Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
17 Oct 11
Lucas 12, 54-59
También decía Jesús a la gente: «Cuando ustedes ven una nube que se levanta por el poniente, inmediatamente dicen: «Va a llover», y así sucede. Y cuando sopla el viento sur, dicen: «Hará calor», y así sucede. ¡Gente superficial! Ustedes saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, y ¿cómo es que no comprenden el tiempo presente? ¿Cómo no son capaces de juzgar por ustedes mismos lo que es justo? Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo.
Vivimos al inicio del siglo XXI en un mundo altamente desarrollado, con una tecnología jamás imaginable dos mil años atrás, con riquezas elevadísimas producto de la eficiente explotación y manejo de los recursos naturales, hay abundancia de alimentos y servicios, incluso de armas. La medicina ha hecho prodigios y permite hoy extender la vida más allá de lo soñado cien años atrás. El mundo ha cambiado, se ha desarrollado y hoy se presenta con una majestuosa vanidad como un gran dios naciente que ya no necesita del Dios-Padre. El hombre se basta por sí solo, sus éxitos no tienen límite de saciedad. Es el mundo de los exitosos, los ganadores, los eficientes, los emprendedores; atrás quedan los que son perdedores e inferiores que están al servicio de los primeros, como asimismo, que han sido desprestigiados y/o marginados, y los “soñadores” de un mundo mejor, más humanizado.
Hoy Jesús, nos despierta de nuestro letargo, de nuestro cómodo vivir moderno en que casi todo está resuelto, incluso los problemas del tiempo que al conocerlo con anticipación se puede también “manejar” al servicio del hombre. Y nos pregunta: ¿No hay nada que los inquiete, los perturbe, los aflija en su mundo planetario? Silencio. Como no le hemos prestado debida atención, nos habla entonces a través de los hechos que hoy acontecen y que estamos viendo en la televisión en un Tv plasma a color:
- 1.400 millones de personas siguen viviendo en situación de pobreza extrema. Las últimas mediciones ponen de relieve que 925 millones de ellas padecen subnutrición, de los cuales 200 millones son niños pequeños.
- 800 mil personas, la gran mayoría de ellos niños menores de 5 años de edad, mueren anualmente de hambre.
- En el mundo más de 90 millones de dólares se gasta en armas por cada hora. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU dice que con el 10% del gasto en armas se podría eliminar el hambre.
- Y, el 10% de los hombres posee el 85% de la riqueza del planeta.
Jesús nos pregunta ¿Porqué tu ceguera para ver los signos de tu tiempo que están lejos del plan de nuestro Padre, y del cual tú debes ser su colaborador y no observador?
¿Cómo podemos vivir sin afanarnos, sin sentirnos tocados por esa inhumana e injusta aflicción? Medio siglo atrás (1965) en el Concilio Vaticano II a través de Gaudium et Spes» se señalaba: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene, al uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados, en una forma equitativa, deben alcanzar a todos bajo la guía de la justicia y el acompañamiento de la caridad. Cualesquiera que sean, pues, las formas determinadas de propiedad legítimamente adoptadas en las instituciones de los pueblos, según circunstancias diversas y variables, jamás se debe perder de vista este sentido común de los bienes. Por tanto, el hombre al usarlo no debe tener las cosas exteriores, que legítimamente posee, como exclusivas suyas, sino también considerarlas como cosas comunes, en el sentido de que deben no sólo aprovecharle a él, sino también a los demás».
En la 1ª Carta de San Juan 3, 17 leemos: ¿Cómo puede estar el amor de Dios en el hombre que, rico en bienes de este mundo y viendo a su hermano en necesidad, le cierra a éste su corazón?
Cristo está hoy a nuestro lado, está inserto en nuestras vidas y en nuestro medio social y nos impela: ¿Cómo no sabéis interpretar este tiempo? ¿En qué mundo, país, ciudad vives? ¿Solamente miradas hacia el Cielo? ¿No cree usted que nuestra sociedad sería distinta si fuéramos más consecuentes con nuestra fe?
El Señor nos llama a descubrir el sentido profundo del tiempo y ayudar a otros a hacerlo, para cambiar nuestra sensibilidad, percepción y actitudes conducentes a un correcto y oportuno actuar. No lo olvidemos: Si sabemos interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, y hemos llegado a la Luna … ¿por qué no interpretamos entonces los signos del tiempo presente?
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