Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
22 Oct 16
Lucas 13, 22-30
«Señor son pocos los que se salvan»
En aquel tiempo Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: «¡Señor, ábrenos!» Y os responderá: «No sé de dónde sois.» Entonces empezaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas»; y os volverá a decir: «No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!» «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.
En muchas ocasiones me he encontrado a mi misma siendo farisea. ¡¡Y me ha dolido reconocerme como tal!. Trabajo para y por el Señor en varias comunidades, y muchas veces pienso en cuanto le falta a aquel hermano para ser un verdadero cristiano o porque aquella hermana no es capaz de reconocer todo lo hermoso que Dios le ha dado y yo, arrogante de mi, pienso en cuanto abunda el Señor en mi corazón.
Y es bueno recordar esta lectura cuando uno se comienza a creer un poco santo o lo suficientemente bueno o muy comprometido con el Señor. Es bueno leerla y saber que aunque hayas comido con el Señor y hemos escuchado su Palabra, en el fondo no hemos aplicado nada, porque criticamos al otro, cometemos injusticias como mirar altanera al hermano inmigrante, o le pagamos menos a esa mujer desesperada por trabajo o despreciamos a los que no piensan como uno. ¿Como queremos que piensen y amen el Señor, si nosotros, testimonios de este amor, en realidad no lo damos?.
Podemos hablar mucho de Cristo, pero si en tu diario vivir no te detienes a mirar y a servir al que sufre, no intentas en cada minuto honrar a Dios a través de tu prójimo, no luchas por un bien común, no meditas y haces propias las palabras de nuestro amado Jesus, no sirve de nada que vayas a misa, leas la Biblia y permanezcas sentado sin hacer el mal, porque el mal sucede porque muchas personas buenas, o que se autodenominan buenas, no hacen nada por combatirlo.
Si hoy postergas alguna entretención para trabajar en alguna comunidad, si desciendes al sufrimiento y la soledad que algunos hermanos tienen cada dia y los acompañas amorosamente en sus dolores, si entiendes que tal vez esa adolescente encuentra que su único camino es abortar porque nadie más la acogerá en su vida y con tu amor y tu apoyo constante le demuestras lo contrario, si ves que hay quienes luchan con armas porque no han entendido el poder del amor y haces algo para cambiarlo, si en resumen te pones al último para servir y amar a los otros, en grandes o en pequeñas acciones, tal vez puedas ser unos de los primeros en ver a Cristo cuando El te llame a sus brazos, e incluso mejor…. tal vez puedas ver Su rostro mucho mucho antes, en aquellos por los que te has entregado en el amor.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta, hoy Santa de nuestra Iglesia, de todos nosotros, “No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”.
¿Que esperas para salir al mundo y postergarte por Cristo?
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