Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
22 Nov 14
Lucas 19, 45 – 48
“Habéis convertido la casa de Dios en refugio de ladrones”.
“Jesús entró después en el recinto del Templo y comenzó a expulsar a los comerciantes que estaban allí actuando. Les declaró: «Dios dice en la Escritura: Mi casa será casa de oración. Pero ustedes la han convertido en un refugio de ladrones.» Jesús enseñaba todos los días en el Templo. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban el modo de acabar con él, al igual que las autoridades de los judíos, pero no sabían qué hacer, pues todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras
Nos encontramos hoy con un Jesús muy diferente a lo que hemos estado estudiando en las reflexiones anteriores. Esta vez, Jesús conjuga el pensamiento con la acción, y lo hace en forma fuerte, incluso con violencia, tal como lo relata Mateo cuando señala: Entró en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas y los puestos de los vendedores… Les dijo: «Está escrito: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones.» (Mt. 21, 12,13). Por otra parte, en Juan 2, 14-16 se lee: Jesús encontró en el Templo a los vendedores… y a los cambistas, sentados detrás de sus mesas. Hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del Templo…; derribó las mesas de los cambistas y desparramó el dinero por el suelo. A los que vendían… les dijo: «Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado.»
Algunos eruditos y estudiosos, podrán decir que es un caso aislado y que debemos tener cuidado de no sacarlo del contexto o circunstancias costumbristas de la época, minimizando este actuar de Jesús que, en mi opinión obedece hoy a mentalidades de una religiosidad conservadoras que encierra y limita la misión cristiana al ámbito del Templo y de la Sacristía. Para los verdaderos seguidores de Jesús, no debe haber separación, fe y vida son un todo, y nada que afecte a la suerte de los hombres debe quedar fuera del ámbito de acción de los cristianos.
El hecho que nos relata el Evangelio de esta semana, nos debe inducir a ver en Jesús a lo que en el último tiempo se ha ido observando en el mundo en crisis con el surgimiento de voces de “indignados” que se empiezan a levantar en el mundo para denunciar graves situaciones de injusticias que nacen del egoísmo, la ambición o codicia desmedida que impera cada vez más fuerte en la ley del mercado, carente de principios éticos y valores morales de humanismo que son algo irrenunciable.
Jesús da a entender su hastío a cómo los hombres manejan sus negocios en el mercado, primando por sobre todo la codicia y ausencia de comprensión para que en ese necesario proceso de la vida cotidiana haya solidaridad, fraternidad, equidad y socorro, indispensable para una armónica convivencia en comunidad. Ciertamente, esa actitud es totalmente contraria al ámbito espiritual como lo señala Jesús. ¿Pero no es el hombre, parte del Reino de Dios y su alma un templo? El hombre no puede desdoblarse en dos: espíritu y cuerpo. Por tanto, estamos ante una encrucijada. Si Jesús no acepta a los “mercaderes” en el Templo, puede colegirse que tampoco los acepta como tales en la vida cotidiana, cuando por sus afanes desmedidos de ambición en el “tener” o “poseer”, pasan a la categoría de “ladrones” como los califica Jesús. ¿Somos capaces de denunciar a los “ladrones” que hoy proliferan en todo el quehacer del entramado de la vida cotidiana? Son aquellos zorros vestidos de inocentes ovejas que esquilan a los débiles y desprotegidos, aquellos que adoran a ultranza al rey “dinero” por sobre todo. Recordemos lo que nos dice Mateo al respecto «Ningún servidor puede quedarse con dos patrones, porque verá con malos ojos al primero y amará al otro, o bien preferirá al primero y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero» (6,24).
Cuando hay miseria, hambre y ausencia de una salud digna, cuando los precios del mercado excluyen a importantes sectores de la población mundial, cuando hay elevadas cesantías por la especulación de agentes del mercado, ¿no son alertas de qué nuestra sociedad está fallando? Si Jesús volviese, ¿Cómo cree usted que reaccionaría ante grupos de cristianos que hoy se sirven de la religión y jerarquía? ¿Qué diría Jesús en una asamblea de las Naciones Unidas o del Banco Mundial? ¿Bendeciría a las diferentes bolsas del mercado?
Finalmente, los invito a reflexionar sobre lo que nos dice Juan: «Cuando alguien goza de las riquezas de este mundo, y viendo a su hermano que le cierra su corazón ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él?(1 Juan 3,17).
