Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
19 Dic 20
Lucas 7, 19-23
Pregunta de Juan Bautista y testimonio de Jesús
Y llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro? Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: “¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?”. En esa misma hora curó a muchos de enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Él, les dijo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.
Juan Bautista, que se encuentra en la cárcel, se entera de todo lo que ha dicho y hecho Jesús: cura enfermos, anuncia la buena nueva tiene compasión por los que sufren… Es una imagen muy diferente a la del Mesías que todos esperaban: un salvador que les liberara del yugo romano y que cambiara un mundo tan desigual e injusto para los pobres. Al parecer Juan tiene dudas. Él ha dedicado su vida al anuncio de la llegada de “aquél que es más fuerte que yo…”. ¿Tal vez se sentiría defraudado? Por eso envía dos de sus discípulos, para que sirvan de testigos, a preguntarle si él es el que ha de venir…
A la pregunta de los discípulos de Juan, Jesús no empieza por darles un discurso doctrinal. Les dice que vayan y cuenten lo que ven y oyen. Jesús responde con acciones: los ciegos ven, los sordos escuchan… y, como si supiera de las dudas de su pariente, añade “dichoso aquel que no se escandaliza de mí”.
Estamos terminando el tiempo de Adviento, época litúrgica en que nos preparamos justamente para la venida del Señor. Y, ¿qué tipo de Salvador estamos esperando?
Vivimos momentos muy difíciles con una pandemia que nos ha sorprendido y ha subvertido todos nuestros planes y seguramente muchos oran y confían en que Dios nos va salvar de esta crisis sanitaria. Y tal vez otros esperan que el Mesías arregle la situación socio política… o la situación de precariedad laboral… Pero al igual que Juan, no podemos desilusionarnos de Jesús por no cumplir con lo que esperamos que Él haga por nosotros.
El Mesías esperado ya nos ha dado su respuesta: los cojos… los sordos… los enfermos de Covid… Podemos ser testigos de la presencia sanadora de miles de mujeres y hombres que cuidan los enfermos con riesgo de su propia vida, de las y los que investigan vacunas anti Covid… Estas personas están haciendo lo que hizo Jesús en su tiempo.
Y nosotros también estamos llamados y llamadas a que sean nuestras obras, y no nuestras palabras, las que den testimonio de nuestra fe. No importa cuánto conocemos la doctrina de Jesús, si conocemos la Doctrina Social de la Iglesia o si hemos leído todas las encíclicas del Papa. Lo que importa es que demos testimonio del amor de Dios en cada uno de nuestros actos. Es de lo que otros ven y oyen que hacemos, que darán testimonio.
Ahora que terminamos un 2020 tan diferente y complicado para todos y todas, quisiera terminar mi reflexión diciendo que la muerte no tiene la última palabra y que Jesús nos trae siempre un mensaje de alegría y esperanza.
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