Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
05 Sep 11
Lucas 5, 33-39
«Vendrá un día en que les quiten el esposo y entonces si ayunarán«
Ellos (los fariseos y los maestros de la Ley) le dijeron también: “Los discípulos de Juan ayunan a menudo y hacen oraciones, lo mismo que los discípulos de los fariseos, y los tuyos ¿por qué comen y beben?” Jesús les respondió: “¿Pueden ustedes obligar a los compañeros del novio a que ayunen mientras el novio está con ellos? Llegará el momento en que el novio les será quitado, entonces ayunarán”. Y les dijo además esta comparación: “Nadie saca un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo. Nadie echa tampoco vino nuevo en vasijas viejas; porque, de lo contrario, el vino nuevo romperá las vasijas y así se derramará el vino y se perderán las vasijas. El vino nuevo hay que ponerlo en vasijas nuevas. Y nadie, después de haber bebido vino añejo, quiere del nuevo, porque dice: es mejor que el añejo”.
Hace poco, tuve una discusión interesante con una persona amiga. Me decía que ya era hora de modernizar los métodos de catequesis, empezando por el lenguaje bíblico. “¿Qué sentido tiene para los niños y jóvenes de hoy, que han crecido frente a una pantalla y manipulan diestramente botones de acceso a mundos de maravillas, que se les hable de pastores y corderos? La iglesia está totalmente pasada de actualidad”. Le argumenté que el lenguaje del Nuevo Testamento pertenecía a una época y una cultura determinada. Que a fuerza de escucharlo en misas dominicales, esas imágenes se han convertido en metáforas muy corrientes y familiares, tanto en el lenguaje hablado como el escrito. Para nuestra generación tal vez lo sean, me replicó. Pero no nos engañemos. A los más jóvenes nada les dicen. Incluso nosotros, que conocimos el Antiguo Testamento a través de los libros de “Historia Sagrada”, ¿somos capaces de distinguir entre un relato simbólico, uno pedagógico o uno histórico? ¿En qué está, dijo finalmente, el diálogo entre la ciencia y la fe?
Me avergonzó reconocer que en materia de ciencia y fe apenas conozco un Power Point llamado “Un Viaje Extraordinario” que te transporta fuera del planeta en imágenes aumentadas para llegar a contemplar, desde los confines del universo, tu propia pequeñez perdida en un mar de galaxias; y que, luego, te hace desandar el camino para introducirte en el interior de átomos y partículas, en el terreno conjetural de lo infinitamente pequeño. Es válido contemplar a Dios viajando con la física cuántica, una disciplina científica que sigue siendo un misterio para nosotros, comunes mortales. Para nuestro limitado intelecto resultaba más accesible la tesis desarrollada en un libro precursor de los actuales best seller titulado “La Biblia tenía razón”; en él se explica que los relatos bíblicos más conocidos sobre hechos extraordinarios, desde el Diluvio Universal hasta el cruce del Mar Rojo, habían sido causados por cataclismos terrestres que alguna vez sucedieron y nos fueron transmitidos por Dios a través de las intuiciones de nuestros ancestros, de la cultura o, incluso, del código genético.
¿Adónde quería llegar antes de ponerme a divagar en torno a la simbología del lenguaje bíblico? En este caso Jesús opta por liberar la religión de leyes y rituales vaciados de sentido, que coarten una vivencia sana y libre de amistad entre amigos. Y la novedad de su mensaje se expresa con imágenes sencillas y entrañables, como la de no remendar ropa vieja con prendas nuevas, doméstica tarea que hoy parece de otra galaxia y podría convertirse en la frase más misteriosa de todo este trozo del Evangelio en esta era de lo desechable. También usa otra imagen muy propia de una cultura mediterránea, la de colocar el vino nuevo en vasijas nuevas para evitar que el mosto, al fermentar, rompa las viejas y gastadas. Metáfora ésta que viene a cuento cada vez que se trata de poner al día algún método de evangelización, renovando no sólo el contenido sino el envase – hoy se habla de soporte – donde podemos estar cayendo ya no en misterioso mundo de la ciencia sino en el más accesible de la tecnología. Que la informática ayude a transmitir el mensaje es lo que intentan hacer sus humildes servidores, entregando en su propia pantalla, sea de ordenador, de Blackberry, de iPhone o lo que fuere, un mensaje renovado, ya sea en su profundidad teológica, en el enfoque crítico, en la liviandad o la cercanía con que ha sido hecha la reflexión, según el estilo o el ánimo de cada persona.
Interesante texto, que no siempre es claro. son 2 temas.
