Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
17 Feb 18
Lucas 5, 27-32
“No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que comen y beben con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.»
Podemos imaginar la escena… En un puesto de la plaza está un hombre despreciado por los judíos…. Leví (Mateo) era uno de los muchos cobradores de impuesto al servicio de los invasores romanos que habían ocupado el país… Las autoridades religiosas los consideraban pecadores y los demás los veían como ladrones. Seguramente Leví se sorprendió ante la llamada de Jesús… un “sígueme” dicho con tanta autoridad que no dudó en dejarlo todo, su empleo y su seguridad futura, para seguirlo.
Jesús rompe con todos los prejuicios, religiosos y sociales y al ofrecerle a Leví un cambio en su vida. Y Leví responde invitando a Jesús a un banquete, es decir, le invita a ser su compañero de mesa. Uno no se sienta a la mesa con cualquiera. La mesa se comparte con la familia o con los amigos. Ante la llamada de Jesús, Mateo deja la mesa de impuestos para sentarse con Jesús a la mesa del banquete del perdón.
Al aceptar la invitación de un hombre considerado pecador, Jesús provoca el reproche de las autoridades religiosas, pues con su gesto acoge a los excluidos como hermanos… de la misma familia de Dios. Escribas y fariseos, dirigiéndose a los discípulos, manifiestan su descontento… pero seguramente el comentario llega a oídos de Jesús y él responde rápidamente: los sanos no necesitan médico… Dios llama a quien quiere, Jesús de forma especial vino por los pecadores y les invita al seguimiento, pues están mal y necesitan médico. Él nos revela que Dios no es juez severo que condena y expulsa sino un padre (o una madre) que acoge y abraza.
El llamado de Jesús es para todos y todas… especialmente para aquellos de nosotros que estamos “enfermos”. Cuaresma es el tiempo propicio para escuchar este llamado de Jesús a transformar nuestras vidas y seguirlo por amor… como hizo Leví. Es el momento para dejar atrás todo aquello que, al igual que a Mateo, nos ata. La invitación de Jesús al seguimiento nos hace personas nuevas… menos egoístas y más solidarias.
Al respecto nos dice Francisco: “El amor de Dios recrea todo, es decir, hace nuevas todas las cosas. Reconocer los propios límites, las propias debilidades, es la puerta que abre al perdón de Jesús, a su amor que puede renovarnos en lo profundo, que puede recrearnos” (Homilía del Papa Francisco, 21 de junio de 2015).
Corina
Gracias por tu reflexión , «que el amor nos renueve»; bendiciones y saludos a la fraterna Bolivia