempo….? Nos inquietamos por todo lo que no podemos lograr. Es como si nos construyéramos, con gran arrogancia, un guión de nuestra vida, queriendo acumular logros y riquezas materiales y ante cualquier cosa que nos desvía nos rebelamos, queriendo controlarlo todo. Y de pronto nos llega a nuestras manos estas palabras que tras 2000 años aún están vigentes.
Con esta lectura el Señor nos llama a salir de ese mundo “normal”, pero que no lo es tanto, puesto que estamos luchando por hacer cosas que no nos gustan para conseguir cosas que nos han concientizado que necesitamos y nos abstraemos de lo verdaderamente importante. Nos desgastamos para comprar el último avance tecnológico, y cuando lo tenemos el placer dura tan solo un par de semanas hasta que aparece el próximo modelo, y mientras tanto engullidos por las redes sociales y los afanes de sobrevivir, estamos aún más desconectados de nuestras familias, de los necesitados y obviamente de Dios. Por ello el Papa Francisco en su última encíclica Amoris laetitia destaca “el padre esta algunas veces tan concentrado en sí mismo y en su trabajo; y a veces en sus propias realizaciones individuales, que olvida incluso a su familia”.
Olvidamos amar, olvidamos acariciar más, postergamos momentos importantes, no dormimos pensando en deudas y obligaciones, incluso nos olvidamos de nosotros mismos, desgastándonos en un stress que muchas veces nos autoimponemos y lo que es más desesperanzador aún, nos olvidamos de Dios, de su mandamiento de amor y de la gracia que nos fue dada gratuitamente.
¡¡Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura¡¡¡¡ nos dice el Señor. Y cuando habla de refugio, comida y alimento, no tan solo se refiere a aquellos que cuidan el cuerpo, sino también los que cuidan del alma. Y puedo dar fe que ha sido esa búsqueda constante del Señor, la que nos ha dado refugio en la tristeza, nos ha dado confianza en saber que nuestro nieto ya está en el paraíso y nos ha dado alimento para permitirnos seguir viviendo y dar testimonio que aún en la momentánea pero dolorosa separación Dios nos ha acompañado y amado.
Mi reflexión es ¿ tenemos que esperar enfermedades, pérdidas? para dar nos cuenta, que solo recorriendo el camino que CRISTO nos señala podremos ser felices y hacer felices a los demás.
Tenemos que darnos un buen tiempo para saber como estamos nutriendo nuestra alma, servir ,amar , perdonar ,ser humildes, en definitiva dejar todo aquello que es vano, este solo alimenta el ego ,que es el veneno del alma ,seamos libres como las aves, que recorren el aire bajo vientos huracanados y sobreviven
Elizabeth:
Dios tenga en su gloria y la Buena Madre esté con tu nieto.
Esperanza es lo último que nos quedará, pues el Amor y Fe los vamos descubriendo y conociendo..gracias por tu testimonio fe fe y amor en el misterio de la oración y en descubrir como bien dices esos gestos que nos pagan ni recuperan con el tiempo o mejores ingresos.
Bendiciones,
David (Lima)
Maria Isabel, la lectura nos mueve a que no esperemos los malos momentos para darnos cuenta de algo tan simple como es vivir la vida bajo los designios de Dios, amando y respetando. Ojala no tuviéramos que pasar por duras pruebas, pero si hay que hacerlo, es mejor estar preparados, tal como en la parábola de las doncellas a la espera de su Señor. Vivir en la paz de Cristo siempre¡¡¡¡
Me he sorprendido estas algunos días rezando por las madres del mundo por su cariño puro, sincero salvará al mundo o mas bien del mundo en donde reina el enemigo. Soy padre y pasé por esa experiencia y en medio de esa situación recuerdo que me envolvía un manto protector, presente en el cariño de la gente, de la familia y de mi madre….. Pido al Señor que nos envíe ese cariño, ese refugio que en el pasado nos hacía aferrarnos a esas faldas maternales y ahora a las celestiales. Amen