Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
17 Oct 15
Lucas 12,13-21
Parábola del rico insensato
Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? » ¡Tengan cuidado! —Advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes. Entonces les contó esta parábola: —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Ahorita estamos en familia en eso de los trámites de la herencia de mi suegro. Es todo un proceso engorroso, burocrático y largo. Esperemos sea suave y sin problemas, pero, conocemos de tantas familias que se pelean y separan por causa de la herencia. Una herencia que es un regalo y que en verdad no nos la hemos ganado. Bien hace el gobierno poniéndole una fuerte imposición a los bienes heredados, pues mejor se los comparte con todos y sobre todo con los más necesitados; tal vez deberían tener un destino fijo para compartirlos en programas contra la pobreza. Como dice el Evangelio, es algo que no nos podemos llevar con nosotros, y que a veces más que ayudar a los descendientes los separa.
Nuestra vida no depende de la abundancia de los bienes, nos dice el evangelio. Pero, de nada sirve pues todos queremos cada vez acumular más riquezas y cuanto más ricos, más riqueza buscamos con avaricia desmedida, la guardamos, la invertimos para que crezca y le construimos silos para que no nos la quiten, aunque bien sabemos que hay gente que apenas tiene para comer. Difícil ¿no? ¿Eso de hacerle caso a Jesús? ¿Aquello de los pajaritos que no se preocupan por acumular, pero viven felices y cantando todos los días? Y al final, ¡Chataj! (Zas!) nos vamos y dejamos la pelea entre los herederos, muchas veces avaros y codiciosos que sólo piensan en su bienestar olvidando al de su prójimo…
¿Cómo le hacemos para ser más como los pajarillos del campo o para seguir las enseñanzas del buen Señor que nos pide ocuparnos de los menos afortunados?
Nuestro Papa Francisco, con todos sus dichos nos está dando vueltas nuestro mundo con su insistencia en salir a las calles y compartir con los pobres. Como nos dice: “Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales”. También, nos ha hablado de la solidaridad, el sentir en nuestros corazones la necesidad del otro para ir en su alivio sincero y personalizado, que es diferente a la caridad de un hecho aislado y lejano. Específicamente, nos ha dicho: «La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común. La solidaridad debe vivirse como decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde»
Adelante, pues, sigamos tratando. Intentemos ser verdaderos cristianos no solo en con el pensamiento (Fe), sino en nuestro quehacer en la vida cotidiano (Vida).
Estoy viviendo un momento difícil para mí en cuanto la salud de mi esposo está resentida, estamos en un próximo diagnóstico, entonces es ahora que una vez mas insisto que lo material no vale nada, es la vida , el amor, la entrega lo que perdura y aprovecho esta reflexión que has hecho en este evangelio por el préstamo que DIOS me ha dado con mi amado esposo, nada es nuestro, debemos estar al servicio de los hermanos y estar despiertos
El Papa Francisco a dicho que Jesús no estaba en contra del dinero, estaba en contra de la codicia
y pienso que hay que aprender a andar ligero de equipaje o mas bien dicho escuchar la voz interior que nos invita a aquello