1° Los Fariseos siempre autoflagelantes y expuestamente místicos (ojo de la religión correcta, la que esperaba al mesías), se escandalizaban de que los discípulos no se les exigía sacrificios físicos, no así como los discípulos de Juan el Bautista. El Señor les responde con simpleza, porque aun estoy aquí, déjenlos que se gocen, parafraseando » ya tendrán 2000 años para ayunar y hacer sacrificios personales (voluntarios), cuando les sea quitado. Era un tema del momento, que no negaba el ayuno ni su propósito.
Me gusto la frase «que coarten una vivencia sana y libre de amistad entre amigos», porque esa es mi visión del evangelio, del cristianismo. No una, manda permanente de vida sacrificada y dolorosa. La vida tienen de por si sus dolores, para que voy a seguir una credo que me la complica más. La amistad con Jesús, y con Dios es el propósito del evangelio, la clave está en cómo hacerlo REAL y no místico. Una relación con alguien a quien conozco. Mucho o poco pero real y en crecimiento.
2° El Vino nuevo, me lo explicaron una vez, es la revelación de la palabra. Entendiendo por REVELACIÓN, cuando un maestro de la palabra no hace una analogía de un texto bíblico sino que muestra el sentido de Dios en esas letras. Algo que leíste 20 mil veces, viene otro y te lo explica y te sorprende hoy entiendes por el Espíritu que es lo correcto.
Vasijas Nuevas somos nosotros, el envase, el carácter del hombre, el Espíritu del Hombre. Si el sujeto no ha sido construido, su carácter, por Dios, No saca nada con recibir de la palabra nuevas enseñanzas. Se romperá y se perderá. El Espíritu del hombre es construido con vida diaria, problemas económicos, enfermedades, conflictos. En otras palabras sufrimiento con propósito. Esto construye y renueva el espíritu y el carácter de ese hombre.
El Vino Nuevo y el Odre Nuevo o Vasija Nueva, se complementan y conservan juntamente. Ambos van de la mano.
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, se trata de un texto no siempre claro.
Jesús se refiere al vino nuevo que debe guardarse en odres o vasijas nuevas en los tres evangelios sinópticos. El sentido de renovación, ya sea del espíritu del hombre, de los métodos de evangelización, de apertura a la novedad del evangelio surge claramente. Sin embargo, ni Mateo 9, 14-17 ni Marcos 2, 18-22 incluyen la contradictoria frase final: “Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere el vino nuevo, porque dice: ¡El añejo es mejor!” (ruego tomar en cuenta a quien lea esto que el texto que se publicó no es el correcto). ¿Acaso se refiere Jesús a la resistencia del ser humano a aceptar el cambio, la novedad? Me gustaría conocer tu interpretación. Te saluda
Maria Marta Raggio
María Marta: Muy enriquecedor tu reflexión. Oportuna para los tiempos actuales en que la tecnología y la investigación, nacidas de la capacidad de los hombres de racionalizar a la luz del avance de la ciencia del siglo XXI, nos obligan a nosotros los cristianos católicos -partiendo desde nuestras jerarquías- a dejar atrás una enseñanza y explicación tan añeja, infantil,propia para pueblos de bajísima cultura y nivel de inteligencia, que aleja a la juventud y a cientos de católicos.
La pregunta que te hizo tu amiga: ¿En qué está, finalmente, el diálogo entre la ciencia y la fe?, merece respuestas claras, precisas, alejadas de los misterios, dogmas y revelaciones «divinas» que no dan soporte a la razón humana. Dios nos dio la razón y debemos usarla. Por cierto, para llegar al mismo Creador.
Debo haber tenido sólo unos 6 o 7 años, cuando una tía me regaló mi primera Biblia en cuadros para niños, causó en mí tal embelesamiento, que pasé horas leyendo cautivada por las historias y unas láminas maravillosas de ese libro mágico, cuando traté que en mi hija (siendo ella una gran lectora desde muy pequeña) produjera el mismo efecto, fue en vano. Sin embargo conoció a Abraham, Moisés, José, María, etc., a través de películas que veía una y otra vez. Quiero graficar con esto que existen tantas formas de conocer la “Palabra”, apropiadas a las distintas generaciones; lo importante no son las formas, sino su profundo sentido, que es lo que el “mismo Dios” nos quiere comunicar.
Como algunos de ustedes ya han dicho, crear lazos de “amistad” con Jesús, usar su vida como referente en la cotidianidad, en este, el siglo XXI, en el convulsionado mundo actual, en la inmediatez, es un difícil propósito para los cristianos de hoy.
La “Palabra”, es transversal a los tiempos, su vigencia es real, y la simbología debe ser interpretada de acuerdo a los tiempos, la esencia es lo fundamental y lo transmisible.
