Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
14 Nov 14
Lucas 17, 26-37
«El día que se manifieste el Hijo del hombre»
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?» Él contestó: «Donde está el cadáver se reunirán los buitres».
Me ha costado mucho situarme ante este pasaje del evangelio sin sentir un poco de temor frente a las fuertes palabras de Jesús; esto es porque está escrito en “genero apocalíptico” para llamar a reaccionar al pueblo. Dentro del contexto de ese tiempo, Jesús habla a un grupo de fariseos que tenían la esperanza mesiánica de ver a Dios investido de todo poder y que libraría al pueblo de toda opresión del dominio romano. Ellos no podían concebir que en la figura de Jesús se hiciera presente el Reino de Dios en un diálogo de amor, de paz, de justicia y libertad.
Jesús aquí recuerda las historias de Noé y de Lot, como prototipo del modelo de la gente irresponsable, que vivía solo atendiendo sus intereses egoístas, sin pensar en Dios ni menos en sus hermanos. Les propongo reflexionar sobre lo que nos ocurre en el mundo moderno. ¿No les parece que a pesar de los grandes avances de la humanidad a lo largo de estos milenios que han pasado, la esencia del hombre no cambia y seguimos repitiendo el modelo y los mismos errores?, sin duda “nos hemos quedado pegados”.
Algo está pasando que no logramos ver pasar al “Hijo del Hombre” en medio de los acontecimientos que nos rodean. Estamos viviendo al son de la canción “Vive la vida loca”, que interpreta el mediático cantante Ricky Martin, que llena los escenarios del mundo entero frente a los enfervorizados fans. (No tengo nada en contra de Ricky, al contrario le guardo mucha simpatía). El hombre y la mujer de hoy viven como si fuéramos eternos, niegan la muerte y el paso del tiempo, rinden culto al becerro del poderío económico y satisfacen sus apetitos extremos sin límite, con la mayor indiferencia al hermano que está en desgracia. Este actuar deshumanizado se ve en actitudes personales, comunitarias, político-partidistas y entre potencias internacionales. ¿Qué podemos hacer frente a esta aterradora realidad que trata de borrar todo vestigio de Dios de los escenarios? Ante todo: ¡tomar conciencia! …abramos los ojos y asumamos el complejo momento que vive el mundo. Sigamos adelante, sin mirar atrás como la mujer del Lot que perdió su tiempo en los apegos y quedó cristalizada. No tenemos tiempo que perder, reaccionemos, la hora nos apremia, hay mucho por hacer, pero el desafío es maravilloso. Lo anunció hace varios milenios el profeta (Daniel 7: 13-14):”Su dominio es un dominio eterno, que no pasará, y su reino jamás será destruido”.
Encomendémonos a María Santísima en el comienzo de la celebración de su mes en Chile, para que nos ayude a no desviarnos del rumbo, para que así algún día podamos encarnar desde el fondo del alma lo que nos propone San Juan de la Cruz en su bellísimo poema:
“En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero”.
Muchas gracias doctor por su escelente reflexión que nos ayuda a seguir al Señor en los tiempos actuales