Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
06 Sep 10
Lucas 6, 6– 1
“Estaban al acecho para ver si curaba en sábado»
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los letrados y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio». El se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado: hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?» Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo». El lo hizo, y el brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.
Lucas, es judío, “médico querido y amigo fiel” dirá Pablo. Lo conoció y lo hizo discípulo, cuando estuvo en Antioquia. Es el tercer Evangelio, escrito alrededor del año 75. Además, Lucas es autor de los “Hechos de los Apóstoles”. Es un relato de los primeros años de la vida de la Iglesia. Recomiendo este libro a todo el quiera iniciar la lectura de la Biblia, sin hacerlo “a saltos”. Partir leyendo a Lucas, es un buen comienzo.
Ciertamente, el tema es el sábado, el día de reposo para Israel. Un día para observar y no profanar. Se trata de una tradición muy antigua “seis días trabajarás, mas el séptimo es día de reposo para Jehová tu Dios” (Éxodo 20) Reviso las veces que el tema sale en los Evangelios y me asombra el lugar que Jesús le otorga. En este mismo capítulo, hay dos intervenciones del Señor en sábado. Pareciera que a Jesús le gusta ir al choque con el tema. No teme el conflicto, sabe que para los judíos era una norma importante, aunque les hace ver que no es tan así, se la saltan por conveniencia…” ¿quién de ustedes, si su asno cae en un pozo no lo saca inmediatamente, aunque sea día de reposo? (Lc. 14). En otra oportunidad, un sábado, los fariseos ven, con escándalo, como los discípulos arrancan espigas para alimentarse. Allí les recuerda que David, teniendo hambre tomó los panes destinados a la ofrenda en el Templo… y les dice “el sábado se estableció para el hombre y no el hombre para el sábado. El Hijo del Hombre es Señor… aún del sábado”.
Jesús no tiene empacho en desenmascarar, todas las burocracias, sean civiles o religiosas. Todas las fachadas…”sepulcros blanqueados”. Todas las veces que la norma se pone por encima de la persona. Todas las veces que, y aquí nadie está en condiciones de “tirar la primera piedra”, todas las veces que hemos puesto en la familia, en el trabajo o en la sociedad civil, condiciones, derechos, sin mirar o tomar en cuenta la situación del otro. Normas y requisitos sin humanidad. Hoy día, hago un homenaje a los “transgresores de normas vacías de humanidad”. A los que se atreven a saltar “la letra grande o chica” cuando ésta, menosprecia a la persona o atenta a su dignidad. Un homenaje a los que se arriesgan “a hacer excepciones”, a los que ven primero a la persona antes que la norma, o antes que “lo que corresponde”. Ellos son los profetas de nuestro tiempo. Los que anuncian que el Reino ha llegado.
Me atrevo a decir que Jesús es un trasgresor de normas vacías y libre frente a lo establecido, de esta manera anunciaba la Buena Nueva del Reino. Lo demostró, haciéndolo, cuando preguntó… “Mujer, dónde están los que te condenan…anda en paz, Yo tampoco te condeno” Cuando se arriesgó a ser descalificado…“Cómo es que vuestro Maestro come y bebe con pecadores”. Cuando se enfrentó a racismos ancestrales y a costumbres discriminadoras…“Cómo Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, una mujer, y además, samaritana”.
Cuando esto o algo semejante pasa entre las gentes de ayer y de hoy, el Reino de Dios está llegando (iba a decir, sucediendo) y nosotros somos llamados a que el Reino de Dios se haga real y visible. Que suceda, a través de estos y otros gestos cotidianos y sociales, sin acomodo.
Hace poco en Chile, la Iglesia intentó transgredir la norma, lo que corresponde, los prejuicios, la justicia humana (sin perdón ni olvido). Le fue mal con la petición del indulto por razones humanitarias. La invitación no fue acogida. Algunos vieron ocultas intenciones en su demanda. Otros consideraron inadecuadas las formas para darlo a conocer. (“los hijos de las tinieblas en sus negocios, son más sagaces que los hijos de la Luz” (Lucas 16) Sea lo que fuere, fue un gesto valiente, evangélico, anunciador del Reino.
Todo indica que no estábamos preparados para hacer realidad lo solicitado. El hecho reciente me trae a la memoria la experiencia de Pablo con la Comunidad de Corinto (1Cor, 3)”No pude hablarles de cosas del Espíritu sino como a niños en Cristo, les di a beber leche y no comida sólida, ustedes no estaban preparados ni capaces para digerirla” En palabras nuestras “no nos dio el ancho” para acoger la invitación al perdón. Jesús, con suave firmeza, le pide a la Iglesia que le diga a Chile…”El Sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el Sábado”.
Le felicito, Juan, por el hermoso y profundo comentario. Usted logra integrar en perfecta armonía los conocimientos bíblicos y la experiencia nuestra de cada día.
Muchas gracias
Davina
Estimado Juan
me parece muy acertada tu interpretación de la lectura a la luz del ejemplo de Jesús, pero con todo respeto no puedo compartir tu aplicación a la contingencia chilena. No veo por dónde puede significar transgredir una norma el que la iglesia chilena actual solicite indulto por razones humanitarias incluso a personas que cometieron concientemente torturas y asesinatos al amparo del estado y con toda impunidad en su momento.
Ejemplo de normas realmente transgredidas encontramos cuando en tiempos de dictadura, la iglesia encabezada por Silva Enríquez se arriesgó al defender a los perseguidos fuera cual fuera su procedencia y pensamiento político.
Un saludo fraterno
Gabriel
Estimado Gabriel, agradezco la valoración que haces de la aplicación a la contingencia de mi comentario.Siempre me han decepcionado y no pocas veces irritado, los comentarios , discursos y prédicas, en los diversos escenarios que fueren, cuando estos ni siquiera «rozan» la vida real y la contingencia.No era ése el estilo de Jesús de Nazareth. En cuanto a tu no aprobación, te explico: reconozco que me faltó explicitar más mi comentario por razones de espacio.Siempre entendí que los Obispos no hablaban de indulto ( en el sentido de borrar la pena o castigo impuesto). No era la idea de proclamar «aquí no ha pasado nada»sino más bien, reducir los tiempos o situaciones físicas, en casos calificados ( de edad, salud u otros) mitigando con ello las condiciones del cumplimiento. Los romanos, expertos en el Derecho, decían que la Justicia llevada a sus más altas exigencias,se puede transformar en la más alta Injusticia. Si eso decían los romanos,»cuanto más» debieran decir y hacer los creyentes en Jesucristo.
Espero haber dado respuesta a tu inquietud. Te saluda afectuosamente. Juan Zerón