Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Ene 11
Lucas 5, 12-16.
“El leproso sanado”
Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: «Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.» Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda limpio.» Y al instante le desapareció la lepra. Jesús le dio aviso que no lo dijera a nadie. «Vete, le dijo, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como ordenó Moisés, pues tienes que hacerles tu declaración.» La fama de Jesús crecía más y más, a tal punto que multitudes acudían para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él buscaba siempre lugares solitarios donde orar.
“Señor si quieres puedes limpiarme” y Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda limpio”. Tantas veces hemos escuchado este pasaje de la vida de Jesús metido en la realidad que le rodeaba, cuantas veces nosotros también le dijimos a Él: ¿Señor si quieres? ¿Señor si puedes?
Me he planteado este encuentro con Él varias veces, y en muchas he sentido la respuesta, he escuchado su voz en mi mundo interior, nada fácil por cierto de atender, de estar alerta,” que quieres Señor de mi?”, para luego hacer como el enfermo de lepra: con “humildad y confianza” creer que de Él viene la liberación de alguna situación difícil en la que me encuentro, de El viene la luz que ilumina mi camino, de El viene la confianza en aquello que esta más allá de lo que buenamente puedo hacer, de El viene la alegría de sentirme amada y deseada desde antes de nacer; y en El me apoyo para vivir amando, dando con confianza, viendo esa realidad que me envuelve y con la cual me involucro, para poder encontrarme con otros y otras a los que puedo “si quiero” llevar la palabra, el servicio, mi testimonio, mi amistad, el anuncio de fraternidad y plenitud en el amor.
Quiero seguir buscando a ese Jesús que más allá de los milagros ve al otro, a la persona, al enfermo, al que tiene hambre de pan y de amor; al que sufre por situaciones injustas que como sociedad no hemos sabido solucionar o las hemos agravado, en menos cabo de la dignidad del ser humano.
Quiero encontrar al Jesús que vino para todos en estos días de la Epifanía; al decir de Isaías “La gloria de Yave amaneció sobre ti”. “Los pueblos se dirigen hacia tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora”, “Todos se reúnen y vienen a ti: tus hijos e hijas llegan de lejos” y s.s. cap. 60
Y así llega también Jesús para el leproso, para mí y para ti; para quedarse en cada corazón, en mi corazón y desde nuestras entrañas, mis entrañas decir al mundo que “¡Somos todos hijos e hijas de un mismo Padre!”
¡Cántale a Yave un nuevo canto!
Que todo el mundo lo alabe,
Que lo celebren el mar y cuanto el contiene,
¡Que levanten la vos el desierto y sus ciudades!
Gracias a Ustedes por darme la oportunidad de generar tan rica y variada reflexión en mi interior, por lo que dejo a cada una completar la meditación de este pasaje relatado por Lucas.
Un Feliz nuevo año 2011, en la paz y en el amor del Señor.
Gracias Gloria por tu reflexión,ojala podamos tener la Fe del leproso.