Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Dic 16
Lucas 7, 19-23
Anuncien a Juan lo que han visto y oído
Y llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro? Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: “¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?” En esa misma hora curó a muchos de enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Él, les dijo: Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia la Buena Nueva. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.
Hace pocos días me tocó visitar la Villa Padre Hurtado. Es un “condominio” de unas cien casas en un barrio popular en Santiago, donde unas religiosas atienden a algunos de los más pobres entre los pobres: los ancianos indigentes y abandonados. Como el día estaba soleado, pude ver en los pasajes peatonales que llevan a las casitas de madera recién pintadas, a muchos viejitos y viejitas que deshierbaban o regaban sus pequeños jardines, otros que leían el periódico, o simplemente se sentaban a tomar el sol y tejer o charlar…
Esas religiosas están haciendo lo que hizo Jesús: los residentes de la Villa reciben la atención médica para sus muchas necesidades (hay médicos, enfermeras, dentistas, kinesiólogos…), reciben también una alimentación adecuada y hay un personal que se preocupa de que su ropa esté siempre limpia. Y lo más importante, los que han sido abandonados por la sociedad tienen un espacio donde recuperan su dignidad. “Los ciegos ven, los cojos andan… y se anuncia la Buena Nueva a los pobres…”
Emocionan algunos ejemplos, como el caso de Doña Olguita, una señora encargada de la biblioteca de la Villa, que me contó cómo se preocupaba de los libros, cómo los prestaba y la importancia que tiene a lectura para las personas mayores… O el caso de Margarita, que iba apurada a sus clases de alfabetización porque ella no había aprendido a leer de joven…
Cuando a Jesús le preguntan si Él es aquel a quien esperan, no les da un gran discurso para probar quién es, sino que les muestra lo que hace. Los discípulos de Juan esperan un mesías guerrero, que los libere del yugo de los romanos y del rey Herodes… Pero Jesús les llama a ser testigos de un mesianismo diferente, que no se ocupa por el poder sino más bien por el servicio a los más pobres.
Así tendría que ser también nuestra vida: un testimonio permanente del amor a Dios y al prójimo. No se trata de andar por ahí diciendo: ¡Hey, miren… yo soy un cristiano…! No se trata de andar dando discursos y recitando pasajes de la Biblia o pronunciando interminables oraciones… Ser un seguidor de Jesús es tomar partido en la vida y con la vida misma a favor de los necesitados.
Los discípulos de Juan pueden regresar donde su maestro y dar testimonio de lo que han visto y oído… Así como yo les he relatado hoy lo que he visto y he oído en la Villa Padre Hurtado… ¿Podrá alguien decir lo mismo de nosotros? ¿Estaremos siendo testimonio de Jesús con nuestro actuar cotidiano? Viendo lo que hacemos y oyendo lo que se dice de nosotros, ¿podrá alguien concluir que efectivamente Jesús es el mesías que tenía que venir?
Confieso que últimamente me he sorprendido esperando los días de oscuridad, una señal de iluminación del cielo…..anuncios profetizados…pero mientras tanto no pongo las energías en lo que enseña este comentario, algo que hacen otros que no se dicen cristianos ni rezan, ni van a misa como yo
Muchas gracias