Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
07 Nov 11
Lucas 17,26-36
«Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste»
En los días del Hijo del Hombre sucederá lo mismo que en tiempos de Noé: la gente comía, bebía, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio que los hizo perecer a todos. Ocurrirá lo mismo que en tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba. Pero el día que salió Lot de Sodoma, cayó desde el cielo una lluvia de fuego y azufre que los mató a todos. Lo mismo sucederá el día en que se manifieste el Hijo del Hombre. Aquel día, el que esté en la terraza, que no baje a buscar sus cosas al interior de la casa; y el que esté en el campo, que no se vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que intente guardar su vida la perderá, pero el que la entregue, la hará nacer a nueva vida. Yo les declaro que aquella noche, de dos personas que estén durmiendo en una misma cama, una será llevada y la otra dejada; dos mujeres estarán moliendo juntas, pero una será llevada y la otra dejada.»
El texto que hoy nos propone Lucas nos trae un tema que ha atemorizado a mucha gente a través de los siglos: el fin del mundo. Estos temores se agudizan a fines de cada siglo y ahora más, con todas las profecías acerca del 2012.
Vemos que nuestro planeta está convulsionado y se producen sin cesar terremotos y maremotos en distintos puntos del globo… y ante esto no falta el “predicador” que asegura que ya se acerca el fin del mundo. Después del desvastador terremoto en Haití, había uno que caminaba por las calles destruidas de la ciudad y, armado de un megáfono gritaba: ¡Arrepiéntanse haitianos, la ira de Dios ha venido sobre este país! ¡Esto le ha pasado a Haití por estar en pecado! ¡Idólatras, Dios nos juzga por el Vudú! ¿Cuál Dios predican estas personas? ¿De dónde viene esa imagen de Dios justiciero y violento?
Cuando se escriben los relatos del Antiguo Testamento, cuando se habla de la destrucción de Sodoma y Gomorra, hay una idea de un Dios que necesita castigar a la humanidad “pecadora” y por tanto envía una gran inundación y luego fuego del cielo para acabar con los seres humanos. El pueblo de Israel plasma, a través de relatos simbólicos, una imagen divina en la que cree.
Sin embargo, Jesús de Nazareth nos revela otra imagen diferente: al Dios Abbá, padre… papito… papaito… Es un Dios lleno de amor y ternura, incluso maternal, hacia sus hijos e hijas. Un Dios, que al igual que una madre, no está esperando que sus niños se equivoquen para castigarlos, sino que los ama a pesar de sus errores. Entonces, ¿de dónde viene la profecía sobre el día del Hijo del hombre? Para responder esto tenemos que tomar en cuenta que, al momento de escribirse este texto, ya las tropas romanas han invadido Jerusalén (año 70 de nuestra era) y no han dejado “piedra sobre piedra”. Por eso Lucas pone en boca de Jesús esas “predicciones agoreras”. Es algo que ya ha sucedido y que ha dejado a Israel desruído y a las familias deshechas.
Las catástrofes ecológicas actuales no son ningún castigo de Dios. Más bien son consecuencia de la explotación sin medida de los recursos naturales por parte de grandes empresas que destruyen selvas y causan la desertificación de grandes zonas del planeta, causando a la vez la hambruna de millones de seres humanos, como está pasando en Somalia. Es imperativo un nuevo rumbo global, si queremos garantizar nuestra vida y la de los demás seres vivos.
En cuanto a nosotros hoy, creo que no debemos preocuparnos mucho sobre cuándo o cómo será nuestro fin. No sabemos ni la hora ni el lugar, ni tampoco lo necesitamos, ya que si bien es cierto que no elegimos cómo morir, también es cierto que sí podemos elegir cómo vivir. En el mundo en general, va creciendo una gran desigualdad social y es responsabilidad nuestra cuidar nuestro planeta y trabajar por el Reino de paz, amor, solidaridad y justicia que nos vino a anunciar Jesus de Nazareth.
Me parece muy interesante, en estos dias llenos de trabajo y poca reflección, aun concientes por nuestra condición cristiana, que lo que esta escrito, es y será, siempre, verdad, y por sobre todo la voluntad de Dios.
