Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
27 Ago 16
Lucas 4, 38-44
La suegra de Simón estaba con mucha fiebre
“Al salir Jesús de la sinagoga fue a casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta, y le rogaron por ella. Jesús se inclinó hacia ella, dio una orden a la fiebre y ésta desapareció. Ella se levantó al instante y se puso a servirlos. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversos males se los llevaban a Jesús y él los sanaba imponiéndoles las manos a cada uno. También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían. Jesús salió al amanecer y se fue a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando, y los que pudieron dar con él le insistían para que no se fuera de su pueblo. Pero Jesús les dijo: «Yo tengo que anunciar también a las otras ciudades la Buena Nueva del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado.» Salió, pues, a predicar por las sinagogas del país judío”.
La suegra de Simón, persona mayor, es la primera discípula de Jesús. La palabra clave de esta lectura es “servir”. Ni siquiera sabemos su nombre de pila, sólo su situación y su ejemplo. No necesitamos ser conocidos, alabados, etc. para seguir a Jesús. ¿Cuántas personas se proclaman seguidoras de Cristo, realizan muchas labores y cumplen con rigurosidad los deberes religiosos, pero en su diario quehacer, son serviciales?
En cada historia de vida, por más humilde y modesta que sea – como la suegra de Simón (Pedro)- es una historia en que el Señor está presente, aunque la persona no se dé cuenta. Dios no hace distinción ni el Cristo Redentor, entre historia “importante”, grandiosa, terrible que sea, e historia pequeña, modesta, banal, corta, inocente. Esa vocación está en nosotros, lo que pasa que muchas veces no le damos espacio y la cubrimos en otras labores o actividades.
La historia oficial y la historia de la salvación son una sola y llegan hasta nosotros. Formamos parte de ella que no se cerró con el término del canon de la Sagrada Escritura. También somos llamados, convocados, también formamos parte de la Alianza de Dios con Su pueblo, así como hemos recibido la misión de dar bendiciones y SERVICIO para todos y todas.
¿Hasta qué punto respondemos al llamado de Dios, saliendo para nuevos sucesos y nuevas “tierras” (como Abrahán)? Confiando en el Dios que nos habla y nos acompaña, pese a los sacrificios porque dejamos nuestras seguridades y nuestros miedos. Dios es nuestro «pariente más cercano» o «pariente redentor» es el “Goel”(en hebraico redentor).
Varios textos bíblicos nos hablan de SERVIR como condición para el discipulado. Incluso uno del Primer Testamento, el único que intuye que el Mesías no será un rey poderoso. Es lo que conocemos como los cantos del SIERVO Sufriente, de Isaías: “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Is. 5, 11).
Jesús no es torturado, crucificado y re suscitado porque pecamos, sino porque quiso ser fiel al Padre y a su misión de SERVIR a los hermanos y al Padre hasta el final. Hay muchos otros textos que nos señalan el deber de servir. Recordemos por ejemplo a Mc. 20,26 “y el que quisiere ser el primero entre vosotros, sea vuestro servidor”.
Jesús permanece en la casa de Simón (Pedro). Al alba, salió y fue para un lugar desierto. Sabemos que en la Biblia, “desierto” es espacio de encuentro consigo mismo y con Dios. Jesús fue a rezar para profundizar cada vez más su relación con el Padre y pedir discernimiento del Espíritu para su misión. Pero la muchedumbre lo encontró y se pusieron a seguirlo. ¡Cómo nosotros del movimiento de apostolado laico (MIAMSI) nos angustiamos por falta de más seguidores! Hay ausencia de asumir compromisos y las excusas surgen a borbotones para acallar nuestra conciencia del deber de “servicio”.
Sigamos el ejemplo de Jesús, no le importaba que hubiese o no hubiese multitudes, sólo quería SERVIR anunciando en otras partes y a otras personas, la Buena Nueva del Reino de Dios. Si no podemos ir a otros lugares, tengamos presencia y SERVICIO en nuestro medio. Hoy el Evangelio nos llama. No miremos hacia otro lado. Dejemos nuestros miedos y demos un paso adelante. No se nos juzgará por lo que oremos, pensemos y/ estudiemos, sino por lo que hagamos en servir a Jesús a través de nuestros hermanos.
Gracias por esta reflexión,es bueno que se nos recuerde, que lo importante es servir no ser servido. A menudo nos olvidamos SERVIR, saber que nuestro testimonio de vida es muy importante,servimos con nuestra actitud, con amor.
Nuestro corazón se llena de gozo cuando damos una mano, o bien sabemos escuchar al otro, también es servir.Le debemos mucho al CREADOR, pues los invito a servir.
Me complica esto de las cuestionadas sanaciones que realizan hermanos separados en el nombre de Jesús, pues lo mismo que hacía el padre Tardiff sanando y dando testimonio del poder del espíritu santo (incluso, sanando a sacerdotes incrédulos a quienes solo les basta pedir ese don..)
¡Que bonito sería tener fé y practicar las sanaciones entre nosotros para dar mayor Gloria al Señor!