Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
12 Nov 12
Lucas 16, 1-8
“Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz”
Decía también Jesús a los discípulos: Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: «¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo.» Y el mayordomo se dijo a sí mismo: «¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza mendigar. «Ya sé lo que haré, para que cuando se me destituya de la administración me reciban en sus casas.» Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: «¿Cuánto le debes a mi señor?» Y él dijo: «Cien barriles de aceite.» Y le dijo: «Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta.» Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto debes?» Y él respondió: «Cien medidas de trigo.» Él le dijo: «Toma tu factura y escribe ochenta.» El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de luz.
Tengo que confesar que el evangelio que comentamos hoy me resulta tremendamente desconcertante. Este presenta una parábola que trata de la administración de los bienes y que encontramos sólo en el evangelio de Lucas. Se la conoce como La parábola del administrador deshonesto. No me puedo imaginar al amoroso Jesús, representado en la parábola como el Señor, elogiando a un empleado corrupto, que aunque es un administrador injusto había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz
¿Quién de nosotros no ha conocido a uno de estos administradores astutos? Los tenemos prácticamente en todos los ámbitos de nuestras vidas. ¿En cuántos gobiernos del mundo no se roban fondos públicos y se presentan documentos falsos con firmas falsificadas? ¿En cuántos comercios no se usan balanzas arregladas o se vende productos con fechas de vencimiento vencidas? Este tipo de administradores andan sueltos por todas partes. Lo malo es que nuestro sistema los cría y luego ya no sabe qué hacer con ellos.
Caemos una y otra vez en las garras de este tipo de gente dejándonos atrapar por la comodidad, o por ahorrarnos unos pesos. Sin siquiera pensarlo, una y otra vez alimentamos a esta clase de alimaña, que se nutre de nuestra ignorancia, de nuestra candidez.
Notemos cómo Jesús no señala que la gente cuestionara al administrador. ¿Qué haríamos nosotros si en el banco nos propone que firmemos un recibo sin nosotros haber pagado nada? Mucha gente lo haría de inmediato con la excusa de que los bancos son multimillonarios y no necesitan de nuestro dinero. ¿Pero, quién piensa en los empleados, que pueden quedarse sin trabajo si el banco decide cerrar por pérdidas? Sin alterarnos estaríamos disponiendo de la vida de otros, cuando la actitud correcta sería no aceptar el negocio.
En la vida diaria también nos encontramos con muchos ejemplos, que aunque puedan parecer insignificantes, de alguna manera se roba privilegios de otras personas: aquel o aquella que goza de vacaciones que no le corresponden; él o la que se inventa una enfermedad para no ir al trabajo y se toma una licencia; el profesor o profesora que no preparara sus clases y le una pone buena nota a todo el mundo para no meterse en problemas. Ésos son los malos administradores a los que ni siquiera le ponemos reparos, y la lista se extiende, porque el ego, que es más astuto que nosotros, nos da muchas excusas para no devolver el dinero encontrado, para poner dependientes inexistentes en la planilla de sueldos, para robar el agua y la electricidad del vecino, y si se puede, también la televisión por cable.
Lo curioso es que como en la parábola, son los que consiguen la felicitación del amo. La sociedad los engrandece, les dice lo necesarios que son para el sistema. Y ellos continúan robando, continúan desangrando al pueblo con sus artimañas. El problema mayor ha sido que nosotros mismos hemos creado las necesidades que ellos alimentan. Sale un producto, lo compramos, y en menos de uno o dos años ya hay que cambiarlo, porque salió algo más moderno. Es lo que ha sucedido con las computadoras, los sistemas de video (como el VHS, el DVD, y tanto otro implemento electrónico). Es lo mismo que ha sucedido con la gasolina y el petróleo. Nosotros hemos dejado que esos malos administradores no dicten leyes contra el excesivo precio del combustible, lo que logra que se encarezca la vida cada día más. ¿Por qué no hay combustibles alternativos? Porque los intereses de las grandes petroleras pagan cada día a senadores y representantes para que éstos veten cuanto proyecto hay para algo semejante. Este tipo de gente abunda en nuestra sociedad.
En la parábola, Jesús no está alabando el robo, sino la presencia de espíritu del administrador, que sabe calcular bien las cosas y encontrar una salida en una situación extrema. Así, como los hijos de este mundo saben ser expertos en sus cosas, los hijos de la luz deben aprender de ellos a ser expertos en la solución de sus problemas, usando los criterios del Reino y no los criterios de este mundo.
Nos gusta más este mundo que la luz. Pero si queremos un Reino en la tierra, la parábola le está diciendo a los cristianos que tenemos que meter mano en el mundo y denunciar todo intento de mala administración.
Isabel Margarita Garcés de Wallis
Isabel Margarita; la felicito por la mirada de la realidad que expone en su comentario del evangelio, es difícil entenderlo, pero también hay que mirarlo desde otro punto de vista. A nosotros se nos envía a evangelizar el mundo. Se nos entrega el mandato, se nos envía con el id, de dos en dos y con el mandamiento que el nos dejó de amarse los unos a los otros, para esta lucha entre el bien y el mal. Ud. tiene claro, con la buena foto que toma de la realidad, esto nos hace ver y nos indica que estrategias hay que tomar; ej: los estudiantes se agrupan y se organizan para luchar por sus derechos, por eso son importantes las comunidades en este mundo globalizado. Otro ej: El sacerdote Pier Dubois con sus comunidades de trabajadores el Moac,en su fallecimiento, los pobladores de la Victoria y organizaciones de trabajadores en la Catedral, rindieron póstumo homenaje de admiración y respeto, quién fue consecuente para construir Iglesia desde los pobres. Lo que dice nuestro Señor Jesucristo, que admira a los hijos de las tinieblas por las estrategias y sagacidad para conseguir sus fines. Hasta pronto,con cariño de Ramón Santander.
Mi querida amiga Tita hace un descarnado analisis de realidad que comparto. Los tiempos de Dios, son distintos a los tiempos de los hombres. Yo muchas veces no logro descifrar lo que nos dice …el proceso de discenimiento es lento y misterioso y tiene que ver con nuestra propia realidad…felicitaciones por el esfuerzo…hay que ser valiente y humilde para hacerlo… gracias amiga.Te abrazo y te bendigo
Luis