Estimada Corina. Comentario certero, siempre es necesario insistir en que Dios es Dios de amor, y no tiene características antropomorfas, por lo cual no es vengativo ni rencoroso. Recordemos que al partir Jesús al lado del Padre nos dejó al Consolador, palabra usada para el Espíritu Santo. Cabría aclara tu expresión: “Por eso Lucas pone en boca de Jesús esas “predicciones agoreras”, que se puede prestar a confusión, quizás. Claro, eso escribe Lucas, pero creemos que por inspiración divina, entonces ¿quién escribió ese párrafo en el evangelio de Lucas? A esa eventual confusión me refiero. Entiendo perfectamente que es solo una forma tuya de expresarte para ir reflexionando. Gracias por tu sabia reflexión Corina.
Unidos en Cristo nuestro señor, con afecto para los que compartimos nuestros comentarios
Manuel Muñoz
En la magnífica obra del Creador todo tiene un ciclo, las estrellas nacen, lucen esplendorosas millones de años, y luego se apagan; se forman y desaparecen constelaciones, galaxias, y planetas, todo tiene movimiento. Igual nuestra tierra maravillosa, hace millones de años se produce su enfriamiento y luego es poblada por lo que nosotros concebimos humanamente como “vida”. Sabemos que nuestro sol también es una estrella que algún día se apagará, para constituir sólo polvo estelar, y con ello por supuesto desaparecerá nuestro sistema solar, y nuestro planeta. Todo es perecedero.
Lo que es eterno es Dios, y el espíritu de todos sus hijos, que una vez cumplido su ciclo (nacimiento, vida y muerte), también alcanzarán la vida eterna.
Jesús nos lo repite una y otra vez, dar paso al Amor eterno que es perenne, Dios mismo en nuestras vidas, dejemos que su Espíritu florezca en nuestras almas, es la única y verdadera posesión con la que contaremos más allá de nuestro breve paso en la tierra. Dejemos que sea Él quien disponga de nuestras existencias y encontremos nuestra guía en su Palabra.
El lenguaje “apocalíptico” que encontramos en las Sagradas Escrituras, muchas veces, debe ser interpretado como una advertencia, ante el continuo alejamiento al camino propuesto por el Padre, en todos los tiempos. Dada la vigencia de la Palabra en la actualidad, nuestra pregunta debiera ser ¿Cómo se puede retomar la senda?
Jesús no castiga, Él perdona, la consecuencia de los actos de nuestras vidas serán premiados o condenados más allá de nuestra vida terrena; las catástrofes naturales son producto de los continuos movimientos de la tierra inmersa en el universo cambiante, otro tanto es fruto de devastaciones que el mismo hombre ha provocado en el planeta.
Dios nos ama, y tiene dispuesto para cada uno de nosotros el día y la hora en que nos encontraremos en una dimensión distinta, ojala en su sublime plenitud.
Estamos siendo “bombardeados” por innumerables predicciones relativas al “fin del mundo”; muy populares son las “profecías Mayas”, y que nos hacen admirarles por el gran conocimiento que ellos tenían referente al comportamiento del cosmos hace tantos años atrás; sin embargo creo que lo importante aquí y ahora, es un llamado al desarrollo de la espiritualidad, a entregarle un sentido verdadero a la vida y un sentido a la muerte; cultivar el Amor en toda su magnitud, y permitirnos el gozo de tener a Jesús en nuestros corazones que será siempre nuestro inquebrantable escudo frente al miedo.
Alabemos a nuestro Creador por regalarnos un espíritu que trasciende, por regalarnos todos los días el sol que nos proporciona luz y calor, una primavera que florece todos los años; por regalarnos un intelecto que nos hace entender y racionalizar algunos misterios de la vida, una conciencia que nos permite discernir el bien y el mal,…..¡alabemos y agradezcamos!….por estas y tantas cosas más, y confiemos en lo que Él dispone para nuestra humanidad,…….….¡no pretendamos entender!,……………. sólo confiemos en su infinito Amor.
Señora Corina, gracias por su comentario lleno de esperanzas.
Parabens! El artigo és muito interesante, todas las personas de las grandes ciudades necesitan de ayuda espirituale para vivir en paz pero hay necesidad de creer en instiuyiciones como las tuyas, gracias,Wilson.