Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
08 Mar 10
Lucas 4, 24-30
«Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judios»
«Y añadió: ‘En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria’. Os digo de verdad: ‘Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado, sino Naamán, el sirio’.
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó».
Hoy, 8 de marzo, se celebra el día internacional de la mujer. Tomamos prestada de Javé su preocupación especial por las viudas (cf.Is 1, 17) y les dedicamos esta reflexión. Ello también nos dice que Jesús conocía bien su sagrada escritura, que conocemos como Antiguo o Primer Testamento, y en que «bebía» su espiritualidad, en que conocía mejor a su Padre del cielo a quien llamaba «abba».
«…ningún profeta es bien recibido en su patria», o como solemos decir nosotros: «nadie es profeta en su tierra». La frase de Jesús, recordémoslo, no es solamente para describir una situación común, los que están en nuestro entorno nos enojan, no nos creen, etc. La frase de Jesús tiene un sentido muy profundo: nadie tiene privilegios en el corazón de Dios, los hijos de Israel, los hijos de la Iglesia, no son mejores ni más bendecidos que los demás. ¿Qué pasó con los profetas Elías y Eliseo? Como nos cuenta Jesús, que conocía los libros de los Reyes (cf 1Re 17-19; 2Re 2-8), ellos son enviados a extranjeros, a paganos, según el concepto de la época.
Los profetas Elías y Eliseo preceden en algunos siglos el gran movimiento profético de Israel del siglo VIII – V a. C. ¿Quiénes eran ellos? Los que denunciaban y anunciaban. Denunciaban lo que sentían como mal en su pueblo, en su país, y anunciaban a Javé, Su amor, Su justicia, Su misericordia.
Muchas personas contemporáneas nuestras son llamadas de profetas, uno de ellos, permítanmelo, es el brasileño D. Helder Câmara. ¿A quiénes escuchamos hoy? ¿A quiénes miraremos como verdaderos mensajeros de Dios?
Pensando y sientiendo las tragedias que sucedieron en nuestra América/Caribe, el terremoto de Haití, el terremoto de Chile, contemplamos el dolor, el sufrimiento perplejos y sólo con preguntas sin respuestas.
Acordémonos de los profetas. La profecía hoy, después de tantas lágrimas, está en manos de la naturaleza. Es ella que nos habla, que nos da signos, que nos implora: «no dañen la Creación de Dios». «Cúidenme, yo fui creada por Dios para que todos los seres puedan vivir en paz, en fraternidad, basados en la confianza, en la solidaridad, en la justicia, en el amor».
Escuchemos al profeta, escuchemos a lo que nos dice Dios por la naturaleza, abramos mentes y corazones para todos, como «las viudas de Sidón y los leprosos de Siria».
Recemos especialmente por los pueblos de Haití y Chile. Recemos unos por los otros.
Amén.
Gracias a todos los que han rezado por las víctimas del terremoto en Chile. Para nosotros ha sido un evento muy traumático, sobretodo, porque hemos podido constatar lo mucho que ha cambiado nuestra sociedad en pocos años. Estoy segura de que esta lección de humildad será motivo de frutos muy buenos y queridos por Dios para nuestra patria (De hecho, ya estamos viendo esos frutos)
Comparto con ustedes una reflexión que redacté para mi trabajo que resume el sentir de muchos chilenos.
Un terremoto sacudió nuestro suelo y remeció el alma de una nación que comenzaba a creerse invencible. El Chile de hoy no es el Chile de ayer y lo que hasta antes del 27. 02 intuíamos, se hizo patente con los acontecimientos de los que fuimos testigos después de la tragedia, los que tal vez nos sobrecogieron más que la furia de la naturaleza.
Estábamos tan cerca del cumplimiento de las metas económicas y sociales propuestas, era cuestión de pocos años más. Éramos ejemplo de estabilidad política y económica dentro de la región y nuestro posicionamiento país era cada vez más sólido. Éramos tan previsores y responsables que incluso la última crisis económica tuvo consecuencias mínimas en Chile al lado de otros países que aún no se recuperan de ésta.
