Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
21 Nov 11
Lucas 21, 29-33
«Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca»
Jesús les propuso esta comparación: fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ustedes ven los primeros brotes, saben que está cerca el verano. Así también, cuando vean las señales que les dije, piensen que está cerca el Reino de Dios. En verdad les digo que no pasará esta generación sin que sucedan estas cosas. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mientras busco, desde la realidad que me rodea, un punto de partida para esta reflexión, leo que el tan temido y anunciado asteroide YU55, de 400 metros de ancho, acaba de pasar, el martes 8 de noviembre, a unos 325 mil kilómetros de la Tierra. ¡Qué bien, que alivio! Estamos salvados… por ahora.
Entre tantos anuncios apocalípticos que inundan los noticieros, los miles de películas catástrofe que pueblan las pantallas y los trabajos científicos que muestran, con fundamentos ciertos, que nuestra insensata civilización corre aceleradamente a su inevitable final, me pregunto cómo se habrán vivido en tiempos de Jesús los anuncios inminentes del fin de los tiempos.
Textos apocalípticos sobre el fin del mundo abundan ya en el Antiguo Testamento y en los Evangelios, donde Jesús se refiere al juicio final y llama a la conversión (estudios recientes señalan que el Jesús histórico, al pronunciar tales frases, todavía no había llegado a aprehender lo medular de su mensaje: amar y perdonar al enemigo; el Reino de Dios que ya está misteriosamente presente pero oculto, como grano de mostaza, como levadura en la masa, como la perla más preciosa…).
Hoy vivimos tiempos de confusión a nivel global, es bien cierto. Existe miedo y confusión. Crece la violencia y los valores parecen perderse en medio del tráfico de drogas y de personas; se derriten los polos, nos quedamos sin agua potable. Pero también es cierta nuestra dificultad para reconocer los primeros brotes que señalan la llegada del estío, del tiempo de cosecha, de buenas nuevas. Es decir, somos incapaces de leer los Signos de los Tiempos.
Frente a los agoreros que siempre ven el vaso medio vacío, que viven lamentándose de que el planeta se está envenenando por culpa de la ceguera humana y anunciando catástrofes a la vuelta de la esquina, ¿no somos capaces de ver el vaso medio lleno en la vuelta a lo simple, en la forma como nuestros niños enseñan a cuidar la naturaleza, a no contaminar? ¿cómo crecen las iniciativas no simplemente caritativas, sino vividas en solidaridad? Frente a las quejas por el caos urbano y los desórdenes provocados por indignados en Nueva York, en Madrid, en Santiago de Chile, ¿no llega a discernirse una búsqueda de cambios, no sólo a nivel educativo, sino ante las inequidades intolerables de nuestra sociedad actual?
No sabemos cuáles serán los resultados de tantas manifestaciones más o menos pacíficas, más o menos idealistas, más o menos manipuladas, pero que claramente existe la voluntad de dejar de lado el consumismo anestesiante y de buscar caminos creativos, lúdicos, novedosos para manifestarse.
Hoy, martes 15 de noviembre a las 10 de la mañana en Chile, cuando estoy por entregar esta reflexión, a la pantalla de mi computador llega la transmisión en directo de una acción pacífica emprendida por palestinos en Israel: han abordado un bus exclusivo para israelíes y piensan llegar hasta Jerusalén. Fuerzas del orden que los vienen siguiendo suben al vehículo para desalojar a los “freedom riders”. Estos aseguran que no lo abandonarán a no ser que los saquen por la fuerza. Una nueva señal de la lucha pacífica por el Reino de libertad, de igualdad y dignidad humana.
En estos tiempos en que la tecnología convoca a multitudes, transparenta información, acerca a pueblos y culturas ¿no estará también ayudando al despuntar de los primeros brotes anunciadores de la llegada del Reino de Dios? La humanidad avanza a tropezones. Los cambios no son inmediatos. Los tiempos de Dios no son los nuestros. Pero en todo ser humano – si, TODO – existe esa semilla del Reino que, tocada por la gracia, en ciertas situaciones puede brotar y desarrollarse.
Casi todos los pueblos de la humanidad, de todas las razas y en todas las épocas de la historia han sido víctimas del dominio y conquista por otros pueblos, o victimarios, a través de la guerra, imponiendo sus culturas, políticas y religiones con violencia desmedida, (desgraciadamente en nuestros días existen maneras muy efectivas para matar) lo que resulta incomprensible de esto, es que potencialmente cada victima puede llegar a ser un verdugo potencial. Clásico es el caso de algunas naciones que habiendo sido dominadas cruelmente, pasado algún tiempo, repiten este patrón conductual con el que fueron sometidos, por sobre otros pueblos.
Individualmente, la historia sagrada lo describe también, Caín mató a Abel, José fue vendido a los egipcios por sus hermanos, David mandó exponer a Urías a una muerte segura para encubrir el adulterio con Betsabè……..y así, estos son solo unos pocos ejemplos, de que la humanidad se comporta de manera similar siempre. No creo que el hombre actual sea más malo que antes y que merezca mayor castigo, ni que la corrupción sea mayor, sí, ahora es mejor publicitada.
Pero vino a la tierra un hombre diferente, uno que nos mostró el camino de Dios, y como acceder a su Reino, nos enseñó que el Amor es la genuina senda para alcanzarlo, que la verdadera posesión es tenerlo a El en nuestros corazones, nos dijo además, que en todos nuestros hermanos estaba Él, nos enseñó a perdonar y que la inefable libertad estaba en liberarnos de las cadenas de nuestras posesiones terrenas.
Somos sólo dueños de nuestros pensamientos y sentimientos, y mientras estos más alto vuelen en la Verdad, mayor será nuestra aproximación a ese hombre llamado Jesús.
Lejos de ser este fragmento del evangelio una amenaza, a mi me parece muy esperanzador, “los brotes de la higuera nos anuncian el verano”, después del invierno vienen días llenos de luz, en los que podremos saciarnos de los frutos cosechados después de la escasez invernal; se hace también referencia a la aproximación del Reino de Dios, y que cosa tan maravillosa vivir en la esperanza de participar de Él, conocer más cercanamente a Jesús, vivir en lo que como cristianos perseguimos, amparados bajo este Reino de Amor. Participemos de este anuncio a los que podamos; intentar cambiar el mundo es humanamente una utopía, pero no lo es para Jesús, solamente tenemos que optar,……. cada generación ha tenido su oportunidad.