No importa cuanto sean los avances tecnológicos, ni el conocimiento del cosmos que vayamos encontrando a través de investigaciones científicas, no podemos perder de perspectiva que el universo tiene un solo “Creador”, y estos avances sòlo nos confirmarán que conocemos muy poco de su magnifica obra.
“Fariseos” siempre existirán, se opondrán a los cambios, cerraran espacios a la verdad por convencionalismos. Nicolás Copèrnico tuvo que retractarse cuando dijo que el “mundo giraba alrededor del sol”,
En cuanto a esta lectura (Lucas 5, 33-39), el vino es la “Palabra”, el envase es la forma en como es presentado.
Lucas 5, el evangelio siempre repleto de conocimiento, demos gracias a Dios. No entendía quizás lo central de la parábola por la equivocación acerca del vino: “Y nadie, después de haber bebido vino añejo, quiere del nuevo, porque dice: es mejor que el añejo”. Revisando la Biblia de Jerusalén me di cuenta del error. Me había desconcertado porque el sentido es que el vino nuevo es el que ofrece Jesús y no es del gusto de los acostumbrados al vino añejo de la Ley. El vino nuevo como dice Daniel Moreira en su comentario es la completitud de la Revelación. No logro entender cual es la opinión de María Marta, la comentarista cuando habla de métodos de evangelización “renovando no solo el contenido sino el envase”. Desearía me aclararás que quisiste decir. Me impresionó mucho el comentario de Patricio Gómez, hermano en Cristo, nuestro Señor. Patricio me desconcertó por completo: “… dejar atrás una enseñanza y explicación tan añeja, infantil, propia para pueblos de bajísima cultura y nivel de inteligencia…” ¿Así es como consideras la parábola que nos trae Lucas? ¿Estás pensando en los evangelios o estoy entendiendo todo mal? ¿Eran de poca inteligencia y cultura los judíos en aquella época en que Jesús les regaló la parábola? ¿Acaso debemos escribir con nuevas letras los evangelios? Otra cosa Patricio, el dialogo entre la ciencia y la fe es muy limitado, son planos totalmente distintos, paradigmas diferentes. A esas alturas afortunadamente vinieron a rescatarme de mi desconcierto las palabras del comentario de Verónica Carvajal que sabiamente nos recuerda que la Palabra es transversal a los tiempos y su vigencia real, actual y eterna. Qué Dios nos ilumine a todos y nos de fuerzas para entender su mensaje a través de los evangelios.
Manuel Muñoz
Es lógico el desconcierto que expresa Manuel sobre mi comentario sobre “una enseñanza y explicación tan añeja, infantil, propia para pueblos de bajísima cultura y nivel de inteligencia” si ello se aplica literalmente a este texto del evangelio, como posiblemente a muchos otros que corresponden a la narración escrita de lo que en un inicio fue transmitido oralmente entre una cultura, sociedad y contexto histórico tan lejano y diferente al nuestro. Lo que he tratado de señalar es que al leer e interpretar los textos hay que hacerlo extrayendo de ellos el fondo, el mensaje, y no quedándose pegado en la forma, en las palabras aisladas, tal como se nos ha enseñado, en muchos casos, al menos en la Iglesia Católica bajo la forma de “historia sagrada”. Mi comentario no está referido a este evangelio en particular ni menos a las parábolas. Están referidos, en forma general, a la forma dogmatica de muchos de nuestros pastores que, más que explicar el Evangelio y la Biblia, lo repiten una y otra vez en la terminología de hace más de dos mil años y no lo llevan a la vida de hoy con un razonamiento que el nivel socio-cultural del siglo XXI es completamente diferente. Es, como por ejemplo, lo sucedido tiempo atrás en que a mis nietos se les explicó que iban a tener un hermanito porque su papá había puesto una semillita en la “guatita” de la mamá. El mas despierto dijo: ¡ya no somos niñitos! ¿Porqué no lo dicen en forma simple sin usar bobadas! Igual reacción nos pasó con el arca de Noé, el diluvio, el pecado de Adán y Eva. Dios nos dio la razón no para guardarla como un tesoro sino para usarla y poder comprender vivo su mensaje en cada instante y circunstancia de nuestra vida.
Estimado Manuel
El sentido de renovar el envase es el espíritu del hombre preparado, trabajado para difundir la palabra, como bien dice Daniel; son también los métodos «aggiornados», puestos al día, las nuevas tecnologías, la forma de acercarse a las personas hoy, desde la realidad que nos toca vivir, con una pedagogía actualizada.
OK Patricio, ahora te entiendo, gracias. Manuel Muñoz