Luego, la tierra se sacudió, el mar se levantó y nosotros despertamos. Pudimos ver lo que antes era invisible a nuestros ojos: Habíamos construido un desarrollo parcial enfocado en lo material, en las cifras, en líneas que delimitaban si una familia era pobre o no. Lejos estábamos de un desarrollo integral. Lejos estábamos de lograr metas país en el ámbito de la ética, los valores, las virtudes, y también en el ámbito espiritual. Lo esencial, se volvió visible para nuestros ojos (parafraseando a Antoine de Saint Exupery)
Y es así que vimos que lo que teníamos era éxito acompañado de individualismo, bonanza material acompañada de consumismo, estabilidad política acompañada de rencillas y desconfianzas que atentan contra el bien común. Frente a este panorama, muchos son los que resolvieron no conformarse y mostrar la otra cara de la medalla. Es así como después de la enajenación colectiva, el pueblo chileno se unió con más ímpetu que nunca en torno a uno de los valores nacionales más propios y ancestrales: la solidaridad. Y para que esta solidaridad sea efectiva, es necesario que se manifieste en un contexto de unidad y confianza. Recuperamos así valores esenciales del alma nacional y, de paso, nos recuperamos a nosotros mismos.
Todos los actores sociales de nuestro país están llamados a profundizar en esta reflexión y a preguntarse especialmente “¿Qué puedo hacer yo por el prójimo hoy?”. Los dirigentes de empresa debemos, por nuestra parte, asumir el rol social y ético que nos compete, además del económico. Las empresas son, hoy por hoy, un lugar privilegiado para desarrollar una cultura que se asiente sobre valores como la austeridad, la participación, la solidaridad, el esfuerzo, la lealtad. La forma en que hacemos negocios, la manera en que nos relacionamos con todos nuestros grupos de interés – ya sean clientes, colaboradores, proveedores, accionistas, etc. – marca la cultura no sólo de la organización, sino que de toda la comunidad en la que se inserta la empresa.
Benedicto XVI ya lo adelantó en su última encíclica Caritas in Veritate. El hombre es el origen, centro y fin de toda actividad económica, política y social. El desarrollo humano integral es el nuevo nombre de la paz.
He leído con mucha atención e interés el comentario e informe de Andrea, el cual es excelente. Me interpreta plenamente. Por ello, me he permitido reenviarlo a amis familiares, amigos y miembros de la Comunidad del Miami de Chile y Lationoamericanp, pues su exposición es muy clara y objetiva, teniendo como base el mensaje de Cristo para hacer un llamado a los dirigentes de empresas a asumir el rol social y ético que les corresponde al ser activos e importantes agentes de la suerte de la sociedad, que es una comunidad de personas y no meros entes de anónimos consumidores.
Tu exposición debiese tener una amplia dufusión en el mundo empresarial y ejecutivo, como asimismo, en los estamentos de formación universitaria.
Andrea, recibe mis felicitaciones por tu valioso aporte y por tu cada vez más frutífero acercamiento a esta labor de apostolado laico en la comunidad hispanoparlante del mundo de «Caminando Juntos».
Andrea
Es emotiva tu reflexión acerca del sentido del trabajo y el prójimo, el sentido de la vida y el rol de las empresas, de la solidaridad y el individualismo, de los valores nacionales y el egoísmo. Ciertamente comprometida, sincera y profunda, pero a mi juicio, equivocada. Cuando las emociones superan la razón se puede llegar a la locura. No estoy de acuerdo que concluyas, usando nuestro foro, que las empresas son el lugar para hacer la reivindicación social que requiere nuestro país. Nosotros hemos fallado en los valores que se inculcan en la familia, colegios, Iglesia, comunidades cristianas, de una forma de vida cristiana. La empresa es un reflejo de la sociedad pero no puede ni debe sustituir lo que ha sido el rol de la sociedad, sino que tiene un rol productivo. No se le puede pedir a las empresas lo que es el rol de las personas porque sería cambiar el sentido de las cosas, así como no le puedes pedir a un hospital que acoja los sentimientos de fracaso escolar, tampoco puede esperar que la empresa cambie los valores de la sociedad. Lo que digo no signfica impersonalidad ó indiferencia social, sino roles sociales diferentes.
Comprendo las angustias del momento, todos las sufrimos, pero el progreso del ser humano está en la capacidad que la razón controle las locuras de la emoción.
