Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Nov 18
Lucas 14, 12-14
No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: ‘Déjale el sitio’, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate más’, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
Cuando leí este trozo del evangelio de Lucas para hacer esta reflexión pensé: esto sí que es imposible cumplirlo dentro de la cultura o tipo de vida que tenemos hoy.
Seguramente, nosotros no nos pasamos haciendo banquetes. Posiblemente no tenemos las condiciones económicas o sociales para hacerlo en los tiempos que vivimos o, por último, porque no está dentro de nuestros intereses. Pero no por eso podemos desperdiciar el mensaje que nos da este corto trozo del evangelio, pero sí podemos aplicarlo en alguna otra situación, como yendo al encuentro de otras personas con las que nos resulta natural sentarnos a conversar, a escuchar, e incluso proponer una solución a sus problemas. Es decir, ofrecer un “banquete de amistad”, de “encuentro”, de “compañía”. Tengo una amiga que me dice que le gusta conversar conmigo “porque yo tengo oreja”. ¿Por qué no convertir este don en un “banquete de escuchar”?
Pero también hay que tomar en cuenta que existen diversos tipos de banquetes: la invitación interesada en beneficios propios, como las típicas de negocios, o con la idea de conseguir algo que se nos escapa; y la invitación desinteresada, sin querer ninguna retribución, que es la que más produce la felicidad de hacer un gesto gratuito, que no busca nuestro propio bien, sino el del otro, sin esperar nada a cambio.
Volviendo a nuestra realidad. Muchas veces nos encontramos con que hay personas que nadie las invita, o nadie se les sienta al lado en una mesa, o se dirige a ellas en una reunión, porque no las consideramos “cool”, como dice hoy la juventud.
La mirada fácil de este evangelio pude ser inaplicable en el siglo XXI, pero, siempre hay la posibilidad de “aterrizar” las enseñanzas que nos dejó Jesús, en nuestro diario vivir.
Entonces, qué nos quiere decir Jesús en este evangelio. ¿A quienes debemos invitar y a quién no? Jesús no quiere decirnos que no invitemos a nuestros parientes o amigos. Lo que pretende es romper moldes, romper las estructuras, los valores dominantes de nuestra sociedad.
Isabel Margarita Garcés de Wallis
Isabel Margarita, resultó más fácil de lo que creías y has dado un muy buen ejemplo. Efectivamente el acercarse o recibir a alguien para escucharlo es una acción concreta que muchas podemos y debemos hacer. Es algo que por comodidad o vivir apuradas no siempre hacemos.
Que cierto es lo que dices. Debemos hacer esfuerzos para cerrar la boca, dejar los oídos libres, escuchar con el corazón e ir en busca de los olvidados, pero sentirse aun mas pequeños que ellos mismos. Saber que no les vas a «premiar» con tu presencia, sino que los vas a amar a pesar de tus limitaciones. Gracias Isabel¡¡¡
OK
Gracias
Recién leí tu «banquete».Un solo comentario:
BRILLAANTE
Y tan universal de aplicación que hasta Gabriel Boric (*) podría sacarle provecho.
Tu estilo de lenguaje directo, sencillo y lúcido es en realidad óptimo.
Y me alegro y festejo poder contar con una hermana oreja. Porque creo que lo que dices es más que nada testimonial.
(*) parlamentario chileno