Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
24 Nov 18
Lucas 18, 35-43
¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra vez
Cuando se acercaba a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ¡ten compasión de mí!» Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran. Cuando se acercó, le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» Él dijo: «¡Señor, que vea!» Jesús le dijo: «Recobra la vista. Tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
Jericó, era una ciudad importante en la vida de Israel. Josué, que sucede a Moisés en la dirección del pueblo elegido, envía exploradores/espía s que averigüen “las condiciones” de la Tierra Prometida que van a conquistar. Una mujer de Jericó, Rahab, les da albergue e información, y los contactos necesarios para una invasión exitosa. La ciudad, llamada de las palmeras, rompe lo agreste del desierto y se constituye, hasta hoy, en lugar de confluencia y camino obligado a Jerusalén. Jesús “entró y salió” muchas veces de Jericó. Allí, un día, “al subir a Jerusalén”, les anuncia a los discípulos que será entregado a los gentiles…también allí, se relaciona con mucha “gente principal” como Zaqueo, jefe de los recaudadores de impuestos para Roma y otra gente común y corriente, como este mendigo y ciego. Para Marcos, que también lo relata, este ciego se llamaba Timeo. A pesar de su condición, tenía padre (Bartimeo) y familia conocida en la ciudad.
El relato de Lucas, nos permiten observar palabras y gestos del Maestro con una fuerza evangelizadora clara y definitiva. “Jesús se detiene, pide a los discípulos que le acerquen a ese ciego que grita…Hijo de David, ten Misericordia de mí, y cuando llega, ¿le pregunta…Qué quieres que haga contigo? Un Maestro religioso …que oye, se detiene…. y pregunta. Las palabras crean realidades, más todavía si son Palabra de Dios. Hoy, nuestra Iglesia está cuestionada …qué nos pasó que perdimos esta fuerza acompañada de ternura, la claridad acerca de la Misión y la Misericordia como forma y contenido de toda relación cotidiana. La Iglesia no ha salido de sí misma, no se ha detenido, no ha oído. ¿Los pastores y nosotros no hemos preguntado…Qué quieres que haga contigo? Pareciera que el camino de recuperación es, “en el Nombre del Señor…” repetir gestos y palabras del Maestro… y que las palabras y gestos sean en su Nombre…y creen realidad. Pablo de Tarso, nos diría, al oído, “Hagan la verdad con Amor”
Al parecer en este tiempo, luego del Papa Francisco de la visitas primera vez que leo en estas reflexiones dominicales una alusión al estado critico en que se encuentra la Iglesia en Chile como consecuencia de la inconsecuencia de algunos pastores.
Considero que los laicos junto con los pastores y sacerdotes no alejados de las enseñanzas de Jesús, deberíamos tener debates que permitan el reencuentro en la fe y en la mancomunión del pueblo de Dios.