Un abrazo
Miguel Rivas
Esta reflexión de Davina, sobre el Capitulo 4 del Evangelio de Lucas, nos deja ver como Dios no discrimina a nadie en su misericordia; su compasión no conoce fronteras. Este texto nos muestra como los profetas de Dios son despreciados por la gente con la que ellos viven porque estos les revelan sus faltas y errores, pero el mensaje de Dios que ellos llevan siempre es bien recibido por los que están preparados para recibirlo. Jonás fue enviado a Nínive y la gente se movió al arrepentimiento. El Apóstol Pablo fue enviado a los gentiles y todos nosotros nos hemos beneficiado del Evangelio de Jesucristo que otros despreciaron. Los profetas de Dios siempre están con nosotros y nos advierten cuando andamos en pecado, pero nosotros no les creemos o estamos demasiado ocupados para escucharlos. La tierra tiembla y revela su naturaleza violenta, la muerte y el dolor nos toca de cerca y nos mueve al llanto y a la reflexión. El plan de Dios es que nadie se pierda y nos manda a que no solo miremos las cosas de abajo, sino también las de arriba.
Renata, nos hace un enfoque muy bueno sobre la visión de un pueblo y nos habla de lo que se puede aprender de la adversidad, así como también de como el hombre que va tan de prisa muchas veces equivoca el camino correcto a seguir.
Gracias y saludos,
José, Nueva York, USA
Estoy muy de acuerdo en el comentario de Andrea Valdivieso. El jaguar de Latinoamérica ha caído producto de un fuerte golpe de la naturaleza que nos ha hecho ver que lo material es nada.
Este terremoto y maremoto hizo salir en un principio lo peor de muchas personas, las que aprovechándose de las circunstancias y de la poca autoridad que hoy tiene carabineros, hicieron un pillaje desenfrenado e incomprensible tanto en el país como en el extranjero.
Nadie lo podía creer. ¿era eso el verdadero Chile? se preguntaban muchos, pero luego este pillaje logró ser controlado gracias a Dios y a la ayuda de las FF.AA.
Luego apareció la solidaridad espontánea de los chilenos, grupos de ayuda, muchachos, familias completas recolectando todo tipo de enseres para ir en ayuda de los afectados. Ellos mismos organizándose en caravana para llegar donde la ayuda gubernamental no había logrado llegar aún.
Definitivamente somos solidarios con nuestros hermanos, el sólo hecho de más que triplicar la meta de la teletón lo demuestra. Vimos como se unía la solidaridad del empresario con la de humildes cartoneros que hicieron una colecta para cooperar con sus hermanos en desgracia.
Creo que necesitábamos un golpe de este tipo para olvidarnos del consumismo y de lo material para volver a lo realmente importante, lo espiritual y la gran riqueza que nos distingue a los chilenos de muchos otros que es el ser solidario.
Oía el comentario de unos muchachos que estaban ayudando a gente afectada por el terremoto y fueron invitados a compartir lo poco que tenían las personas a las que estaban ayudando para compartir su comida. Estaban sorprendidos por este hecho pero a mi no me sorprendió en lo absoluto, la gente humilde es así de solidaria. Sólo me recordó una situación similar en Retiro cercano a Quilpué donde un grupo de alumnos de la Univ. santa María estábamos armando unas mediaguas después del terremoto del año 1965. La gente a la cual estábamos ayudando nos invitó a almorzar y en un principio nos negamos por un tema de conciencia, no queríamos quitarles parte de su comida, pero ellos insistieron, querían compartir con quienes le estaban construyendo su nueva casa.
Creo que fueron las pantrucas más exquisitas que he comido en mi vida por el hecho de ser compartidas con esta gente humilde, cariñosa y agradecida que compartía lo poco que tenían.
Eso mismo se está dando en estos momentos en Chile, el compartir lo poco que se tiene con los que aún tienen menos. Lo vemos a diario en las noticias como también a tantos y tantos héroes anónimos, algunos de los cuales dieron su vida por ayudar a otros.
Ese es el Chile que conocemos y queremos y que a los ojos de Dios ha de ser muy grato
Miguel Rivas, dice en relación al comentario de Andrea: «No estoy de acuerdo que concluyas, que las empresas son el lugar para hacer la reivindicación social que requiere nuestro país». Pues, en mi no estoy de acuerdo con ello, ya que al igual que Andrea, pienso que las empresas siendo entes impersonales y por tanto carentes de razonamiento y sentimientos, ellas son formadas, controladas y dirigidas por personas HUMANAS. En mi experiencia de 44 años de desempeño profesional en el ámbito empresarial siempre en altos cargos ejecutivos y directivos, pude comprobar que las empresas tienen un estilo, una vocación y espíritu diferente unas a otras, dependiendo de cuál es la formación humana de socios y directivos.
