Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
05 Sep 14
Lucas 5, 33-39
«Llegará el día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán»
En aquel tiempo dijeron a Jesús los fariseos y los letrados: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber». Jesús les contestó: «¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán». Y añadió esta comparación: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo, porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: Está bueno el añejo».
Se quejaban los fariseos que los seguidores de Jesús, sus apóstoles, no ayunaban ni rezaban lo suficiente y tampoco se comportaban siquiera como los discípulos de Juan, que sí hacían penitencia, ayunaban y rezaban mucho. Pero, lo que ocurría era que los seguidores de Jesús preferían, mil veces, estar con él mientras el Señor permanecía con ellos. Similar fue también la respuesta de Jesús a la petición de Marta en Betania, que fue tajante al decirle «Marta, Marta, muchas cosas te preocupan, pero una sola es la importante y esa es la que ha elegido María y es estar contemplándome y a mis pies. Aquí tenemos lo que es más importante en nuestras vidas, la presencia de Dios.
Me pregunto: ¿qué sacamos con estar horas rezando, haciendo mandas y penitencias si no estamos con nuestros hermanos a quienes tenemos tan próximos y nos necesitan, aunque ellos no lo digan?
Pidamos al Señor que nos ayude a darnos cuenta que lo que Dios quiere de nosotros no son ni rezos, ni sacrificios sino amor a nuestros semejantes.
El papa Francisco nos dice: “Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25,40). Esto nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra. Pero en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida.” Evangelii Gaudium #209.
Por eso a nosotros, nos corresponde ser los mejores: padres, hijos, esposos, hermanos, compañeros, vecinos. Debemos tender la mano al necesitado, también es importante o hacerlo a cualquier persona ya que hay mucha gente que, por soberbia o por orgullo no recurre a uno, pero si nos acercamos a ellos ofreciéndoles nuestra amistad o consejo, generalmente se abren y encontramos en ellos a personas muy distintas a las que habíamos tratado anteriormente.
Ayudemos y cooperemos para hacer de este, un mejor lugar donde vivir.
Isabel querida:
Muchas gracias por tus comentarios semanales, me ayudan mucho en mi propio camino de oración, son un gran aporte y dile a Percy que comparto plenamente su comentario, la oración tiene que estar encarnada en la vida y con las personas que caminan a nuestro lado.
Un abrazo
M. Teresa