Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
04 Nov 17
Lucas 14, 1-16
Si a uno se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca aunque sea sábado?
Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?» Y no pudieron replicar a esto.
Estamos en época de campañas políticas, en Chile, en Argentina. De ambos bandos somos testigos de descalificaciones mutuas, de ataques a la persona. Los contrincantes tratan de hacer caer, al contrario, se analizan sus palabras, su estilo de vida, su pasado, su familia, sus declaraciones, se hacen preguntas capciosas tratando de hacerles caer en una celada. Más allá cunden luchas de otro tipo, amenazas de separatismo, de elevar muros, de cerrar fronteras, incluso de ataques con el uso de la fuerza nuclear.
Los fariseos fueron bien propensos a tender trampas a quien, por actuar con libertad ponían en jaque su estatus, y buscaban encontrar motivos para hacerle “pisar el palito” y poder acusarlo de cometer infracciones contra la ley. Con ese espíritu conspirativo llevaron a la prostituta encontrada en falta ante Jesús, para hacerle avalar su lapidación; en diversas ocasiones lo acusaron de comer con publicanos y prostitutas; y también, como en el pasaje que nos toca hoy, de no respetar el sábado.
Cuando yo estaba en el colegio, ese gran acontecimiento renovador de la iglesia, el Concilio Vaticano II, todavía no había sucedido. A lo largo de veinte siglos el catolicismo había hecho avances, sobre todo en el orden cuantitativo. Pero todavía faltaba mucho andar en el sentido cualitativo. Aprendíamos a memorizar los diez mandamientos de la ley de Dios, más otros cinco preceptos que hoy se llaman mandamientos de la iglesia. Teníamos un catecismo de preguntas y respuestas que respondíamos como loros, pero no se nos había inculcado el hábito de leer la Biblia. Junto con amigas cercanas, frecuentemente nos reunirnos a conversar, cada una con su tejido. Mi amiga Sonia era muy experta y dirigía al resto. Alguna cuestionó que tejiéramos en domingo, sobre todo a Sonia, quien solía tejer por encargo.
Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde entonces. Juan XXIII, el Papa Bueno, convocó a un Concilio, con el propósito de dejar “entrar aire fresco” en el Vaticano. La iglesia latinoamericana llevó más adelante las propuestas del Concilio, con su mirada preferencial hacia los pobres y marginados de todas las etnias y culturas del planeta, en quienes no se manifiesta el proyecto de Jesús. Nosotros, los laicos, estamos invitados a ahondar y actualizar la teología, con una lectura bíblica donde entren una exégesis histórica y cultural, además de los avances de las ciencias, incluyendo ese gran reto que es la física cuántica. No para ser expertos sino para hablar a las generaciones X, Y y siguientes en un lenguaje que no sólo pueda serles creíble, sino a la vez atrayente; que los interpele y los invite a revisar y transformar sus valores, sus estilos de vida, sus actitudes y mentalidades, como hemos venido haciendo en el MIAMSI desde hace más de medio siglo.
Interesante….muy intelectual….recientemente en youtube escuché unos audios de unos escritos la sierva de Dios Luisa Pcicarreta en donde El Señor explicaba en que consiste su seguimiento…..cual ha sido su Divina Voluntad y me cuestioné mi testimonio….esto de se creíble…..me quedó grande