Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
29 Nov 10
Lucas 18, 35-43
Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente al Reino de los Cielos
Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.» Dísele Jesús: «Yo iré a curarle.». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: «Vete», y
va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace.». Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos.
Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande
Una vez más Jesús, en su largo peregrinar en busca de incorporar a los hombres al reino, hace gran hincapié en el tema de la fe, esa que mueve montañas, esa fe poderosa que es la única que nos conducirá al Reino de los Cielos.
A lo largo de toda mi vida, domingo a domingo, en las misas cientos de sermones han abundado sobre este mismo tema, la fe. Hoy me pregunto: ¿Será que en tantos siglos la humanidad no ha logrado encarnar la fe y vivirla de manera profunda? Porque la fe en Dios nuestro padre, la certeza de su amor y permanente presencia en nuestras vidas no es una realidad tangible, en el día a día de cada ser humano.
A pesar de que no encuentro muchas respuestas a mi anterior pregunta una que siempre me surge es, no tenemos esa fe porque no conocemos a nuestro padre, porque es para nosotros una entidad lejana, distante, y, sobre todo, temido muy temido. Los católicos vivimos atemorizados por el castigo que, como se nos ha inculcado durante siglos, merecemos por nuestros pecados, y en lugar de creer en Él, en su infinita misericordia, en sus infinitos cuidados para cada uno de nosotros, siempre que acudimos a Él… porque no creemos en esto, sin la menor duda. ¡Qué distinto sería si aceptáramos que Dios es nuestro padre, qué felices y seguros nos sentiríamos a su lado, en su presencia! En nuestra vida terrena, en presencia de nuestros padres, en nuestro hogar, es el lugar donde más felices y seguros nos sentimos, entonces así deberíamos sentirnos con Dios.
También en este pasaje evangélico vemos la gran labor inclusiva de Jesús, él no discrimina, no separa, no escoge entre razas, nacionalidades, procedencia u oficios, ayuda, salva, sana a todos, sólo por amor y a cambio de nada.
El centurión que se le acerca a pedir ayuda no pertenecía al pueblo de Israel, era ajeno y Jesús no solo le hace el milagro de curar a su criado sino que queda admirado por la fe tan grande que tiene este extraño, que tal vez ni practica la religión judía, Jesús nos muestra cómo en muchos casos los gentiles que no han tenido conocimiento de nuestra religión creen y tienen mucha mas fe que nosotros que nos consideramos privilegiados y nos decimos seguidores de Cristo, pero que, a pesar de tantos siglos de cristiandad, seguimos siendo hombres y mujeres de muy poca fe.
Finalmente, Jesús nos deja muy claro, no somos solo los cristianos, sus privilegiados seguidores, los que entraremos en el Reino de los Cielos, sino que muchos otros, aquellos que consideramos ajemos, creen y tienen mucha mas fe por lo que merecen y estarán sentados a la mesa con los grandes profetas en los Cielos, es decir en presencia de Dios eternamente, porque creyeron en Él sin verlo, sin necesidad de nada más, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Deja una respuesta