Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
06 Dic 10
Lucas 5, 17-26
«Hoy hemos visto maravillas»
Un día, mientras Jesús enseñaba, estaban allí sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea, de la región de Judea y de Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a sanar enfermos.
En esto, aparecieron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y buscaban cómo presentárselo a Jesús; pero, como no veían la manera de hacerlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron en la camilla a través del tejado y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo la fe que tenían, Jesús dijo:
«Hombre, tus pecados quedan perdonados».
Los escribas y los fariseos empezaron a pensar:
«¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?»
Pero Jesús, dándose cuenta de lo que pensaban, les dijo:
«¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados quedan perdonados, o decir: Levántate y camina?
Pues ahora sabrán que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados».
Entonces se dirigió al paralítico y le dijo:
«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
El se levantó inmediatamente en presencia de todos, tomó la camilla en que lo llevaban y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron maravillados y alababan a Dios, llenos de temor, diciendo: «Hoy hemos visto cosas extraordinarias».
Que buenos amigos resultaron ser los que llevaron al paralítico ante Jesús, además de eso, la fe que tenían era muy grande. Ellos estaban convencidos que Jesús era el único que podría sanar al amigo impedido. Además, fueron muy ingeniosos.
La casa en que se encontraba Jesús estaba abarrotada de gente, así también sus alrededores y resultaba imposible acercarse a ella; y mucho más todavía hacer ingreso a la casa, sobretodo portando una camilla con un enfermo.
Decía que eran ocurrentes ya que la solución que usaron fue que descolgaron al enfermo por el forado que hicieron al desprender algunas tejas del techo.
Seguramente para ellos resulto curioso que en lugar de sanar al paralítico de su enfermedad, Jesús lo sana primero del alma (tus pecados son perdonados) y luego le dice “toma tu camilla y vuelve a tu casa”.
En general esta lectura lleva a los predicadores y/o comentaristas a hablar del milagro en sí. Este, ciertamente es increíble. Yo me detendré, más bien en esos cuatro amigos portadores de la camilla del enfermo. Que buenos amigos eran, cuando, dejando de lado la curiosidad que significaba tener a Jesús en la aldea prefirieron ayudar al amigo impedido, aún pensando que iban a perderse toda la algarabía que significaba la presencia de Jesús.
En Chile tuvimos 33 mineros atrapados en las profundidades de una mina en el norte. Todo el mundo estuvo preocupado de ellos. Fue un milagro que se les haya encontrado, no solo con vida sino buenos y sanos, y que todo haya resultado mejor de lo que se podía esperar. Desafortunadamente se “farandulizó” el asunto. Entonces todo se planificó para estar presente al arribo de los mineros, al punto de postergar reuniones y viajes importantes para no perderse la oportunidad de salir en la foto.
Al mismo tiempo tuvimos entonces otros hermanos “mapuches” en huelga de hambre. Aquello, desafortunadamente a muchos no les preocupó mayormente, pues pensaban que para sentarse a dialogar, ellos debían dejar la huelga. Todo es cuestión política, es cierto pero, habiendo vidas de por medio no podemos seguir siendo tan tercos. Debemos convencernos que en nuestro Chile todos cabemos, es más, todos merecemos recibir el mismo trato. Entonces, me parece indispensable crear las condiciones para hacer una mesa de dialogo, siempre es importante conversar. Es necesario que tomemos en cuenta que el pueblo mapuche es tan chileno como nosotros o tal vez más, ya que ellos estaban acá antes del arribo de los conquistadores. Lo que ellos requieren, antes que nada, es una buena educación, y porqué no, aquellos liceos de excelencia también para ellos?
Además convenzámonos, los indígenas de todos los pueblos requieren de los mismos servicios que cualquier ciudadano. Desafortunadamente, por motivos políticos se les ha tenido siempre como personas de segunda clase.
El milagro sería que pudiéramos escuchar que le dijeran a nuestros hermanos mapuches, “tomen sus camillas y anden”.
Estimado Percy, me encantó tu comentario, porque te has salido de lo común para subrayar la importante y solidaria actitud de los amigos. Soy testigo que los amigos hacen milagros, milagros de curación, de renacimiento, de alegría de vivir, y entre ellos los chilenos en especial. También diste en el clavo integrando la solidaridad presentada en el Evangelio y la que necesitamos todos los días, especialmente hacia los más oprimidos y despreciados como si valieran menos. Ello lo dices.
Felicitaciones Percy
Me gustó el comentario Percy.Me gustaría tener más ánimo para participar en este grupo. Gracias por tu aporte, es muy interesante realzar lo importante de la solidaridad con los que tienen menos que uno.
Jesus se conectaba y relacionaba con la gente común; por ello fue criticado y le llamaron comilón y bebedor… una actitud amorosa de Jesús por los desposeídos… una actitud solidaria con los mapuches debemos tener… lo mismo pasa en México con nuestros indígenas..