Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
17 Nov 18
Lucas 17, 1-6
Si siete veces vuelve a decirte: lo siento, lo perdonas
«Jesús dijo a Sus discípulos: «Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquél por quien vienen! Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeños. ¡Tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: ‘Me arrepiento,’ perdónalo.»
Los apóstoles dijeron al Señor: «¡Auméntanos la fe!» Entonces el Señor dijo: «Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: ‘Desarráigate y plántate en el mar,’ y les obedecería»»
Que cúmulo de sensaciones llenan mi corazón al leer una y otra vez esta Palabra. Tal vez debe ser por lo mucho que aún me cuesta perdonar…
Y en este pasaje ¡¡¡es el Señor que me pide que perdone!!!, ¿cómo no hacer el intento al menos, si es El quien me lo pide y me aconseja?
Cuanto nos enseña el Señor al darnos el consejo del perdón, pero antes quisiera detenerme en la frase “¡Tengan cuidado!” (en otras Biblias dice: “Andad, pues, con cuidado”)… ¿Qué me quiere decir el Señor con eso? ¿De qué debo tener cuidado?
Yo creo que debemos tener cuidado de nuestro propio discernimiento ante el “pecado” de nuestros hermanos. Tener mucha misericordia para juzgar si la falta es realmente una falta, si se hizo por dañar o solo por inconciencia, si nosotros nos sentimos heridos porque somos demasiado sensibles o nuestras expectativas son muy altas, o incluso porque las acciones de ese hermano nos molestan más que en otros.
También debemos tener cuidado al reprender, hacerlo con amor y desde el corazón. Y cuidado en esforzarnos por perdonar siete veces en un día (o más si miramos otros momentos del Señor). ¡¡¡¡Que difícil¡¡¡. Pareciera que Jesús nos da una tarea dura de emprender.
Pero los apóstoles, entendiendo que eso tan de santidad no se puede lograr desde un corazón tan terrenal como el nuestro, le piden al Señor que aumente su fe.
Que maravilloso logro de esos apóstoles, el poder verse con tanta claridad en su interior, para poder entender que el acto de amor que significa perdonar (y perdonar una y otra vez), es casi imposible realizarlo sin fe. Debemos aprender de ellos….
Y el Señor nos dice, en la simplicidad de un grano de mostaza, que la fe está ahí, disponible, generosa, para realizar lo sobrenatural, lo imposible, como a veces puede ser el perdonar.
Quiero creer que mi perdón se ha ido haciendo más fácil al leer lecturas como la que hoy comento, pero también me sirven para pensar que muchas veces soy la hermana o el hermano que ha pecado siete veces y espera ser perdonada, por mis omisiones, mis defectos, mis olvidos, mis faltas de ternura, la incapacidad de no querer escuchar cuando me reprenden, mis silencios, mi obstinación. Y es ahí cuando yo también le digo al Señor ¡¡¡Aumenta mi fe!!! Para que haga milagros en mí. Y sé que cada vez el Señor me perdonará, probablemente más de siete veces al día….
Deja una respuesta