Es por ello, que es tan importante la formación profesional en valores, en lo posible, cristianos, de los hombres y mujeres que ocupan los cargos directivos superiores de la organización de una empresa. Pienso que un hombre y mujer de firmes valores en la verdad, la honestidad, la justicia y la solidaridad (amor fraterno) no debe quedar limitada a solo al mundo de su hogar y vida familiar, sino debe ser igual en todos los ámbitos de la sociedad, entendida como una comunidad de personas y no como una sociedad mercantil o de mercado. Recordemos que en Chile, aprox. el 72% es católico y casi el 90% cristiano.
Reitero mi total y absoluta declaración de concordancia al planteamiento de Andrea Valdivieso, expresada en mi comentario anterior.
Tal como ella lo recuerda, Benedicto XVI en su última encíclica Caritas in Veritate, nos señala que el hombre es el origen, centro y fin de toda actividad económica, política y social.
Efectivamente creo que puede haber un antes y un después a raíz del cataclismo que nos tocó vivir en Chile. Pero eso es posible que haya sucedido entre las personas que imaginaban que éramos los jaguares de la América morena, que el éxito se mide por el ingreso per cápita, por nuestra capacidad adquisitiva y, por último, por nuestra arrogancia de mirar en menos a todos nuestros vecinos. Mas, hay un grupo de personas que viene predicando en el desierto, por mucho tiempo, en que la inequidad en la distribución del ingreso es una verdadera iniquidad, en que el enriquecimiento grosero de unos pocos, empobrece a la mayoría de este país, y a los sectores más vulnerables no solo los empobrece sino que, además, los envilece.
Algunos se extrañan que se hayan producidos saqueos y hablan horrorizados de la pérdida de valores, ¿de qué valores hablan? De los valores que proyectan nuestros supuestos líderes nacionales a través de la TV que es el medio más utilizado. Líderes que se caracterizan por el doble estándar o doble discurso y frente a las pantallas de la TV hablan de la importancia de la familia, del cuidado de los hijos, de la educación y otros ítems, y en su vida privada hacen exactamente lo contrario. Ya no se casan, viven en pareja, el cuidado de los hijos se los delegan a las nanas, y luego los hijos se pierden y aparecen muertos, violados, asesinados en los campos aledaños; la educación y formación se la endosan a los profesores, como me tocó vivir tantas veces en las reuniones de padres en el colegio donde estudiaban mis hijos, y así podemos continuar con una lista interminable de falsos valores que proyectamos a la sociedad y, ojo, lo que es peor, a nuestros propios hijos. Nos espantamos por los saqueos practicados por la gente después del cataclismo pero aceptamos como legítimos los saqueos diarios de que somos objeto de parte de: bancos, supermercados, cadenas de farmacias coludidas,, compañías de seguros, AFPes, Isapres, compañías de utilidad pública como Metrogas, Chilectra, Aguas Cordillera, de todo un sistema que se sustenta en el latrocinio y donde ya no se respeta ni siquiera la ley de la selva.
Frente a tanta iniquidad, que ya no espanta a nadie, es bueno rezar, por lo menos para tranquilizar nuestras conciencias. ¿Qué podemos hacer aquellos que nos autodenominamos hombres de buena voluntad? Me siento perdido porque no tengo la RESPUESTA. Debo declarar hidalgamente que soy muy ágil y diestro en el diagnóstico, pero un burro en encontrar soluciones viables, sustentables, creíbles y capaces de quebrar o romper la cultura del consumismo, el exitismo barato, de la frivolidad, de la pornografía y así sucesivamente.
Por eso no existe un antes y un después. Es una seria advertencia que de continuar este sendero vamos a terminar como Sodoma y Gomorra y Dios se apiade de todos nosotros. Y eso es todo por hoy, y eso que amanecí optimista.
Aunque los profundos e inteligentes comentarios no tengan que ver con lo que yo he escrito como reflexión, me alegra que haya detonado tanta participación.
Davina Moscoso de Araujo
moscosodearaujodavina050@gmail.com