Difícil reflexión, ya que los que se dicen pastores de las ovejas lucran con ellas y es en todo tipo de credo. Como yo vivo en Chile doy fé que nos hemos convertidos en compradores compulsivos proyectando a los mercaderes cada vez más alto, como parar este vicio, puede comenzar en cada hogar, pero se acerca la navidad y el motivo principal comprar y comprar todo aquello que se nos ofrece y como el otro compro yo tengo que comprar algo mejor que suba mi status. Yo siento una tristeza enorme al comprobar que esta fecha no se enfoque a lo que realmente es el recordar el nacimiento de JESÜS que nuestro verdadero y único camino
Con espanto oí a un chico de 18 años, avalado por sus padres, que una vez rendida su PSU, elegiría la carrera que le permitiera “ganar más dinero”; y no por que no sea generoso, es más, me dijo: ¡como yo voy a ayudar a otras personas, si no tengo dinero!.
Creo que somos responsables de la civilización y cultura que impera en estos días; el dinero es el omnipotente, ¡todo lo puede!, consolar al empobrecido, dar salud al enfermo, educar con categoría y clase, y hasta garantiza un cupo en la universidad, y una familia feliz ¿¿¿¿¿¿??????; e incluso te permite ser bueno y generoso, porque puedes “ayudar”………..
El dinero no es malo per sé, es un medio de intercambio; pero……somos nosotros quienes le hemos atribuido el gran poder que ostenta. Hemos transformado nuestras propias identidades y nuestra sociedad en una “cueva de ladrones”.
La conciencia de que somos seres espirituales, y que la verdadera felicidad la logramos a través de espíritu; que la vida en este mundo es tan corta y que nunca alcanzará para cumplir las expectativas de la felicidad plena; además que tenemos la voz misma de Dios en la Palabra de Jesús, como el “manual”, “modelo”, “pauta”, “guía”, divino mensaje, que tenemos para alcanzar la plenitud en el Reino, y que nos anuncia una y mil veces, que no la encontraremos en los placeres mundanos; la verdadera plenitud la encontraremos en el Amor infinito de Dios, y tenemos sólo esta vida para lograrlo……….
En el fondo es el dinero que según en manos de quién esté, genera riqueza y bienestar en algunos y pobreza y desgracia en otros. En muchos casos es un sistema de vida que se transmite por la cuna en que se nace. El pobre nace en un hogar pobre y no puede salir de esa condición, vive en un círculo trágico sin esperanza, lleno de barreras excluyentes, sin oportunidades, marginado. Se crean mundos separados. Por una lado abundancia y por otro escasez, aunque los recursos sean suficientes para todos. Situación que genera a nivel nacional y mundial a una permanente lucha de estratos (clases) por el control de los medios de producción y consiguiente distribución según capacidad y necesidad. Es la lucha por cambiar el sistema por uno más justo en que el reparto sea: «De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad». Este pensamiento fundamental corresponde a Karl Marx que, con esa filosofía, dio vida al socialismo y comunismo leninista, conocido precisamente como “marxismo”.
Como ello no es posible compatibilizarlo con la naturaleza del hombre su natural egoísmo, lleva a sus seguidores a luchar para implantarlo sacrificando la libertad y la propiedad. He querido hacer esta reflexión para indicar que el cristianismo que busca la justicia en la solidaridad humana respetando la libertad parece una utopía. El Evangelio en su aplicabilidad en el mundo y máxime en los tiempos actuales de un neoliberalismo salvaje, no tiene cabida. Son dos visiones completamente antagónicas. Los cristianos debemos navegar en estas turbulentas aguas tratando de humanizar el modelo en la medida de nuestras posibilidades sabiendo que estamos contra la corriente y que la esencia del egoísmo que es un mal enraizado en el hombre es una barrera imposible de sobrepasar en plenitud. ¡Qué difícil es ser parte de la construcción del Reino bajo esta gravísima limitante humana!
«El liderazgo de hoy está enfermo de egolatría, famélico de poder y borracho de egoísmo» ha dicho el Papa Francisco en su reciente discurso ante el Parlamento Europeo (Estrasburgo 25.11.2014). Ha manifestado también: ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá́ encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, el trabajo que le otorga dignidad?
Los cristianos debemos actuar en nuestros medios y dejar el inmovilismo contemplativo. Jesús dio un ejemplo al expulsar a los mercaderes a quienes calificó de ladrones ¿No existen hoy en día enquistados en todos los ámbitos del mercado? En donde hacen y deshacen sin sanción alguna. Jesús fue ayer en el Templo y ahora un indignado!Y nosotras ¿qué?